ROBO ORGANIZADO
La
semana recién pasada, la última de Marzo, en un
sello discográfico conocido a nivel mundial y con sede
en Chile, fueron despedidas trece personas.
En
otro sello tan conocido como el anterior se decidió no
invertir mas en grabaciones sino solo editar lo que viene ya financiado
y hecho desde afuera. Es decir no mas grabaciones chilenas ya
que requieren pagar estudio, músicos, arreglos, etc. cosa
que no hay que hacer con un disco de los Rolling Stones o Shakira
por poner un ejemplo.
¿Culpa
de una política no comprometida con lo nuestro? ¿Una
vez más nos han invadido. ..bla, bla, bla?
Siempre
para que haya un invasor habrá un invadido que le abrirá
las puertas pero este no es el caso que me inspira a escribir
este
artículo.
Los
responsables de este desastre para la música nacional somos
cada uno de nosotros, las autoridades políticas y quienes
abundan: Los ladrones de siempre que comercian con lo que nos
les pertenece.
No
hay industria discográfica que pueda sobrevivir, ya en
un mercado pequeño y frágil, con un 40% de discos
piratas en las calles. ¿Qué haría cualquier
empresa chilena, municipio o ministerio que viera su presupuesto
recortado en un 40%? La respuesta sobra.
Analicemos
las responsabilidades:
1.-
Cada uno de nosotros: Al comprar un disco pirata (esos que se
venden en el paseo Ahumada, en Providencia, en el Persa Bío
Bío y en todas las ciudades y pueblos de Chile en forma
ilegal) , estamos comprando un producto robado. Detrás
de un disco pirata hay autores que ya no reciben sus derechos,
hay intérpretes que ya no reciben su "royalty"
o regalía, hay un sello cuya inversión se fué
al tacho y hay un fisco que ya no percibe lo que le corresponde.
El caso con los libros es exáctamente el mismo. No es el
caso con un encendedor o un álbum de fotos donde no hay
propiedad intelectual involucrada y cuyos fabricantes, o autores
en este caso, fueron pagados.
2.-
Las autoridades políticas: El argumento mas aberrante que
he escuchado de Alcaldes e incluso Diputados, algunos muy populares
es que el vender discos y libros piratas constituye un paleativo
para la cesantía. Es decir si no tengo trabajo, robar en
forma organizada no implica delito alguno, teoría que no
se sostiene ni siquiera en tiempos de guerra.
3.-
Los ladrones de siempre: No voy a culpar a la señora con
guagua en brazos que pone 50 discos sobre un paño en la
vereda. Estoy seguro que sabe tanto de propiedad intelectual como
yo de submarinos. Pero detrás de ella hay fábricas
clandestinas, y ahí están los ladrones que venden
millones de discos al año y cuyo enriquecimiento ilícito
está dando paso a verdaderas mafias organizadas con abultadas
cuentas bancarias, automóviles de lujo y bienes raices
de importancia.
Si
queremos mantener a nuestros artístas vivos, no nos hagamos
cómplices de un delito flagrante y cuyas consecuencias
ya son previsibles: el fin de la música y la literatura
nacionales.
Nosotros
los chilenos que somos tan dado a la moral de gran altura, apelemos
a nuestra honradez en este delito que parece tan normal, y no
hagamos nuestro el slogan impreso en unos stickers que me hizo
sentir mucha verguenza en una gira a Suecia: En Estocolmo, en
una vitrina, había pegado uno de éstos con una banderita
chilena a un costado. Le pedí a mi amigo que me lo tradujera,
decía: "Si ve a un chileno robando, déjelo,
es su costumbre".