El debate sobre las medidas que se deben adoptar para combatir la congestión vehicular en Santiago ha sido instalado por el ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo. Las opciones que se han discutido públicamente van desde la tarificación de ciertas calles en horario punta, hasta la restricción por congestión.
“Estamos conscientes de este problema. Desde que asumí, constaté que la congestión es un problema muy importante en todas las ciudades medianas y grandes del país. Es un problema que hay que atacar en varios frentes”, afirmó el ministro.
La autoridad señaló que para llegar a un acuerdo sobre las medidas de largo plazo para terminar con la congestión, “he anunciado la conformación de una comisión que va a buscar llegar a acuerdo entre distintos actores tanto del ámbito político, social como económico”.
Para el académico de la U. Diego Portales, Carlos Melo, “las estrategias de solución pasan por una combinación de políticas de desincentivo al uso del automóvil y de fomento al uso del transporte público”. En tanto, el urbanista Iván Poduje, considera que “en Santiago se requiere invertir en infraestructura, ampliando la red de Metro y combinándola con trenes, tranvías, corredores y vías exclusivas para buses y ciclovías”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Arquitectura de la U. del Desarrollo, Pablo Allard, considera que la medida más razonable y de aplicación inmediata sería modificar horario de ingreso a clases de los estudiantes de enseñanza media y universitaria, adelantándolo o atrasándolo una hora. “Con eso baja en forma significativa la demanda de transporte en hora punta. Los estudiantes de básica y prebásica mantendrían su horario, ya que a muchos los llevan los padres antes del trabajo”, señala.
Además, según el presidente de la Comisión de Transportes del Colegio de Ingenieros, Carlos Soto, se requiere mejorar la infraestructura urbana que, a su juicio, fue diseñada para niveles de tráfico inferiores. “En 2020 nuestro país llegaría a las 3,8 personas por automóvil, con un parque cercano a los cinco millones de unidades livianas”, indicó.
Tarificación y restricción
Una de las alternativas que más polariza las opiniones es la tarificación vial, es decir, cobrar por la utilización de las calles en una zona de alta congestión.
El profesor de la Universidad de Cambridge, Marcial Echenique, plantea que ésta es la mejor alternativa, ya que permite aumentar la capacidad de una vía haciendo que un grupo deje de ingresar al estar sujeta a cobro: “Es una medida que ha tenido buenos resultados en otras partes del mundo, como en Estocolmo, e implica aumentar la capacidad de una vía sin tener que hacer una calle más grande”, afirmó.
Añade que una pista sin congestión puede llevar hasta mil vehículos a la hora, circulando a 30 km/h. “Pero si entran 1.100 autos la velocidad disminuye y se forma el taco. Esto significa que baja la capacidad de esa vía y en vez de permitir el paso de mil vehículos en una hora pasan 500”, explica.
Pero para Louis de Grange, experto en Transportes de la U. Diego Portales, esta opción “tiene mucho rechazo político, porque tiende a parecer injusta porque favorece a los más ricos”. Sin embargo, Echenique enfatiza que “es un error pensar que afecta más a los pobres porque no pueden pagar, porque los que usan los autos son los ricos”. Un ejemplo -indica- es que el 80% de las personas que van a trabajar a “Sanhattan” se traslada en transporte público y menos del 20% va en auto. “Esos son los que generan la congestión, y esa gente que tiene más riqueza va a tener que pagar”.
En tanto que Allard opina que es posible aplicarla sólo en lugares específicos, “donde haya oferta alternativa de transporte público de calidad y haya saturación. En Santiago, sólo el sector de El Golf cumpliría esta condición.
Respecto de la restricción por congestión, Echenique y De Grange coinciden en rechazarla, argumentando que aumenta el parque automotor, lo que incluso puede implicar mayor contaminación. Mientras, Poduje estima que debe evaluarse y que puede funcionar “hasta que los usuarios logran evadirla. Ese tiempo puede ser valioso para implementar medidas más sustantivas, así que no la descartaría de plano”.
Transporte público
El ministro Gómez-Lobo indica que la congestión es un problema creciente que impacta negativamente al transporte público. “Afecta la frecuencia y deteriora la calidad del servicio”. Por esto -dijo- “es muy importante avanzar en una gama de proyectos para reducir los niveles de congestión, que van desde la infraestructura, a políticas de gestión y financiamiento del transporte público”.
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