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Publicado en Noticias el Lunes 5 de Mayo, 2014

La historia del mítico estadio de la U cumple 77 años

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ANTONIO VALENCIA 

En enero de 1937, el Órgano Oficial del Deportivo de la Universidad de Chile, un pasquín informativo que se vendía a 20 centavos, titulaba con grandes letras sobre una fotografía del rector Juvenal Hernández: “Estadio universitario se construirá en Quinta Normal” .

El “Stadium” , se lee en el estilo de otra época, tendría una cancha de “football” , otra de “basketball “, pista de atletismo, una piscina y se levantaría a un costado de la calle Las Palmeras, sobre los terrenos que entonces pertenecían a la Facultad de Agronomía.

Pero la idea del rector Hernández quedó en eso. Con el tiempo, la Casa de Estudios perdió el paño y del proyecto original solo quedó una terrosa cancha y una pista de cenizas.

Casi seis décadas más tarde, en 1996, el predio fue recuperado por la Facultad de Derecho (la cancha había pasado a manos de la Municipalidad de Santiago), que la dotó de pasto, camarines, mejoró la pista y cerró el perímetro.

Ese de 1937 no sería el único intento azul por el estadio propio.

En su libro “La historia de los campeones 1933-1991”, Edgardo Marín recuerda que en 1946 la “Universidad de Chile anunciaba la construcción de su estadio en la población Juan Antonio Ríos (Independencia)”, que ya a principios de los 40 “había colocado la primera piedra, que sería la única, de un estadio en Quinta Normal”.

El proyecto Kilian

El 3 de julio de 1942, la desaparecida revista Estadio daba cuenta de otro noble intento, inaugurando el modelo de recolección de fondos planteado, en aquella pretérita ocasión, por el doctor Julio Kilian, tricampeón latinoamericano de atletismo.

Titulada “La construcción del estadio universitario, una bella realidad”, el nuevo proyecto de “tres canchas de fútbol, una de atletismo, diez de básquetbol, quince de tenis, una piscina de 30 por 50 metros, un picadero de hipismo, un casino, etc….”. La nota daba cuenta de un complejo “de vastas proporciones, completamente financiado y sin ayuda gubernamental”, precisaba el artículo de marras.

La “Sociedad Constructora”, apunta la revista Estadio, proponía que “con solo cinco mil de los muchos profesionales que hay en el país, se lograría la obtención de un capital de 5 millones de pesos” para construir el recinto y, de paso, ver “renacer las esperanzas de tener un estadio propio y dejar de ser los sempiternos turistas en graderías ajenas”.

El “Estadio Monumental” azul

En 1948, la primera piedra del “Estadio Monumental Universidad de Chile” parecía ser firme. No solo eso. El plan incluía también un autódromo y un aeródromo. La rectoría de la casa de estudios designó gerente general del proyecto a Jorge Pica, mientras que Mario Recordón sería el arquitecto. La idea fue muy aplaudida y apoyada por el entonces Presidente de la República Gabriel González Videla.

La historia nace en 1947. El 3 de diciembre, el Consejo Universitario acordó la constitución de la “Sociedad Anónima Deportiva Universidad de Chile”, según consta en el Boletín Informativo que aún conserva el “Archivo Central Andrés Bello” de la Universidad de Chile.

El texto detalla que la “S.A.” se conformaba con un capital de $30 millones. La universidad aportaba $13.673.000 en bienes raíces, $28 mil en efectivo y $1.400.000 como pago de la primera cuota del fundo “La Castrina” de 84 hectáreas -en la actual comuna de La Granja-, entonces en venta por “el señor Verdugo”. Los otros quince millones de pesos -añade el añoso documento- se aportarán mediante la venta de acciones al público.

Y sigue: “El capital social estará dividido en 30 mil acciones de $1.000 cada una”, y el “objeto de la sociedad es adquirir propiedades destinadas al deporte y la construcción del estadio universitario”, entre otros.

El directorio provisional quedó compuesto por 13 miembros, 8 designados por la casa de estudios. El primer presidente de la S.A. fue el rector Juvenal Hernández, el mismo que apoyó el proyecto de la Quinta Normal diez años antes.

A poco andar, el 6 de febrero de 1948, la S.A. sumó tres bienes raíces de la universidad (la piscina de calle Artesanos con Independencia, que aún existe; el ex estadio Los Leones en el sector oriente de Santiago, y los predios Los Farellones y Yerba Loca), que en total sumaban otros $31 millones.

