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Francisco J. Fuentes 

Con una importante rebaja en los precios actuales a público y con un sistema estandarizado que permitiría no superar los 20 minutos de demora en atención, debutará en la Región Metropolitano durante septiembre próximo el nuevo sistema de revisiones técnicas automotrices recientemente licitado.

El proceso, que culminó su etapa de concurso el pasado jueves 28 de noviembre, cerrará en enero próximo con la adjudicación de un total de 24 plantas y 104 líneas revisoras livianas (para automóviles), lo que implicará un aumento de la oferta de 50% respecto de los 16 recintos actuales.

De este modo, y aunque el proceso no ha culminado, a partir de septiembre de 2014, el trámite de revisión técnica costará entre $7.650 y $11.950 como topes mínimo y máximo para los vehículos particulares en alguna de las siete concesiones que operarán en la capital.

Lo anterior implica una rebaja de entre 27% y 47% en el costo para el usuario, considerando que hoy los precios fluctúan entre los $14.370 y los $18.850, según la firma proveedora.

De las 49 propuestas que se presentaron, 24 fueron descalificadas en la etapa técnica por falta de antecedentes, por lo que en definitiva habrá un total de nueve paquetes con una o más plantas, según explicaron en el Ministerio de Transportes.

Lo anterior permitirá al sistema de fiscalización técnica automotriz tener presencia en comunas donde nunca antes hubo, como Lo Barnechea, La Granja, San Ramón, La Pintana, Colina y Recoleta, al menos en el caso de los vehículos menores.

Entre las propuestas descalificadas se encontraban dos ofertas para construir nuevas plantas clase AB (todo tipo de vehículo) en Melipilla, Paine, Buin y Lampa, con lo que el servicio para dichas comunas se relicitará en el proceso del resto del país, que culminará en 2015 y que comenzó en 2010 en la Región de Arica y Parinacota.

En cuanto al desarrollo tecnológico del proceso, se indicó que en general el procedimiento para obtener el certificado de revisión técnica y de gases no cambia: los vehículos seguirán siendo sometidos a una línea de chequeo de diversos parámetros.

Esto, excepto una innovación en el nivel de exigencia respecto de la autenticidad de la revisión: Desde ahora se exigirá que los “planteros” cuenten con equipamiento capaz de capturar los parámetros de la placa patente, para evitar que sean los operarios los que digiten estos elementos.

Según el ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, “durante estos años hemos implementado una serie de cambios en el sistema de revisión técnica para beneficiar a los usuarios, como la extensión de horarios, las filas diferenciadas o la reserva de hora, y desde ahora esta licitación permitirá contar con más y mejores plantas, entregando un servicio de primer nivel y a precios justos”.

81 es la cantidad actual de líneas de revisión; el nuevo proceso las eleva en 28%.

$18.850 es el costo máximo que tiene hoy una revisión técnica para vehículo liviano. Bajará en 48%.

$14.200 será el nuevo precio máximo para buses y camiones. Actualmente pagan $39.200.

 Medidas antirrezagadosPropuestas

En las bases técnicas, este proceso de licitación hizo hincapié en que los oferentes realizaran propuestas respecto de cómo separarían los flujos entre los conductores que acuden en el plazo definido con aquellos que lo hacen en condición de rezago.

Así, de las 25 propuestas que califican, la mayoría puso énfasis en la campaña de incentivo a obtener el certificado a tiempo. Otro porcentaje menor ofertó un mecanismo de diferenciación entre las líneas de atención, en que, por ejemplo, solo una de cinco líneas de chequeo estará destinada a atender atrasos.

Algunas de ellas optaron por diferencias según el calendario, reservando los primeros y últimos cinco días de cada mes en exclusiva para los vehículos que acudan dentro de plazo establecido.

Mientras, algún porcentaje menor optó por ofrecer descuentos asociados a viajes y canjes, para incentivar el cumplimiento prudente del calendario establecido.

La idea fue solicitada por los concesionarios para evitar la típica escena de congestión que cada marzo y diciembre afecta a estos recintos.