Fuente: El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile

Pamela Gutiérrez 

El abogado Alejandro Silva Bascuñán y Patricio Aylwin formaban parte de la misma comunidad cristiana de reflexión de matrimonios, en la que se reunieron por 30 años.

En Huertos Familiares, en Tiltil, está la capilla Nuestra Señora del Huerto. Es una construcción de hace tres décadas, en la que caben apenas 80 personas. Pero la precariedad se compensa con el enorme entusiasmo de sus feligreses: hay catequesis, procesiones, matrimonios y, aunque sea en la calle, celebran misa de Navidad.

El gran sueño, cuenta Berta Bugueño, una de las coordinadoras de la comunidad, era tener un nuevo templo. Y están cerca de lograrlo.

Hace tres años falleció el abogado Alejandro Silva Bascuñán. Era católico de misa diaria, costumbre que le transmitió Bernardo Leighton; fue también fundador de la Falange Nacional, y amigo de obispos, especialmente del cardenal Raúl Silva Henríquez. En la Democracia Cristiana fue miembro del tribunal supremo y de la comisión de ética.

En noviembre de 2013 se abrió el testamento de quien fuera académico en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica. En enero de 2014, la albacea del jurista, María Pía Silva, se reunió con el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati: “Estaba muy sorprendido, porque hacía muchos años que no recibían una herencia de estas características”, cuenta la abogada.

La donación era de $9 mil millones.

El ecónomo de la Arquidiócesis de Santiago, diácono Ramiro Montesinos, precisa que la donación del abogado Silva solo era comparable al patrimonio de la fundación del obispo Sergio Valech, que al momento de su muerte (2010) era de $8.900 millones.

“Fue una bendición de Dios contar con la generosidad de don Alejandro, que hemos ido conociendo cada vez más. Era una autoridad, una persona generosa, que tanto bien está haciendo a la Iglesia”, valora Montesinos.

[box type=”box” width=”370″ template=”Normal” align=”right” color=”gray”]Gracias a esta herencia, la capilla de Nuestra Señora del Huerto, en Huertos Familiares, será reemplazada por un templo de 700 metros cuadrados construidos, con capacidad para 320 personas sentadas, en un terreno de 2.000 metros cuadrados cedido en comodato por la Municipalidad de Tiltil. Habrá salas de reuniones, cocina, baños y sacristía, entre otras instalaciones.[/box]

Sectores vulnerables

Con la herencia se erigió un consejo constituido por la albacea Silva, el ecónomo Montesinos y el vicario general del Arzobispado de Santiago, monseñor Fernando Ramos, para elegir los proyectos que cumplieran con el perfil del mandato del fallecido abogado: construcción o reparación de templos e iniciativas educacionales en sectores periféricos de escasos recursos.

De 40 proyectos se seleccionaron 11, relacionados con construcción y reconstrucción de iglesias, en las comunas de Tiltil, La Granja, Puente Alto, La Reina, Renca, El Bosque, Lo Espejo y Cerro Navia. El total de la inversión es de $4.060.473.175.

Además, se seleccionaron otras 12 iniciativas de remodelación y ampliación de jardines infantiles, colegios y capacitación de profesores de religión. El valor total de estos proyectos es de $3.526.837.733.

Gracias a esta herencia, la capilla de Nuestra Señora del Huerto, en Huertos Familiares, será reemplazada por un templo de 700 metros cuadrados construidos, con capacidad para 320 personas sentadas, en un terreno de 2.000 metros cuadrados cedido en comodato por la Municipalidad de Tiltil. Habrá salas de reuniones, cocina, baños y sacristía, entre otras instalaciones.

Además de la vulnerabilidad del sector, también pesó el entusiasmo de los feligreses, que tenían su propia comisión para reacondicionar la iglesia y que, a punta de “completadas”, rifas, bingos y cenas bailables, lograron reunir $5,5 millones para comprar bancas, sillas, mantelería e imágenes para el nuevo templo, que será entregado este mes.

“Cada vez que me paro aquí (en la iglesia nueva), creo que voy a despertar y le voy a decir a la comunidad: ‘Soñé con nuestro templo’. Todavía no lo podemos creer”, dice Berta Bugueño, con los ojos brillantes.

Consultada la albacea sobre qué diría el abogado Silva si estuviera vivo y viera la iglesia, responde: “Estaría fascinado”.