Fuente: Transantiago: Lampa paga doble – PULSO
Recientemente se dio a conocer el trabajo que ha realizado el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, especialmente en lo relativo al Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano (Siedu) elaborado para medir y evaluar la calidad de vida de las ciudades chilenas y cuantificar la efectividad de las políticas públicas asociadas al desarrollo de las urbes.
Confío en que la aplicación del Siedu ayudará al Estado a reducir las desigualdades y monitorear el cumplimiento de los objetivos que están contenidos en la Política Nacional de Desarrollo Urbano.
El desafío de contar con mejores ciudades y de procurar crecimientos urbanos debidamente planificados está lanzado. Hoy sólo cabe respaldar con entusiasmo estas iniciativas que cuentan con la aprobación de sectores públicos y privados en un trabajo conjunto.Es bueno mencionar que la historia urbana reciente de la Región Metropolitana registra interesantes experiencias de desarrollos de ciudades planificadas que, sobre la base de normativas ideadas a fines de los años 90, han hecho realidad en la práctica, en las últimas dos décadas, varios de los compromisos asumidos para conseguir una mejor calidad de vida urbana plasmada en el ideario del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.
Es el caso de las Zonas Urbanizables con Desarrollo Condicionado (ZUDC) incorporadas en el Plan Regulador Metropolitano de la provincia de Chacabuco como, por ejemplo, la ZUDC “El Alfalfal”, donde se está desarrollando un proyecto urbano de 900 hectáreas de la comuna de Lampa.
Al cabo de casi 15 años desde que se habitara la primera vivienda, por ejemplo, hoy, Valle Grande cuenta con más de seis mil familias residentes, que suman alrededor de 25 mil personas, viviendo en una auténtica ciudad planificada, en la que hay mayor integración social y calidad de barrios y viviendas.
Aún queda mucho por mejorar en los resultados urbanos que se están generando, los que podrían ser muy superiores con una debida coordinación y una eficaz gestión de los organismos públicos para, por ejemplo, aprovechar la nueva infraestructura y conectividad vial para extender los servicios de transporte público hacia la provincia de Chacabuco, hasta donde hoy, inexplicablemente, no llega el Transantiago.
Este sistema, que comenzó a operar el año 2007, dejó fuera del transporte público integrado a este sector y, desde esa fecha, sus trabajadores y residentes cargan con la condena de tener que pagar la movilización para salir de la comuna de Lampa y luego pagar otra vez para subirse al Transantiago y movilizarse por la ciudad.
Resolver este problema, entre otros, sería un gran paso en la dirección de consolidar los propósitos que persigue la Política Nacional de Desarrollo Urbano para que los santiaguinos de la zona norte disfruten de una mejor calidad de vida urbana.
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