El crecimiento de las ciudades no siempre se relaciona con cuidado al medioambiente. Terrenos de uso agrícola o vitales para el equilibrio de ecosistemas, como dunas, quebradas o humedales, muchas veces son usados con fines urbanos. Es lo que advierte el último informeGlobal Land Cover-Share, de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que establece que la ocupación artificial de terreno alcanza el 0,6% del planeta, porcentaje que en 2000 era 0,2%. Es decir, la superficie urbana se ha triplicado.
El documento, realizado con imágenes satelitales, determina cómo es ocupado el territorio en el mundo. Y establece que el aumento de la superficie construida ha implicado una disminución de selvas y bosques. En 2000, esas áreas ocupaban el 29,4% de la superficie. Para 2013 bajó a 27,7%.
Fenómeno en Chile
En Chile, desde 1990 el crecimiento económico produjo una expansión de las ciudades interiores y costeras, lo que ha generado importantes cambios ambientales, indica Luis Fuentes, subdirector del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Católica. En ese crecimiento se han ocupado espacios que la naturaleza necesita para su equilibrio, como quebradas, dunas y suelos agrícolas, entre otros. “Hoy, la principal característica es la rapidez con que el país se ha ido transformando en un país urbano y metropolitano. Y en ese crecimiento las ciudades han ido desbordando los límites administrativos”, sostiene Fuentes.
Es lo que ocurre, por ejemplo en Temuco con la comuna Padre las Casas, en la zona metropolitana de Valparaíso, en Santiago y Concepción, explica Fuentes. “Todas esas ciudades tienen una gran desdensificación, es decir, disminuye la densidad de las ciudades por una ocupación por expansión de los límites de la ciudad”, sostiene. Fenómeno que se produce por un aumento del consumo per cápita de suelo por el aumento del ingreso de familias que tienen acceso a casas más grandes. Y en la periferia de las ciudades es donde queda espacio disponible para construir viviendas de mayor tamaño.
Jonathan Barton, director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus), dice que en Chile no existe un equilibrio en las densidades urbanas. “Hay zonas que son más aptas para la habitación, y la pregunta es si el crecimiento urbano en ciertos lugares busca zonas más aptas para esa vida urbana o está ocupando, por ejemplo, humedales que tienen una función ecológica importante”, dice.
El avance sin control de lo urbano, dice el experto, se da porque tradicionalmente los planos reguladores comunales se han diseñado pensando en cómo hacer crecer la ciudad y dar más opciones habitacionales. “Lo que se entiende, porque hay déficit de viviendas, pero debe ser un diálogo que considere la agricultura y el medioambiente y pensar muy bien en no ocupar zonas de riesgo”.
Planificación
Muchas veces se piensa en uso del suelo sólo en términos monetarios, dice Barton. “¿Ganamos algo si convertimos suelo agrícola en suelo urbano? Por ejemplo, Lampa sufre mucha presión duplicando su crecimiento desde el 2002, mucha presión en ecosistemas, y ahí existe un humedal”.
Que la ciudad crezca hacia zonas agrícolas o humedales, dunas o quebradas es cada vez más frecuente e implica riesgos, resalta el experto de la U. Católica. “Eso se ha visto en zonas como Iquique, donde se construye en lugares de riesgo de tsunami, o en el sur, donde se construye en zonas cercanas al volcán Villarrica”.
Para evitar ese escenario, se necesitaría planificar todo el suelo. Porque el suelo donde la ciudad crece no está planificado, dice Fuentes, no hay planes de ordenamiento territorial. “Lo que se genera entonces es un consumo de suelo agrícola de alta calidad y se construye en zona de riesgos, como fue el caso de Valparaíso, donde se vio no sólo ausencia de planificación, sino de fiscalización en la construcción en quebradas”.
Se requiere, además, actualizar los planes reguladores. “Los planes se aprueban con información atrasada y hay muchas regiones donde el soporte ecológico no da para más crecimientos. Es necesario entender la capacidad de carga de las regiones y la relación entre ciudad, suelo urbano y agrícola”, dice el director de Cedeus.
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