CONVERSACIONES
CON OTROS SERES II
Después de una semana bastante
complicada en que viajé a
Antofagasta, al regreso me operaron de un abceso dental, en
seguida canté en “El Establo” acá en
Chicureo, luego me intoxiqué con antibióticos,
antiinflamatorios y analgésicos, todos recetados por
supuesto, para terminar ayer Sábado con un recital de
Los Blops en el Pub La Rosa...
¡Uf! recién
me vuelvo a encontrar conmigo nuevamente. Hoy por la tarde
recibí el llamado de Juan Pablo Orrego
con quién
nos encontrabamos comentando nuestra actuación de
anoche ( que a todo esto tuvo ribetes volcánicos ),
cuando comencé a
escuchar un golpeteo en la ventana, muy insistente y ¡oh
sorpresa! era una avispa, la misma con la cual habíamos
interrumpido nuestra conversación la semana pasada.
Después
de despedirme de Juan Pablo salí al jardín
y claro, era ella. Debo decir que no es una avispa común
y corriente; es de esas grandes y negras, casi azúl
y de aspecto entre maravilloso y aterrante. Sus alas
tienen un ligero toque de rojo
y su aspecto general me recuerda la imagen de un helicóptero “Apache” artillado
( de esos que aparecen un tanto abollados en las noticias
de Bagdad ).
—¿Hola avispa, cómo
estás?
—Yo bien, tiempo que no te veía,
incluso me introduje en tu casa para ver si te encontraba pero
no volveré a
hacerlo: tu gato, sabes, lo esquivé un par
de veces y la verdad es que no quise aguijonearlo,
todavía
estaría
con su naríz hinchada.
—¿Usas mucho tu aguijón?
—Muy
poco, es solo para defenderme y bueno, lo uso cuando voy
a poner huevos.
—¿Como así?
—Necesito
una araña de esas grandes y peludas para paralizarla
con una picada y luego poner mis huevos adentro
de ella. Así mientras
ella está inmóvil, mis larvas,
o niños como
les dirías tú, se alimentan
de ella. La verdad es que se me puede ir
la vida
en eso ya que la araña
se defiende pero generalmente ganamos nosotras
las avispas.
—Mmm, no me gustaría para
nada que me picaras.
—¿Cuanto tiempo llevas
viviendo aquí? —me
preguntó
—Siete años.
—¿Te ha picado
alguna de nosotras, incluyendo esas mas chicas que yo, que
abundan
en tu techo?
—No, la verdad que no —le dije
acordándome
de los enjambres que hay que cruzar
en primavera.
—¿Me dejas pararme en tu
mano?
No me gustó para nada la proposición
pero sentí que
en ella había algo que
superaba a su aspecto, que
definitivamente no era un “Apache” acribillando
al resto con cuatro individuos
aterrrados adentro sino que
un ser absolutamente seguro
de sí mismo y ...pacífico.
Después
de asentir voló hacia
mí, se posó y
caminó lentamente
por mi mano como investigando
cada
poro y pelo que se iba encontrando
con unos rápidos movimientos
que demostraban una alerta
total pero a la vez soltura.Me
vino una emoción súbita
mientras ella mirándome
fijo me dijo:
—Interesantes
olores los que hay aquí,
feromonas mezcladas con
metal, tabaco también,
pero prefiero el pólen,
es mi olor y alimento preferido.
Ah... y recuerda: tengo
la capacidad
de hacer mucho daño
y dar muerte en cualquier
momento pero no ando sembrándola.
Adiós, nos vemos
otro día.
En el momento
en que me despedí de
ella se me vino la imagen
de un samurai vestido
con sus mejores ropajes
y armado
con su mejor espada.
A continuación
me di vuelta para hacerle
cariño
a uno de mis perros,
el Luca, un quiltro
de aspecto poco amigable
pero bueno y fiel.
Se
llama así porque
un día bromeando
con Mario, el jardinero,
le pregunté:
—¿Mario,
cuanto creís
que vale este perro?
—Luca
jefe, no más de
luca —me contestó riéndose.
Y quedó con
ese nombre.
—Hola
Luca —le
dije
(Bostezo
de Luca )
—Luca, contéstame esta
pregunta: ¿Qué prefieres,
un buen hueso
de esos que te trae el Mario o un conejo fresco recién
cazado?
—Sí —me
contestó.
—¿Sí qué Luca?
—Sí amo.
Definitivamente
Luca
no es muy
comunicativo
ni
muy...
bueno no lo voy a
decir
para
no ofenderlo.
La próxima semana tengo una interesante
conversación
pendiente
con dos seres más pero no puedo adelantar nada.
Apenas
nos juntemos les contaré.