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Publicado en Noticias el Domingo 15 de Diciembre, 2013

José Manuel Urenda, a fondo en la coyuntura de negocios y política

El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile.

A. González

José Manuel Urenda se emociona al recordar a su papá, Beltrán Urenda, quien falleció hace seis meses. “Yo tenía a mi consultor en él. Mi padre era un hombre muy culto, muy de números. Cualquier tema yo lo hablaba con él y me lo resolvía en dos minutos”, cuenta este empresario, el cuarto de los ocho hijos del fallecido hombre de negocios, quien preside el Grupo Empresas Navieras (GEN), el conglomerado de negocios navieros, portuarios y aeroportuarios.

El brazo naviero del grupo, la Compañía Chilena de Navegación Interoceánica (CCNI), era uno de los negocios que más le gustaba a su padre. “Se sabía todas las estadísticas. Me ayudaba mucho. Siempre estaba preocupado de CCNI”, agrega sin ocultar la emoción de recordar a su padre.

Esta es la misma unidad de negocios que hoy está aglutinando en torno a la mitad de un cuantioso plan de inversión trienal de US$ 700 millones que GEN desarrollará. En efecto, de dicho monto global, unos US$ 360 millones los destinarán a la compra de cuatro nuevos buques de 9 mil teus (post Panamax) para CCNI, lo que les implicará importantes ahorros de costos y mayor eficiencia en su operación Asia y la costa oeste de América, ruta a la cual van destinadas estas compras.

Urenda explica que con un solo buque de estos concentran la operación que antes hacían con tres naves, con los consecuentes efectos de economías de escala y ahorro en combustibles.

-¿Están hoy los tiempos para una inversión de ese tamaño, considerando la desaceleración global?

“Obviamente es el timing, porque son a los precios más bajos de la historia en materia de construcción de naves. Y porque ahora hay que bajar los costos y estos buques lo permiten sustancialmente, ya sea por economía de petróleo y por capacidad. Estos buques llegaron a costar US$ 130 millones y están en US$ 85 millones”.

Aquel monto de inversión, GEN lo financiarán en 20% con patrimonio, y en 80% con un crédito hipotecario naviero ya suscrito con el banco alemán Nord LB, un logro en una industria en que son pocas las navieras que hoy acceden a este tipo de financiamiento.

-CSAV está en un proceso de eventual fusión o asociación. ¿Ustedes podrían seguir similar camino?

“No. Quedaríamos como la única compañía latinoamericana. Eso es hasta un beneficio (…). Nuestra costumbre y filosofía ha sido manejarnos como compañía chica, estamos dentro de las primeras 30 del mundo. A nivel local tendremos una relativa importancia, pero a nivel mundial somos una compañía chica, lo que permite flexibilizar mucho las cosas. Somos prácticos”.

Podrán ir por SCL

José Manuel Urenda aclara que ese plan trienal puede variar e incrementarse si fructifican otros proyectos que son de interés del grupo y que tienen que ver con las licitaciones de puertos y aeropuertos en proceso de desarrollo -en Chile y el exterior-, a las que se están presentando.

Fuera del país, el grupo está interesado en la licitación del puerto de Manta, en Ecuador, del aeropuerto de Chinchero de Cuzco, en Perú, y del aeropuerto de Barranquilla, en Colombia.

En Chile están a la espera de que en doce días más se defina el ganador de la licitación del aeropuerto El Tepual de Puerto Montt -en la que están participando-, y, por cierto, de la licitación que viene del aeropuerto Arturo Merino Benítez, en Santiago (SCL).

El grupo, a través de su filial Agunsa, es parte del actual consorcio operador de SCL y los Urenda se preparan para repostular, en un proceso que por sí solo involucrará unos US$ 800 millones.

Urenda dice que aún no definen quiénes los acompañarán en este proyecto. “No tenemos nada amarrado. Tenemos muchas conversaciones y no hemos definido todavía con quién vamos a ir. La verdad es que se nos han acercado muchos interesados”, cuenta, precisando eso sí que no sería con los socios del actual consorcio.

