por Oriana Fernández y Judith Herrera
El gobierno anunció que el Plan de Descontaminación de la Región Metropolitana incluirá la restricción permanente a los vehículos con sello verde en Santiago, medida estructural que ayudaría a rebajar los índices de material particulado fino (MP 2,5) en la cuenca.
La disposición está contenida en el anteproyecto del plan que ha diseñado la cartera de Medio Ambiente durante los últimos 12 meses y que concluiría en las próximas semanas, para ser sometido en noviembre a una consulta pública de 60 días. Esto permitirá pasar a la fase final, que implica elaborar un proyecto definitivo -en un plazo de 120 días- para que sea revisado por el Consejo de Ministros, en 2016, fecha en que quedará aprobada la restricción.
Marcelo Mena, subsecretario de Medio Ambiente, explicó que la medida “tiene la ventaja de bajar las emisiones en el día, disminuir la congestión en la ciudad y, además, acelera la reconversión tecnológica del parque automotor”.
La autoridad añadió que aunque hoy existe una norma de emisión para automóviles nuevos que es exigente, hay una gran cantidad de vehículos catalogados como “verdes”, que generan altas concentraciones de esmog. “Si nosotros aplicamos restricción permanente a estos autos va a haber un incentivo a cambiar el vehículo por alguno que esté exento. Es lo que sucedió en Santiago en 1991, cuando el parque no era catalítico y se eximía a los que poseían sello verde”.
Mena afirmó que resta aún determinar cuántos vehículos ligeros y camiones estarán afectos a la medida, pues podría ser uno o bien dos dígitos los elegidos por día para que deban paralizar. Esta disposición regirá entre el 1 de mayo y el 31 de agosto de cada año, es decir, durante el período de Gestión de Episodios Críticos, temporada en que suben los índices de esmog en la cuenca.
Para el investigador ambiental de la U. de Santiago, Patricio Pérez, la decisión es positiva, pero remarca que la quema de leña aporta un 36% de las concentraciones en la ciudad, por lo que se deben aplicar restricciones en ese ámbito, tan duras como las planteadas para el las fuentes móviles.
En Santiago existen 1,8 millones de vehículos y el 95% de ellos son catalogados como con “sello verde”. Sólo hay 48 mil unidades que no son catalíticos, los que sí poseen restricción diariammente, medida que, en la práctica, tiene un mínimo impacto en mejorar la calidad de aire.
El autor del inventario de emisiones del Ministerio de Medio Ambiente y académico de la Usach, Ernesto Gramsch, sostiene que evitar la circulación de cierto tipo de transporte sí tiene un efecto: “Las fuentes móviles emiten material particulado a través de tres vías diferentes, como son el tubo de escape, el levantamiento de polvo o material particulado, o bien por el desgaste de frenos y otras piezas”. Y apunta que es necesario que los camiones tengan limitaciones para transitar en la urbe, debido a que aportan un 24% de los contaminantes en la capital.
Louis de Grange, experto en transporte de la U. Diego Portales, explica que prohibir la circulación de autos con sello verde “llevará a que las personas, finalmente, compren un segundo vehículo. La gente no desea subirse a buses del Transantiago”. ¿Es una opción el Metro para esos conductores? “No, las personas prefieren la intimidad, la autonomía y la comodidad”, responde De Grange.
Alvaro Miranda, director de la Escuela de Transporte y Tránsito de la Universidad Tecnológica Metropolitana, añade que “sería mejor una política de descontaminación que incentivara el uso del transporte público, porque la restricción vehicular obliga a bajarse del auto”. Miranda afirma que la población optaría por usar buses o el tren subterráneo si se mejorara, por ejemplo, la frecuencia en los recorridos, uno de los puntos más importantes para los usuarios.
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