Mantengo la calma,
el cejillo, la lista de canciones, el cierre del pantalón, un, dos, tres
ya, pero la barra sigue en guerra:
"...albuco,
...albuco ...an Miguel ...an Miguel"
Me siento en la
silla, arreglo el micrófono, son momentos difíciles "...albuco
...albuco ...an Miguel ...an Miguel..."
- Buenas Noches
- les digo.
Baja un poco el
volumen, canto "Qué lindas son las mañanas" y poco a poco
se prenden encendedores, el público se ilumina con sus improvisadas antorchas,
y me siento cada vez más a gusto.
El Titanic se sigue
hundiendo en todo caso y no hay nadie que pueda controlar a esos doscientos y
tantos niños. Pero cantamos juntos Navegante, Los Momentos, Quiero Paz,
me piden salir dos veces más y me siento contento de poder compartir una
vez más con voz y guitarra con estos locos cariñosos de Calbuco.
Una vez terminado
todo el protocolo de los bis y el saludo con el animador, me esperan Mauricio
y su mujer Nancy muy contentos a la bajada del escenario.
Estaban contentos
y felices porque ya con esto se les despejaban las dudas que pudieran tener respecto
al desarrollo total del evento. Sólo quedaban Macarena y Marcela que tenían
que fundirse en los colores de su bailar vertiginoso una vez más para finalizar
la Coronación de Reinas de Calbuco con las cuales Calbuco quedó
muy bien representado.
Mientras ellas
bailaban recibí en realidad la mejor opinión que un músico
puede recibir: la de sus pares. Los músicos cubanos habían escuchado
toda la actuación, les llamó la atención que pudiera actuar
sólo acompañado de mi guitarra.
Yo también
los felicité a ellos, son músicos de conservatorio que han estudiado
y trabajado años y se nota.
Mientras se desarma
todo lo que hay en el escenario nosotros guardamos nuestras cosas y salimos del
gimnasio. Subimos a los autos, otros al van, etc... Son las 2 AM del Domingo y
nos quedan 3 horas de camino para llegar a Valdivia.
La luna creciente
en su mitad exacta, se destaca sobre un cielo casi negro de estrellas. La visión,
más que poética, es un tanto inquietante y pienso en los astronautas
y en la muerte. Hay algo de muerte en la luna de una avanzada madrugada, esa desnudez
pálida y contrastada que, por muy acompañada de la calidez angélica
de las estrellas, da escalofríos.
Poco a poco nos
vamos encontrando con bancos de humo en el camino, no de niebla. La niebla te
deja ver algo, el humo nada. Casi chocamos con un camión detenido en el
medio del camino.
- ¿Qué
hago? - me dice Mauricio.
- Pone primera,
baja las luces - le digo.
El además
pone el flasher, el triangulito aquel en nuestros tableros.
Después
de más de un susto llegamos al peaje para tomar la ruta 5 hacia Valdivia.
Pero, oh sorpresa, la niña del peaje tiene un teléfono en la mano
y nos informa que el tránsito está suspendido hacia el norte por
un choque múltiple entre Puerto Montt y Puerto Varas debido justamente
a los bancos de humo que hay en toda la zona.
Volvemos atrás a una bencinera con café, hot dogs y todo aquello.
Estoy agotado, me compro un chocolate, navegando aprendí que el chocolate
te da más energía, pido además un café cortado. Saco
un mapa y gracias a los bomberos, descubrimos que tenemos una alternativa vía
camino al aeropuerto por Las Lomas y Puerto Varas.
A las 4 am nos
subimos a los autos y emprendemos el camino alternativo que nos tomó una
hora entre Puerto Montt y Puerto Varas ya que estaban todos los camiones y autos
de la ruta 5 intentando caber en un sendero de una pista y media de tierra.
Logramos pasar;
poco después supimos que uno de los puentes de madera se cayó con
camión y todo y ese camino también quedó cortado.
Le Chili coup
en deux indefiniment...epouventable!.
Salimos finalmente
a la carretera y Mauricio después de manejar unos 40 kms. colapsa:
-No puedo más
-dice.
Yo ni me ofrezco
de voluntario.
Macarena toma el
volante, oh la jeunesse! Maneja como baila, fantásticamente bien,
Schumacher en femenino.
Comienza a amanecer
cuando tomamos el camino troncal a Valdivia. El amanecer es mágico, por
muy cansado que uno esté no te deja indiferente, esa evocación
a lo primigenio, a lo esencial, esos colores de útero espacial, del jardín
del Edén, hecho mierda pero Edén al fin, con ese canto de los pájaros
que sólo entonan antes de salir el sol, la música más fina
y sofisticada, pura alabanza intuitiva.
Nosotros como hobbits
de vuelta de Mordor recibimos este amanecer como un bálsamo.
Llegamos finalmente
a Valdivia, el auto parece de barro o de greda más bien, un poco más
tarde llega el van con los músicos, el tercero, el van del sonido, quedó
detrás del puente que se cayó así es que volverán
a lo mejor por barco, después de todo a Valdivia se puede.
En casa de Nancy
y Mauricio nos espera una cazuela de ave cocinada en un ollón enorme digno
de Obelix. Hacía tiempo que no tomaba un desayuno tan rico, tan sureño.
Después
de conversar un rato en un estado de cansancio general, algunos incluso están
enfermos, partimos cada uno a su destino después de una emotiva despedida,
pensando que a lo mejor nos vemos nuevamente o quizás, lo más probable,
nunca más. Esta profesión es así, llena de encuentros efímeros
e intensos que quedan registrados en algún rincón de la memoria
de cada uno.
El resto ya es
un poco rutina: aeropuerto... avión... intentas reclinar el asiento para
descansar y te vas para adelante porque ya no se reclinan como antes, no quiero
come,r sólo tratar de dormir, lo que tampoco logro.
Paulina amorosa
me espera en Pudahuel y después del breve trayecto a la casa caigo como
piano en mi cama. Fueron 33 horas sin dormir, fueron 33 horas despierto y abierto
a lo desconocido.
Hasta la pr{oxima
semana , saludos,