“Los socios que tenemos actualmente no van, por distintas razones”, explica Urenda.

El grupo Abertis decidió desinvertir en aeropuertos. GlobalVía privilegió otros negocios, como autopistas, mientras el fondo de inversión Cimenta Expansión (relacionado con Sergio Cardone), está más enfocado en el negocio inmobiliario.

GEN planea ir en un consorcio en que ellos aporten del orden del 30%, aunque están abiertos a ir por más porcentaje.

Lo positivo para el grupo es que se resolvieron las restricciones que en algún momento surgieron, a propósito del diseño original que tenían las bases de precalificación de ese proceso. Estas habían incluido una restricción, de modo de que actores vinculados al negocio de aerolíneas no pudieran participar.

Para el grupo Urenda esto no era un tema ajeno, pues en GEN el grupo Bethia tiene un porcentaje de la propiedad, y dicho grupo, vinculado a Liliana Solari, es también accionista de Latam.

“Se modificaron las bases, porque eso era absurdo. Se siguió el mismo régimen legal que cuando se licitó por primera vez el aeropuerto”, dice Urenda.

Esa restricción apunta a que el concesionario puede tener hasta el 20% en una compañía aérea.

-¿Cree que la licitación podrá definirse antes del cambio de gobierno?

“No puedo decir que no lo van a lograr, tienen esa voluntad, pero va a ser difícil. Estamos preparados, pero no creemos que sea muy a corto plazo”.

-Acaba de licitarse el puente sobre el Canal de Chacao. ¿En qué pie quedará su firma Transmarchilay, que hoy hace trasbordos?

“De partida, la construcción del puente va a demorar siete años. Nosotros tenemos una serie de compañías que hacen toda la conectividad al sur y tenemos casi todas las rutas que conectan el continente, desde Puerto Montt al sur. Tenemos transbordadores que podremos redestinar a esas otras rutas. Así es que no es una inversión en que se tenga que hacer la pérdida. Además, siempre tiene que haber transbordadores de respaldo (para el Canal de Chacao). En caso de temporal, a lo mejor el puente no va a poder ser utilizado. Creo que se va a achicar mucho el negocio, no lo hemos dimensionado, pero no es un tema de vida o muerte. Entendemos que el país tiene que estar conectado, es una obra necesaria, porque siempre la infraestructura trae riqueza. Si uno hace el análisis económico, pienso que no es rentable en términos económicos, pero sí socialmente”.

Sin fecha y más a largo plazo, hay un proyecto que motiva a José Manuel Urenda: el denominado Tren del Mar, que buscaría unir Tiltil (y Santiago) con Limache a través de un túnel a través de la cuesta La Dormida. “Es muy necesario para el país y la Quinta Región. Me encantaría empujarlo”, dice.

Ojalá el próximo gobierno le dé énfasis a la concesión

-¿Cuál es su evaluación del gobierno de Piñera?

“En lo económico fantástico, y en muchas otras materias, como defensa del consumidor -que es interés para toda la comunidad-, estimo que ha sido espectacular. Se han hecho grandes avances en materia de consumidor. Al debe, pienso que fue un gobierno muy técnico, que debió tener un énfasis más político, fue muy tecnócrata. Como en el gobierno de Bachelet se frenó el sistema de concesiones y se gestó una duda conceptual de si las obras las tenían que hacer los privados o el Estado, y se produjeron problemas de confianza en esta alianza público privada, considero que eso frenó el ministerio. Y a este gobierno le costó mucho re echar a andar el sistema de concesiones, que ha sido lo más exitoso que a mi modo de ver tuvieron los gobiernos de la Concertación. Yo formo parte del Consejo de Infraestructura y hay todavía US$ 40 mil millones por invertir. Ojalá el próximo gobierno le dé énfasis a este sistema de concesión”.

