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Manuel ValenciaSi hasta hace un año llegar a Santiago en avión o partir desde la capital demoraba a lo más 10 minutos en promedio, hoy la fase inicial o terminal de un viaje está demorándose el doble. Y la situación podría empeorar.
Todo por la falta de estacionamientos para aeronaves. Algunas aerolíneas, que optaron por no identificarse, deben hacer verdaderos malabarismos con su flota para asegurar un espacio a los aviones recién llegados o para disponer puntualmente de otros que embarcan.
El Ministerio de Obras Públicas inició el año pasado la construcción de 16 estacionamientos remotos que, cuando sean entregados en diciembre, buscan resolver esta situación, porque la capacidad aumentará de 31 sitios a 47. Sin embargo, empresas como LAN han señalado que la obra ha llegado tarde. En entrevista con “El Mercurio”, en marzo pasado, el gerente general Enrique Elsaca dijo que les pedirían a las nuevas autoridades adelantar la entrega de algunas de las posiciones para estacionar, debido a que si no se contaba con espacio adicional en la losa, se verían enfrentados a una temporada alta de invierno crítica. Las tratativas, sin embargo, fracasaron porque, según explicaron en la compañía aérea, se comenzó a construir desde los estacionamientos más lejanos a los cercanos al edificio terminal.
Para Holger Paulmann, director de operaciones de Sky Airline, el mayor problema podría registrarse con la llegada de nuevas líneas aéreas al aeropuerto en los próximos meses: “Si tienen una franja horaria igual que el resto, tendría un efecto, pero la autoridad tiene que ver cómo desfasar esos vuelos. Se requiere colaboración entre todos para evitar que se congestione”.
Desde el MOP explicaron que la obra se ejecuta a tiempo para estar terminada entre noviembre y diciembre de este año. “El aumento de estacionamientos es para mejorar el servicio. La Dirección de Aeropuertos está coordinando con la Dirección General de Aeronáutica Civil y las líneas aéreas los aspectos operativos”, respondió el ministro Alberto Undurraga.
Otra preocupación de las líneas aéreas es la repavimentación de buena parte de la pista principal, debido a que es la única que cuenta con tecnología ILS categoría III, que permite aterrizajes y despegues en medio de la neblina, con menos de 100 metros de visibilidad.
“Tomaremos los resguardos para afectar lo menos posible las operaciones y a los pasajeros. Por ello lo hacemos en primavera-verano, por razones de clima”, añadió Undurraga. Con todo, algunas aerolíneas temen que los trabajos sobrepasen el mes de abril, cuando comienza a caer neblina en Pudahuel y Lampa. En tal escenario, los vuelos tendrían que derivarse a Mendoza, puesto que, según las empresas, la pista de Carriel Sur, la terminal de Concepción, también estará en obras.
“La capacidad operacional del aeropuerto se verá reducida a la mitad. Nos afectará desde la perspectiva de la eficiencia, ya que los vuelos demorarán más en ‘taxear’ sobre la plataforma, lo cual afecta de manera relevante el consumo de combustible, y en los tiempos de salida y llegada a Santiago, en vista de que la congestión aumentará tanto para salir como para llegar a la capital”, advierte el gerente general de Aerocardal, Ricardo Real.
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