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Kiko
Benítez |
Nuestros
Tratados de Libre Comercio —TLC— con la Unión Europea,
Corea y Estados Unidos, aunque sufran de demoras, resultan inevitables.
Con
esta perspectiva el gobierno actual ha emprendido una serie de campañas
para ayudarnos a adecuarnos a los impactos que vienen, en uno u otro
sentido, favorables y desfavorables, de manera que obtengamos el mayor
provecho de ellos.
Sin
embargo, son campañas que carecen bastante de imaginación.
A
pesar de la intervención del Intendente Metropolitano en la
Casa de Cultura de Colina frente a un grupo reducido de agricultores
exportadores en la que recalcaba que lo que hoy produce la agricultura
de nuestra zona no es exportable, en lo que estamos básicamente
de acuerdo, por lo que instaba a ser creativos y buscar producciones
innovadoras e interesantes, no dejó de tener un enfoque "latifundista",
dirigido hacia las grandes inversiones, enfocado en que sólo
los grandes productores serían capaces de sacar beneficios
de esta nueva situación.
Desde
nuestro punto de vista, nada más al contrario. Y tiene que
ver con la absoluta ausencia de dirección del desarrollo de
Chacabuco a la que hacíamos mención en el comentario
"Aguas arriba de Piedra
Roja".
Los
TLC's permiten un cambio radical, aunque esperado, en Chacabuco, y
en especial a las zonas de "parcelas de agrado" como lo
es Chicureo.
Como
lo indica el Intendente Trivelli, nuestras futuras exportaciones no
serán los cultivos tradicionales —tomates, lechugas,
melones, etc.—, sino productos muy especiales, de cuidada producción
o elaboración, productos como los hongos y setas, por ejemplo.
De ahí el título de este artículo, porque en
el contexto de un TLC un Hongo está lejos de valer hongo, menos
si hablamos de variedades como las trufas y champiñones.
Por
supuesto que entre los campos tradicionales hay excepciones y entre
ellas destaca el Fundo Santa Carmen, de Carmen García
—sobre el que estamos escribiendo un artículo—,
que desde hace tiempo exporta la mayor parte de su producción.
Pero
pensar en que un campo de cultivo tradicional modifique sus prácticas
e infraestructura para cultivos de este tipo, es pensar en una inversión
enorme y en un cambio revolucionario en la mentalidad, costumbres
y conocimientos de los empleados. Muchos de ellos tienen niveles tan
altos de productos químicos prohibidos en sus suelos que demorarán
años en llegar a ser eficientes. Por el contrario, para una
superficie pequeña, asociada con otras superficies pequeñas,
la inversión es mínima para una gran productividad.
Un ejemplo resulta un grupo de productores de Lampa y Tiltil que ya
han exportado cientos de miles de claveles de corte a Holanda.
Además,
el TLC con Europa exigirá al productor, a partir del 2004,
un Certificado de Buenas Prácticas Agrícolas —baños
y vanitorios en cantidad acorde al número de operarios, etc.—,
lo que resultará mucho más fácil para un productor
mediano o pequeño, con menos infraestructura y superficie,
que para los mayores.
Un
par de ejemplos de frutas orgánicas
(para el precio productor considere un 20% o 15% del
precio venta) |
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Chirimoya:
1 k. - Precio: US $25.05 ($ 18.000)
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Kiwi
Precio: US $0.7 c/u ($ 500)
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Peras
Asiáticas
1 k. - Precio: US $17.05 ($ 12.200)
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En
Chicureo teníamos grandes extensiones de Kiwis y Peras
Asiáticas. Mire su jardín, capaz que todavía
conserve algunos ejemplares de alguno de ellos. |
En
un momento en que la demanda en USA y Europa por los alimentos provenientes
de cultivos orgánicos crece sostenidamente, es dable pensar
que muy pronto seremos una mayoría de nosotros, los "parceleros",
un grupo exportador importante. Otro ejemplo, una parcela de Lo Arcaya
ha sido el principal proveedor de perejil crespo de una importante
cadena de supermercados y de dos renombradas líneas aéreas
internacionales con sólo 2 mil metros cuadrados de cultivos.
Además tienen casa, jardín y piscina. ¿Cuántas
parcelas de cinco mil metros conoce usted que se encuentran actualmente
divididas en dos porque de otra manera el jardín resultaría
impagable? Sin duda, muchas.
Recordemos
además, que la Moët Chandon, la principal productora de
Champaña del mundo, se sitúa en menos de diez hectáreas
a hora y media de París. Pero esto ya es mucho. Diez hectáreas
para un cultivo intensivo es demasiado. El punto es que, en todo caso,
cualquiera con un pedacito de tierra productiva cerca de las grandes
capitales europeas es, simplemente, rico. Y eso es lo que hacen los
TLC's con nosotros, dejarnos de París casi tan cerca como lo
está la Moët Chandon, sólo a un aeropuerto de distancia
y del que estamos al lado.
Obviamente
que los posibles ítemes a producir requieren de un concienzudo
estudio antes de una elección, preocupándonos especialmente
por lo que tenemos a favor para no entrar en grandes gastos. Y lo
que tenemos son pequeños predios, agua potable, cercanía
al aeropuerto y un clima determinado que permite seguras floraciones
completas, lo que permite, además, la producción de
semillas y que era, justamente, lo que la Petoseed hacía en
esta zona antes de la llegada de las inmobiliarias.
Otro
ejemplo, visible en el cierro de mi propiedad y que todos pueden ver:
las Colas de Zorro. Sin ningún tipo de cuidado se dan magníficamente
a razón de 12 a 18 por metro lineal. Con cuidados y preocupación
podrían llegar a dar 30 de tamaño exportación:
30 a 45 dólares anuales por metro lineal de cierro de parcela...
y por lo menos un par de millones de pesos adicionales al año
por utilizar un área inutilizable y, esta cifra, después
de compartir el beneficio con los vecinos copropietarios del cierro
(de acuerdo, Massad dijo que un sueldo de dos millones era una miseria,
al año sería peor).
Pero
a lo que voy aquí es al cambio. Como postulaba Trivelli —lo
que justifica a su vez a Piedra Roja, Chamicero, La Reserva y las
otras Zoduc por venir—, viene un cambio en la rentabilidad del
suelo, cambio por el que muchos apuestan y trabajan por ello, que
terminará poniendo un límite al crecimiento de la ciudad
y que llevará a muchos de nosotros a vivir en las Zoduc y producir
en nuestras parcelas, simple y llanamente porque los ingresos podrán
llegar a ser muy altos.