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Kiko
Benítez |
Después de una larga reunión con representantes de Piedra
Roja, motivada por las rectificaciones que ellos consideran que deben
efectuarse a mi comentario anterior, corresponde que retrase el que
publicaría hoy para dar la importancia que corresponde a esta
respuesta.
REUNIÓN
CON PIEDRA ROJA
Un
par de semanas después de publicado el comentario en cuestión,
me llamó Jorge Lamas, Gerente General del proyecto, indicándome
que estaba dolido con lo publicado, que ellos no sentían que
correspondía a la realidad, que estaban realizando un proyecto
de acuerdo a todas las normativas vigentes y en base a estudios calificados
responsables.
Frente
a mi oferta de que disponían en este sitio web del espacio
que les resultara necesario para efectuar los descargos que quisieran,
me respondió que respuestas de ese tipo le parecían
"acartonadas" y que definitivamente preferiría que
nos reuniéramos para analizar conjuntamente el asunto y así
poder demostrarme mi equivocación.
Reconocía
abiertamente, eso sí, que ellos habían cometido un grave
error al no haberse comunicado, ni haber participado más activamente,
con la comunidad.
Quedamos
de reunirnos algunos días después, reunión a
la que finalmente se disculpó de asistir por estar enfermo
pero a la que se presentaron Cristián Cominetti, Gerente de
Operaciones, y José Miguel Munizaga, asesor a este respecto.
En
una discusión amable y franca, en la que también participó
nuestra colaboradora Gloria Naveillán, se analizaron profundamente
los argumentos que había presentado Jorge Lamas, con fuerte
hincapié en que los estudios demostraban que la intervención
de las aguas lluvia efectuadas al interior de Piedra Roja, no afectaban
la situación original respecto a la cantidad de agua y puntos
de entrega, sino que sólo en su velocidad de llegada.
Concordamos,
entonces, que esto es lo que yo denominaba "agudizar" el
problema, preexistente, y para el que Piedra Roja comenzó el
estudio y construcción de "piscinas" de retención,
aguas arriba en las quebradas, de manera de reducir en cierto nivel
la velocidad del caudal y con el objetivo, de ser éste un año
de pluviometría normal, que no se produjeran mayores incidentes
durante la espera de una solución definitiva del Plan Maestro
de Aguas Lluvia, cuyas soluciones provisorias esperamos todos que
alcancen a llevarse a cabo en los próximos meses.
La
disposición de Piedra Roja, aunque no estemos de acuerdo en
varios de los aspectos tratados, sin duda es de las mejores y Cristián
Cominetti en este sentido fue enfático: Piedra Roja está
adoptando todas las medidas preventivas que le son posibles, están
participando activamente en todas las actividades que las autoridades
les solicitan y están preparados a cooperar con la comunidad
en cualquier emergencia que se produzca.
Y
en este sentido tienen mucha razón: son, en este teatro, un
actor responsable y activo pero no queda claro si "proactivo",
que es lo que marca, finalmente, la diferencia.
En
el intertanto se nos había criticado indirectamente que habíamos
dejado sin mención a otros responsables del problema de las
aguas, en especial, a las diferentes autoridades.
No
dudamos, más bien estamos plenamente seguros, que todo lo que
Piedra Roja pueda haber efectuado se ajusta íntegramente a
lo que la ley y las Autoridades imponen. Esto está fuera de
toda cuestión. Estamos seguros, también, que todas las
inundaciones en Santiago —sea Bilbao, Maipú, Pudahuel,
etc., etc.— se ajustan plenamente a lo exigido por la autoridad.
En
junio del año pasado publicamos "¡Es
hora de un nunca más!", luego de intensas
lluvias que por supuesto desbordaron las aguas de manera pavorosa.
Se va a cumplir un año y tenemos muchos planes de urgencia
pero ¡no se ha hecho nada! ¡Absolutamente nada!
¿Es
dable criticar a la autoridad? ¿Cuál autoridad? ¿La
que aparece casi un año después y a última hora?
¿La que aparecerá durante o después de las posibles
inundaciones? ¿Todas las que no aparecieron nunca ni aparecerán?
Lo que se está planeando hoy, y que de cumplirse se logrará
luego de sortear muchas dificultades, se debió haber realizado
hace meses.
No
es dable criticar a la autoridad porque en la práctica no tenemos
ninguna excepto para requerir financiamientos para realizaciones fuera
de la zona que no nos benefician en nada.
En
la práctica estamos solos obligados a desviarnos unos a otros
las aguas y los problemas, lo que por supuesto nos enemista, dividiéndonos
e impidiéndonos llegar a soluciones conjuntas.
PIE
ANDINO
Ante
esta ausencia de una autoridad que vele por el desarrollo armónico
de Chacabuco, las inmobiliarias deben recurrir a formas de presión
insólitas que les permitan negociar con el Estado. Como ejemplo
el camino Pie Andino, de Piedra Roja y Chamicero, que se mantendrá
como camino privado mientras el Estado no lo acepte como parte de
las mitigaciones viales que estas inmobiliarias están obligadas
a efectuar, mitigaciones que van a un fondo común nacional.
El camino seguirá como privado, con todos los riesgos inherentes
al elitismo que ello produce, durante un tiempo indeterminado.
Aunque
no logramos ver el cuatro, en el dos más dos de esta ingenería
comercial de Piedra Roja y Chamicero —dejar este camino como
privado equivale a tener un local sin vitrina en un mall, lo que obliga
a aumentar enormemente el gasto en publicidad para poder vender—,
tampoco lo distinguimos en los cálculos del Estado, el que
en vez de acelerar al máximo el desarrollo de Chacabuco, con
todo el beneficio consiguente para la Región Metropolitana
y las arcas fiscales, se diluye en consideraciones nacionalistas que
corresponden, por supuesto, pero que muchas veces resultan en un simple
freno a la inversión, tanto estatal, como empresarial y particular.
Otro
caso similar resulta también el Acceso Nororiente, donde las
inmobiliarias después de intrincados malabarismos lograron
que el MOP aceptara que parte de esas mitigaciones viales fueran a
subsidiar esta vía de manera que volviera a ser de interés
para los inversionistas, luego de la baja en la garantía que
introdujo el ex ministro Cruz. A pesar de ello, continuamos viendo
postergaciones en este llamado a licitación.
Surge
espontáneamente la exclamación sobre ¡qué
intrincada manera de hacer negocios! Y malos negocios, en el fondo,
por todas las diferentes aristas que se deben sortear para llegar
finalmente a la ganancia o beneficio.
¿Qué
pretende el Estado? ¿Continuar forzando aportes privados con
destinos inciertos? El resultado es que en Chacabuco todas las soluciones
se ven demoradas so pretexto de explicaciones muy poco convincentes.
EN
DEFINITIVA
Piedra
Roja ha demostrado un especial interés por rectificar lo que
habíamos dicho anteriormente. Esto es, según su explicación: