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Kiko
Benítez |
Querida Mónica,
Hace 17 años nos vinimos con Javiera, mi
esposa, y nuestros dos hijos a esta zona de la Región Metropolitana
que, a pesar de estar entonces azolada por
la agricultura química, la erosión
y la necesidad de leña de sus habitantes —lo que impedía
la subsistencia de cualquier árbol—, tenía una
luz norte única.
A nosotros se nos fueron uniendo un montón
de personas de las más diversas situaciones sociales y económicas
conformando un reducto que, ni más ni menos, se compone proporcionalmente
igual al resto de la nación. Pero gracias a todos nosotros,
Chicureo es hoy un enorme jardín al que volvió la vegetación, los
conejos, las
tórtolas
y codornices,
las culebras y los zorros. Estamos ambientalmente muy equilibrados
y la limpieza del aire a nivel del suelo es suficientemente alta.
Duele, entonces, que la publicación que
tú diriges, en el artículo
Colina's Hills,
indique que mi familia y yo, como los chicurenses originales, seamos
jóvenes, tengamos más de los dos hijos que tenemos
y mostremos un marcado nivel conservador.
Mónica, ni siquiera somos creyentes, además somos
atroces de tolerantes.
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Nuestra
casa, nosotros la hicimos, con nuestras manitos ¡y es de
tierra!
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Por supuesto que nuestra casa puede parecer un conservador palacete mediterráneo, pero si la observas bien no es más que la autoconstrucción de una casa de adobe por un "hippie trasnochado" como probablemente me calificaría el ministro Ravinet.
Sin ninguna duda hay mucha gente como la que tu
artículo describe pero son sólo algunos y oye, no
los vamos a cambiar con un artículo cargado de envidia o quizás
propiciado por algún
competidor inmobiliario de Chicureo.
O peor aún, quizás el único
de los creadores del artículo que se acercó a la zona
fue el fotógrafo, porque, fíjate,
poner a Mario Olavarría, personaje público, como vecino
histórico
cuando hasta hace tres años era Concejal por Providencia...
Además
que lo que primero hace cualquier persona —y sobre todo un
periodista—
cuando inicia una investigación es buscar en Internet donde
por supuesto te habrías demorado bastante poco para encontrarte
con este sitio web y la suficiente información como para no
quedar en vergüenza.
Piensa que si hubieran venido se habrían encontrado en el
centro de Chicureo con la población Los Ingleses donde viven
los trabajadores del campo de siempre que siendo también chicurenses,
están harto
lejos de la descripción dada por Giner y Villalobos, los redactores.
La cantidad de errores en que incurren es verdaderamente
insólita. Desde el número de familias en adelante...
Pero lo que más pena me da es la decepción
por un personaje que me parecía admirable y me refiero a ti, Mónica,
porque cuando asumiste la dirección de Cosas le estabas dando
un nuevo rumbo al periodismo en Chile y a la mujer en el periodismo.
Le diste seriedad
y perspectiva a una revista que fácilmente podía caer
en la tentación
de ser un simple pasquín como cayó ahora.
Enfocar a Chicureo como una zona de snobs ligados
a la derecha es equivalente a decir que todos los socios del Club
de la Unión son
arribistas, o que todos los del Colo Colo son rotos, o que todos
los de origen árabe o israelita son de una manera u de otra.
Creo que tú, Mónica, no Giner ni
Villalobos, nos debes una disculpa.
5/1/04: Aclaremos que según apareció publicado en
el diario El Mercurio, el sábado 27 de diciembre se casó en
Zapallar la hija de Mónica Comandari, por lo que nos parece perfectamente
entendible
que no haya respondido
durante las semanas de fin e inicio de año.