Todavía
recuerdo la primera versión del año 2000 donde nos acusaron de pretenciosos,
copiones y variados adjetivos negativos.
Digo nos, porque
este premio nació de la SCD (Sociedad Chilena del Derecho de Autor), entidad
de gestión en la cual soy miembro de su consejo directivo y socio fundador
ya hace 15 años por reelecciones consecutivas.
Es verdad que la
primera versión estuvo plagada de errores, descoordinación, espacios
de premiación interminables, entre muchos otros, pero sin duda nos sirvió
a todos para ir mejorando las siguientes versiones y creo que ésta recién
pasada, si bien no libre de defectos, consolidó definitivamente este premio
ya querido y asumido tanto por artistas como por el público en general.
La unidad de los
artistas chilenos no ha sido tarea fácil de llevar a cabo. Primero porque
nunca existió, segundo porque los últimos cuarenta años,
tremendamente innovadores en todas las disciplinas del arte, tendieron mas bien
a una dialéctica constante y sostenida entre academicismo y originalidad
intuitiva, entre populares y doctos y por qué no decirlo, entre ricos y
pobres sobre todo en Chile como lo vivimos y lo conocemos.
En este Altazor
2002 sentí una emoción muy fuerte, muy grande, al ver que en el
Palacio de Bellas Artes de Santiago de Chile estaba sentado junto a figuras tan
importantes y a su vez tan disímiles como José Balmes, Mama Soul,
Ricardo Yrarrázaval, Pablo Herrera, Lidia Olmos, por nombrar unos pocos,
en un programa conducido por Andrea Tessa en forma destacable.
Si en ese momento
Bellas Artes hubiera sido abducido por un OVNI a lo mejor habría que haber
reinventado el arte en Chile. Las consecuencias de un evento como éste
que hemos vivido la noche del lunes, me parecen fantásticas porque ¿qué
mejor que conocernos unos a otros, qué mejor que sentir curiosidad por
leer a José Miguel Varas, o por escuchar a Jorge Díaz tocando Jazz
en guitarra como lo hace magistralmente?
Esta no es una
inquietud sólo para nosotros, los artistas chilenos, sino también
por el público que vio la transmisi6n por Canal Nacional, porque te despierta
la curiosidad, el amor por lo nuestro, en un mundo globalizado que amenaza con
devorarnos o en el mejor de los casos pintarnos la cabeza con látex gris.
Estoy seguro que
Altazor está calando hondo en los chilenos, estoy seguro que nos está
sacando de nuestra ignorancia y también estoy seguro que nos está
dando un sentido de unidad necesario y sin precedentes.