Lo que no caminaba era la venta de acciones, monto necesario para el pago de las siguientes cuotas del predio La Castrina. El 22 de diciembre de 1948, la “situación del fundo La Castrina” fue tratada en el solemne Consejo Universitario, pues ante el incumplimiento, el vendedor -el señor Verdugo- amenazaba con un juicio que le devolviese las tierras, más un pago de $1.155.470.

El decano Del Río propuso dos caminos: pagar la indemnización a Verdugo o pedir un nuevo plazo: el 30 de abril de 1949, “para suscribir el resto de las acciones en un plazo de dos años”.

El asunto se enredó. Tanto, que si bien se intentó vender el resto de los papeles, el rector Hernández resolvió no participar más “en el patrocinio de negocio alguno que signifique un riesgo para la universidad”. El proyecto del “Estadio Monumental Universidad de Chile” solo vendió 3.900 acciones. Finalmente, la casa de estudios compró el fundo La Castrina (donde hoy existe el Museo Interactivo Mirador), pero del estadio, nada.

En Las Condes

Los 70 verían otro intento con los terrenos de La Castrina de por medio: el predio fue permutado por otro en la comuna de Las Condes, justo donde hoy se emplaza el Parque Araucano. En 1972, hasta el ex Presidente Salvador Allende proyectaba el estadio como parte de las obras de los Juegos Panamericanos que Santiago debía cobijar en 1972. “Está en construcción la Villa Olímpica, donde tendrán que alojarse cinco mil deportistas. Esto es en la remodelación de San Luis, al lado de la Escuela Militar, y allí mismo va a quedar un campo deportivo con un complejo que alcanzará a cubrir a 60 mil o más personas, al cual aspiran poseerlo ‘el Palestino’ y la ‘U’, y aquí está la primera diferencia que hay, y la primera pelea que hay entre el director de Deportes del Estado (Sabino Aguad) y el Presidente”, decía el entonces Mandatario en un discurso oficial.

El golpe de Estado cambió las cosas. Chile renunció a los Panamericanos y de las obras en curso quedaron la piscina olímpica y algo más. Los terrenos siguieron en poder de la universidad que, intervenida por los militares, los permutó en 1985 con la Municipalidad de Las Condes. Y del estadio de la U, una vez más, nunca más se supo.

La “Caldera Azul”

Paralelamente al frustrado estadio en Las Condes, otra idea brotaba. La Corfuch ideó el proyecto sobre unos terrenos en Macul: en Américo Vespucio con Las Torres estaba la casona El Almendral, más tarde conocida como “El Sauzal”. Marcelo Valdés, miembro de la Corfuch, entonces presidida por Rolando Molina, contactó al arquitecto Juan Alfredo Díaz.

Por las características del suelo, se decidió levantar un estadio con graderías hechas con perfiles de acero. “Lo compraron en Brasil, en la usina que se llamaba ‘Volta Redonda’, que ya tenía experiencia”, recuerda el arquitecto Valdés.

El estadio fue bautizado por los hinchas y la prensa como la “Caldera Azul”. Y otro de los nombres que se dieron después sería “José Miguel Carrera”: recibiría a 22 mil espectadores y la construcción del viejo anhelo solo tardaría los seis meses que duraría el ensamblaje.

La estructura mecano costó unos US$ 4 millones, pero quedó anclada en la Aduana de Iquique. “No hubo más plata, no alcanzaba ni para pagar los impuestos para traerla a Santiago. Después fue negociada como fierro oxidado para la minería”, recuerda el propio Valdés.

“El proyecto era serio, pero no hubo más plata y, como siempre, al final fracasó. Hicieron “La Gananga” (una rifa) para reunir dinero, pero tampoco. Molina lloraba. No se construyó ni un metro y a mí, con suerte, me pagaron el 50% de los honorarios de dos años de trabajo. Terminó en buena intención, pero el fracaso nos golpeó a todos”, comenta con tristeza el arquitecto Valdés.

-¿Y cómo ve el proyecto en Laguna Carén?

“Lo veo horrible. Los terrenos al parecer no son aptos, por el sobrante de aguas y los accesos… fíjese que se juega sábado, domingo o festivos, días de alto tránsito en la Ruta 68. Se va a copar la carretera con miles de personas al estadio. Este proyecto en Carén no es nada brillante”.

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