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Foto: Héctor Yañez – El Mercurio

Tanto tiempo que venimos esperando -¿un cuarto de siglo?- el avance de proyectos que comiencen a cerrar la abominable herida que le propinó la Norte Sur al casco histórico, mutilándolo; la noticia aparece en relación a un proyecto municipal de unir el cerro Santa Lucía con la Quinta Normal a través de un paseo que correrá por Huérfanos hasta Cueto, y desde ahí por avenida Portales.

Miguel Laborde

Ese paseo, con el nombre de “Huelén”, es un gran adelanto, sin duda. Recorrer el Barrio Lastarria, el Santa Lucía, y luego atravesar el casco histórico para desembocar en el Parque Quinta Normal es un panorama urbano de primera clase, y que avanza en una dirección muy predecible: la progresiva peatonalización del casco histórico. Es un avance que enlaza todo el Santiago de Vicuña Mackenna en el eje oriente-poniente, desde su Paseo del Santa Lucía hasta el amplio bulevar de Matucana y la transformación de la Quinta Normal de Agricultura en un parque público.

Como observó Vicuña Mackenna, con un casco central que se extendiera hasta la Quinta Normal, la ciudad alcanzaba, realmente, una magnitud urbana; es lo que se quebrantó con la Norte Sur.

Por eso es que hay que recalcar la importancia de algo que incluye este proyecto: la construcción de una plaza liviana sobre la Autopista Central, la heredera de la Norte Sur en su cruce a través del centro.

Los bordes siempre hablan de una ciudad y la Norte Sur pasó justo por lo que alguna vez fue límite colonial, frontera de los extramuros. Por esta altura, de Agustinas, esta plaza liviana ocupará más o menos el espacio de algunos corrales del principal mercado de esclavos negros; tal era la condición del lugar, que estos rogaban ser adquiridos para salir de ahí.

El nombre original de la calle Manuel Rodríguez era, irónico y cruel, “Tócame Roque”; es lo que gritaban los cautivos al capataz, para que los escogiera, tocándolos, y así subir a la plataforma de remate hasta que comenzaran las ofertas. De Santiago al norte, muchas haciendas tenían sobre 200 esclavos, base de su mano de obra.

Sería el momento de marcar el lugar con una placa del Instituto de Conmemoración Histórica de Chile, porque nuestra historia se vuelve opaca y confusa cuando faltan elementos que son claves. En este caso, hay que recordar que es cercano al centenar el número de negros que llegan con Almagro, entre ellos la Malgarida, su última pareja, la que lo enterrará en La Merced del Cusco; que fueron varias las empresas importadoras de africanos a Chile, tanto por la ruta del Callao como por la de Buenos Aires, que los obligaba al cruce de la cordillera caminando, y que fueron decisivos para la Independencia.

Como dijo el general San Martín a la hora de reunir fuerzas para el Ejército Libertador, “solo nos puede salvar el poner a todo esclavo sobre las armas”, aunque debe destacarse que más de mil de los soldados “pardos” eran libertos voluntarios, integrantes de los regimientos 7, 8 y 11. Del total, casi 3 mil, solo 143 regresaron con vida a Argentina.

Tal vez, en esta plaza liviana, sobre este lugar de triste memoria, también se pueda colocar una obra de arte escultórica, a partir de un concurso, de homenaje a este otro “soldado desconocido”.

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 Mercado

La Norte Sur, a la altura de calle Agustinas, pasa justo por lo que alguna vez fue el espacio de algunos corrales del principal mercado de esclavos negros, en la frontera del Santiago colonial.