Santiago no es Chile, pero cada vez se acerca más. Pese a los discursos y las intenciones para descentralizar el país, las medidas en ese sentido se siguen quedando cortas, frente al imparable ritmo de crecimiento que muestra la capital y su peso específico a nivel nacional. Porque con 7 millones de habitantes y casi el 40% de la población chilena, la brecha con el resto de las regiones se vuelve inconmensurable.
Así lo confirma un análisis hecho por la consultora Atisba, que superpone el tamaño del Gran Santiago con el de otras ciudades del país, ejercicio en el que no solo cupieron 44 ciudades dentro de sus límites urbanos, sino que entre ellas se cuenta la totalidad de las capitales regionales.
Más aún, hay casos donde las localidades no solo son superadas por comunas, sino por barrios dentro de estas. Así sucede, por ejemplo, con Arica, cuya superficie es equivalente a la del centro de Puente Alto y la zona de Bajos de Mena. O Santa María de Manquehue y Lo Curro, dentro de cuyos márgenes cabe toda la ciudad de Quillota.
“Antofagasta, que es una capital regional importante y con una extensión importante, es equivalente a la distancia que recorre la Línea 4, entre Las Condes y Puente Alto”, ejemplifica el arquitecto y socio de Atisba, Iván Poduje. Los ejemplos siguen: Punta Arenas ocupa solo una parte de Maipú; el centro de La Serena es más pequeño que el paradero 14 de La Florida, y Calama cabe en la mitad de Pudahuel (ver infografía).
Y eso que -advierte Poduje- el ritmo de crecimiento de la mancha urbana capitalina se ha reducido a la mitad desde los 90 y llega a unas 450 hectáreas al año, principalmente gracias a que dos tercios de las viviendas que se construyen corresponden a departamentos en lugar de casas, generando una mayor densificación.
En su opinión, la consecuencia de tener una urbe de 7 millones de habitantes, en un país de 18 millones, es la atracción imparable que genera frente al capital humano y los servicios: “Así es imposible tener una ciudad que le compita”. Y ante la imposibilidad de contar con un alcalde mayor para Santiago -proyecto que nunca ha contado con piso político-, sostiene que urge trabajar una mayor coordinación entre las comunas con la institucionalidad que ya existe.
Para el académico Iber-Ufro y presidente de la Fundación Chile Descentralizado, Heinrich von Baer, hay que olvidarse del alcalde mayor. “No soy partidario de crear una cuarta autoridad electa dentro de una ciudad, que se sume al Presidente, el gobernador y el alcalde, porque es excesivo. En la comisión presidencial 2014 propusimos una mayor coordinación entre el gobernador electo y los alcaldes”, afirma.
Sí coincide en la necesidad de parar el desequilibrio entre la capital y el resto del país, recordando que un 66,7% de los proyectos que se materializaron para conmemorar el Bicentenario se ejecutaron en Santiago.
Lo peor, dice Von Baer, es que tanto recurso destinado a la mayor ciudad del país no redunda en una mejor calidad de vida para quienes viven en ella. Cita un estudio que hizo la OMS la década pasada, en el cual Santiago mostró el mayor deterioro en la salud mental de sus habitantes entre todas las capitales del mundo analizadas. “Y eso que se hizo antes de que partiera el Transantiago. ¿Cómo saldríamos ahora?”, ironiza.
”Veo como algo terrible la incapacidad de coordinar comunas que ya son como ciudades dentro de Santiago”.
IVÁN PODUJE, arquitecto y socio de Atisba
”Nos preocupa mucho el progresivo deterioro de la calidad de vida que se observa en Santiago”.
HEINRICH VON BAER, presidente de la Fundación Chile Descentralizado
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