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FELIPE ÁLAMOS
Las ciclovías y los parques asociados pueden ser un importante generador de integración social. Y en el futuro incluso de plusvalía, especialmente en las zonas más deterioradas de la ciudad.
“Indudablemente la mayor disponibilidad de infraestructura con ciclovías o parques con implementación recreativa o deportiva mejora las condiciones del entorno y en consecuencia transforma un área antes deteriorada en una oportunidad más atractiva. Más aún, ayuda a corregir los efectos de una creciente densificación atrayendo más servicios, tanto públicos como privados, que con una adecuada propuesta de valor social se traduce en aumento de plusvalía del área de influencia. De esta forma, la recuperación e inversión en disponibilidad de áreas verdes, partiendo desde entornos más deficitarios, logra mejorar la equidad y acercar a los niveles promedio OCDE de 9 metros cuadrados por habitante y que solo algunas comunas de la zona oriente pueden cumplir”, afirma Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo.
En ese sentido, señala, “las ciclovías son un aporte fundamental a la ciudad cuando constituyen circuitos y traslados eficientes, es decir se encuentran conectadas y operan con buenos estándares. Hoy se estima en cerca de 7% los traslados en ciclovías en la RM; sin duda esta forma de trasladarse seguirá ganando adeptos en el tiempo, ayudando a disminuir los problemas de congestión, pero también y, en especial cuando integran los bordes de canales y parques, se transforman en espacios recreativos”.
Claro que deben ir acompañados de una correcta mantención. “No solo es importante que se creen, sino que se preserven. El 60% de las áreas verdes en algunas comunas de la ciudad no cuentan con adecuada mantención”, dice Sánchez.
Efecto limitado
Por su parte, Teodosio Cayo, gerente general de Arenas y Cayo, afirma que en general las áreas verdes y de equipamiento, o en este caso de ciclovías, generan mayor movilidad inmobiliaria y aseguran condiciones de habitabilidad más favorables. Pero aclara que aún falta para que estas vías se transformen en un elemento importante de plusvalía.
“En general, a partir del levantamiento de datos en distintas comunas donde se encuentran emplazadas las ciclovías, no se ha detectado que este elemento esté por sobre otros, como por ejemplo equipamiento del sector, y sea un elemento de decisión en la compraventa de un bien. En general, las ciclovías están tomando cada vez más relevancia, y probablemente irán ganando terreno en la decisión de compra, pero hoy no vemos cifras que así lo demuestren, al menos en relación con el valor de los bienes raíces. Si son parte importante de la conectividad para ciertos segmentos socioeconómicos de la ciudad y particularmente en personas jóvenes, que han visto en esta opción una buena alternativa de transporte, economía y sintonía con el medio ambiente, en una ciudad donde, por lo general, el uso del automóvil general altas congestiones e ineficiencias de transporte”.
Pese a ello, señalan, “un sistema integrado de parques a partir de la conexión con ciclovías, claramente fomenta actividades al área libre, reduce problemas de contaminación y genera en la población una mirada integral del uso de las áreas verdes, integrando áreas a través de una continuidad paisajística, favorece los mercados inmobiliarios alrededor de estos puntos y genera el aprovechamiento de espacios urbanos que a la fecha están subutilizados por la población, conectándolos a través de estas iniciativas”.
A su vez, las inmobiliarias señalan que el impacto de estas vías en la plusvalía es aún bajo. Pero crece.
Rodolfo Bambach, gerente comercial de Inmobiliaria Fernández Wood Vizcaya, señala que más que incidir directamente en la velocidad de ventas, las ciclovías ayudan a sumar valor a los proyectos inmobiliarios. “Quizás aún no tienen la relevancia que le atribuimos, por ejemplo, a la cercanía a una Estación de Metro, pero sin duda que en los últimos 5 años se ha transformado en un atributo sumamente valorado por los clientes, especialmente aquellos que viven en edificios, como lo comprobamos especialmente en nuestro proyecto Silvina Plaza, en Providencia.
En todo caso, señala, su impacto es diferente en la medida en que en los proyectos urbanos, las ciclovías cumplen la función de conectar con otros medios de transporte como el Transantiago. “En proyectos suburbanos, las ciclovías tienen un fin más recreacional y deportivo para la familia”.
Así, Silvia Torres, gerenta de Asuntos Corporativos de Piedra Roja, afirma que más que incidir determinantemente en la velocidad de venta de los proyectos inmobiliarios, las ciclovías agregan valor a los desarrollos residenciales y son cada vez más apreciadas por quienes buscan su casa propia.
Y Andrés Ergas, gerente comercial de Ralei Grupo Inmobiliario, afirma que la importante de estos equipamientos en la creación de valor irá creciendo a medida que se expanda la bicicultura.
“A los aportes que está haciendo, por ejemplo, el sector inmobiliario, al incorporar más estacionamientos e incluso ciclovías interiores y bicicletas de libre uso para propietarios; o las organizaciones ciudadanas que trabajan por una nueva cultura del uso de la bicicleta; se debieran sumar políticas públicas que permitan seguir el camino de países avanzados”.
Visión integrada
Con el fin de que las ciclovías y parques asociados tengan impacto urbano, la Fundación San Carlos de la Sociedad de Canalistas de Maipo ha propuesto una visión denominada Gato (#) de Aguas, constituida por un sistema de ejes verdes que ocupan el borde de ríos y canales, en una red de 165 km de ciclopaseos conectados. Las Perdices, Tobalaba y Mapocho 42K son iniciativas impulsadas por la Fundación, donde se han podido conectar estos tres ejes bajo elevados estándares de calidad.
Mapocho 42 K, en plena ejecución, unirá por la ribera del Mapocho las comunas de Lo Barnechea y Pudahuel.
Asimismo, y con la finalidad de llegar a las comunas que cuentan con los más bajos estándares de áreas verdes, el “Gato de Aguas” lo completa el Eje de la Quebrada de Macul y el Zanjón de la Aguada. Con esto, cerca de 20 comunas se unirán en una red que aprovecha las riberas como espacio de tránsito y recreación, transformando pasivos ambientales como microbasurales o eriazos en espacios para la familia, el deporte, la recreación y el transporte.
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