Momentos de Eduardo Gatti

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Viernes 15 de marzo, 23 hrs.
RECITAL DE EDUARDO
Mesón Nerudiano

Dominica 35 - Barrio Bellavista
Audio: DEL VOLAR DE LAS PALOMAS
Juan Pablo Orrego
Interesante participación de Eduardo en bajo eléctrico.

El día ya se ha puesto
la flor que se cerró
escondiéndome callada
su corazón de olor

La tarde ya se fue
tus ojos no me miran
y mi paseo triste
es una eternidad

Yo vengo aquí a cantar
la pena de mi dolor
que es una pena tan chiquita
que ni puedo entender yo

El cielo se cristaliza
la luna parece rondar
mil estrellas distintas
que no pretendo distinguir

Mi pequeña mujer callada
un silencio me dejó
los amigos desde lejos
me hablan de su amor

yo vengo aquí a cantar
la ceguera de mi ser
que es una ceguera tan grande
que ni la luz me deja ver

Ven que te quiero decir
dar, compartir
tanto querer
ven que tenemos los dos
mirar, callar
tanto que hacer

y nos iremos los dos recogiendo
grillos y piedras por los caminos
para irnos después devolviendo
por otros lejanos derroteros

Tú ya te fuiste
tú quizás también te irás
recorriendo esas playas
buscando sin cesar

y de tanto ir hurgando
tu corazón florecerá

si para ti ese día llega
será nuestra felicidad

Yo vengo aquí a cantar
del volar de las palomas
que vuelan ciegamente
para un día anidar

Nuestras manos enredamos
rezamos sobre un colchón
jugando con nuestras risas
y llorando también

y vamos así luchando
a veces sin saber
en que acantilado profundo
habremos de descender,

Yo vengo aquí a cantar
de esto que sabemos todos
sentir que llevamos adentro
como ternura o como dolor

ven, que te quiero decir
sobre tu hombro
he de llorar
ven que juntos tú y yo
nos iremos así cantando los dos

Silenciosamente. los ojos abiertos las vertientes nos darán de beber
y quizás así lograremos
la paz de un amanecer


Letra y música Juan Pablo Orrego Ángel Parra Voz
Juan Pablo Guitarra y coro
Eduardo Bajo y coro
Julio Guitarra y coro
Juan Flauta

Capítulos anteriores:
La guitarra Fender.

La odisea de Calbuco o cómo estar 33 horas sin dormir, parte I y parte II.

Premios Altazor 2002.

Robo Organizado

Vídeo: LA LOCOMOTORA
De: Gatti, Orrego, Contreras, Bezard, Villegas. 6:27

Eduardo Gatti Guitarra
Juan Pablo Orrego Guitarra
Carlos Fernández Teclado
Pedro Green Percusión
Andrés Pollack Piano y vientos.

Grabación en vivo en El Algarrobal de Chicureo el 15 de diciembre del 2001.

Audio: MORIR EN EL AMOR
Eduardo Gatti 5:05
Precisamente con la guitarra Fender Stratocaster.

Ya las palabras se acabaron
Por el momento al menos
No queda nada más que hablar
Ya no hay abrazo ni sonrisa
En el gris de este cielo
Se terminó la discusión

Quedó eso sí aquel sentimiento
Guardado en la memoria
Son como brasas que no mueren
Aunque no tengan llama

No es que te quiera hacer un daño
Sólo te quiero lejos
No es que pretenda ser mejor
Y bien tú sabes que se puede
aunque ahora no sea el tiempo
Entiende bien la situación

La vida es como esta canción
Con negras y bemoles
con charcos de agua y corazón
se nubla la razón

Y el tiempo nunca nos dirá
Si se abre el cielo allá al final
Seremos parte de la tierra y su dolor

Son el trabajo y el calor
Sembrando la esperanza en ti
será morir en el amor
Para nacer

Letra y música:
Eduardo Gatti
Todos los vocales e instrumentos:
Eduardo Gatti y Carlos Fernández.


¿QUIEN PRENDE LA LUZ?

Primero que nada pido perdón por no haber escrito el artículo de la semana pasada. Lo que pasa es que me llegaron de regalo dos cosas, una espiritual y una material, que por ser así no dejó tampoco de remover mi espíritu.

La primera fue ser invitado a participar y cantar a un taller de Iván Lara sobre el Evangelio del Bien Amado Juan y la otra una colección de libros preciosos que me regaló mi mujer Paulina sobre todos los lugares de la tierra declarados patrimonio de la humanidad.

No pude dejar de conmoverme con ambos. En la primera por ver y tratar de entender a un ser humano único en la historia que nos invita al amor ya la luz a todos por igual sin embajadas egocéntricas ni enclaves de poder.

En la segunda por ver el amor que ponen y han puesto miles de seres humanos en hacer de la belleza un fin y un trabajo de toda la vida, no por conquistar la fama o un ego gigantesco, sino por el deber y el placer mezclados en una gran ofrenda hacia lo superior que hay en nosotros y en la creación.

Y después de estas dos experiencias, que por cierto me removieron y me hicieron también pasar ciertas angustias y algunos momentos de claridad, se me confirmó una vez más que por mucho que vayamos por la senda del "progreso" (sea lo que sea que esto signifique) y por mucho que crezcamos al 3% o al 7% estamos cada vez más solos y huérfanos, confundiendo la tecnología y el pragmatismo con el objetivo, que no es otro que haber comprendido y amado lo suficiente para que el paso de el estado de "vida" al de "muerte" al menos tenga algún significado o que podamos al menos decir tristemente: "gracias por la oportunidad que me perdí".

¡Que difícil es la tarea a veces! En lo espiritual nos hemos quedado en lo formal, en cumplir como el trabajador sin motivación que cumple su horario cabal y rutinariamente. Adoramos como lo haría un coro de caturras. Meditamos y oramos semidormidos y hacemos nuestro trabajo en forma mediocre sin medir las consecuencias.

El resultado es una sociedad fome, inmadura y peligrosa, una familia disociada y violenta, si no en lo físico, sí en lo psicológico, e individuos inseguros y poco veraces.

¿Progreso? Hemos confundido el camino espiritual con la seguridad que da una empresa de seguros y nos olvidamos que en el mundo de lo luminoso y divino no hay cheques en garantía por mucho que repitamos como loros lo que nunca nos preocupamos de comprender, es decir el "hacer nuestro".

Lo que "hacemos nuestro" es la contingencia de cada día que leemos ávidamente como esclavos hambrientos en la prensa. Un encadenamiento al tiempo y al espacio de una serie de sucesos mecánicos repetidos, que no es más que llenarnos de información, la mayoría de la veces inútil, de cosas y adminículos que nos hacen vivir para pagar y cuando miramos hacia dentro de nosotros, el vacío es tan grande que nos ponemos a repetir alguna plegaria compulsiva y mecánicamente para que todo siga igual a la hora siguiente.

En un momento en que las religiones forman parte del mercado y de las estadísticas, en que el arte se compra la primera pirueta que se le ocurre a cualquier ingenuo, para mí fue iluminador participar en un taller espiritual como el de Iván Lara y también me resultó muy emocionante repasar en esos libros que nombré al principio, la belleza que somos capaces de absorber y luego proyectar cuando no se nos olvida lo más importante: Mantener encendida la vela del conocimiento, de la creación y de la luz que hay en cada uno de nosotros.

Hasta la próxima semana , saludos,

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