-¿Cómo está viendo el empresariado el 2014, dadas las propuestas programáticas, si es que gana Bachelet?

“Si es un gobierno de la Concertación tradicional, no veo ningún temor, en lo personal. El temor es que se caiga en medidas populistas. El gobierno de Piñera no fue muy favorable a los empresarios. Fue un gobierno que no privilegió al empresariado”.

-¿El empresariado está temeroso de un eventual gobierno de Bachelet?

“Los empresarios siempre miran el largo plazo. Un mal gobierno implicaría probablemente un cambio de tendencia después. Tengo fe en el futuro de este país. Creo que va a primar la política de los acuerdos y confío en que va a primar la cordura”.

-¿Su plan de inversión está en duda por lo que ocurra en 2014?

“Se va a materializar. No nos vamos a restar a seguir creciendo”.

-¿Cómo ve la posible reforma tributaria?

“Los dos grandes temas son la reforma tributaria y constitucional. Son dos temas preocupantes, pero mucho menos preocupante es la reforma constitucional. Porque como requiere un quórum especial, va a requerir de un consenso, y estoy seguro de que va a ser así. El tema de la reforma tributaria me preocupa que pueda afectar la inversión. Desde mi punto de vista, un país que crece va a ir solucionando los problemas. Además, creo que la mejor ley laboral es un país próspero, porque tiende al pleno empleo. Y el pleno empleo mejora de por sí la situación de los trabajadores, que tienen la opción de cambiarse de pega, e irse a una empresa que los trate mejor como personas y que tengan más beneficios. Esto lo vivimos nosotros a diario en Estados Unidos, donde tenemos un ejército de vendedores. De repente uno no aparece y se cambió, porque le pagan x dólares más, o le dan otro beneficio de salud, o dental. Eso se da naturalmente”.

-¿Como empresario, está disponible para una reforma tributaria?

“Entiendo que cuentan con los votos, pero creo que hay que pensarlo muy bien. Yo creo que se puede llegar a un punto medio”.

-¿Se refiere a hacer una reforma, pero que no implique aspectos radicales?

“El FUT es complejo, porque permite la reinversión. La tasa es un tema discutible, pero eliminar el FUT es algo negativo de frentón. Para qué hablar derogar el DL 600. Obviamente, el Estado puede aspirar a más recursos, pero tiene que ser equilibrado, para no afectar esta economía, que es un ejemplo para el mundo”.

“Los empresarios siempre miran el largo plazo. Un mal gobierno implicaría probablemente un cambio de tendencia después. Tengo fe en el futuro de este país”.

“Es el timing (para invertir en naves), porque son a los precios más bajos de la historia. Estos buques llegaron a costar US$ 130 millones y están en US$ 85 millones”.

 La tercera y cuarta generación

José Manuel Urenda es hoy miembro de la tercera generación al mando de los negocios, desde que su abuelo partiera en la industria como accionista minoritario, a partir de compañías que operaba en el sur y se fueron fusionando. “Los orígenes de nosotros tienen bastante más de 100 años. CCNI nació en 1930 y Agunsa en 1960”, destaca el empresario.

Urenda es el cuarto de ocho hermanos: Beltrán (hijo), María Elena, Beatriz, José Manuel, Macarena, Gabriel, Carolina y Diego Urenda. De esta tercera generación -agrupada en Inversiones Tongoy-, solo dos, aparte de José Manuel, tienen algún cargo en empresas del grupo. Beltrán es presidente de CCNI, y Diego trabaja en una filial de Agunsa.

De la cuarta generación -una veintena de integrantes entre hijos y sobrinos-, José Manuel cuenta que uno de sus cinco hijos se perfila para integrarse a los negocios en algún momento: Maximiliano, el cuarto, quien estudia ingeniería comercial. Los otros son José Manuel (abogado especialista en propiedad intelectual, del estudio Alessandri), Lucas (publicista), Benjamín (agrónomo y quien ve los negocios del fundo familiar) y María Elena Urenda Ossa (aún en el colegio).

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