vía El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile.
La nueva ministra de Obras Públicas ha declarado que la lentitud en el desarrollo de las concesiones se debe a la debilidad institucional y a la modificación en la dependencia de la dirección competente. A su juicio, esto explica que los proyectos de ampliación no estén listos al terminar el plazo de algunas de ellas. En tales casos es necesario extender los plazos, como ocurrió en el aeropuerto de Pudahuel, o hacer licitaciones por períodos cortos mientras se preparan proyectos mayores, como en algunos aeropuertos regionales, o los usuarios deban sufrir congestión excesiva, porque el MOP no puede renegociar concesiones para ampliarlas si no dispone de proyectos para ello, como ocurre en el tramo Santiago-Talca de la Ruta 5 y en la Ruta 68.
La debilidad de la Dirección de Concesiones comenzó con el caso MOP-Gate, que causó la salida de la mayor parte de los altos cargos que tenían liderazgo. Esto derivó en que los sectores más tradicionales del MOP la subordinaran a la Dirección General de Obras Públicas, lo que no ocurría antes. Dicha subordinación, inicialmente informal, se formalizó en los inicios del actual gobierno. Pero tal sujeción, aunque comprensible por la conmoción que causó el caso Gate, no ha resultado positiva: actualmente no hay suficientes estudios de nuevos proyectos o ampliaciones de los existentes; no se observa planificación estratégica, y la Dirección de Concesiones aparece en pie débil en sus negociaciones con los concesionarios. Esto se observa tanto en aquellas para modificar los contratos ante aumentos en la demanda, o para mejorar los proyectos -por ejemplo, incluyendo tags en concesiones interurbanas- como en la fiscalización de los contratos. Su página web, que antes contenía toda la información de contratos y convenios complementarios, hoy no está actualizada, y hay poca transparencia sobre negociaciones que comprometen cientos de millones de dólares y que deberían ser íntegramente expuestas a la vista del público.
Por eso, son esperanzadoras las declaraciones de la nueva ministra en cuanto a independizar a dicha dirección de la de OO.PP. y darle personal más especializado y atribuciones para planificar y desarrollar proyectos, así como dotarla de atribuciones que le permitan enfrentar mejor a los concesionarios en defensa de los usuarios y del fisco. No obstante, tal vez esta segunda función probablemente corresponda más bien a una Superintendencia de Concesiones, proyecto estancado en el Congreso y al que la ministra no se ha referido. La ventaja de esta última instancia es que separa el rol de promoción de concesiones -asignado a la Dirección- del de proteger a los usuarios, cuyo interés puede a menudo entrar en conflicto con el de las concesionarias. En el esquema actual se produce una contraposición entre ambos objetivos, que deja a los usuarios con una percepción de indefensión que, inevitablemente, le resta apoyo público al sistema de concesiones.
La nueva ministra se refirió también al caso quizá más representativo de las deficiencias de la actual Dirección, a saber, Américo Vespucio Oriente, vital para Santiago. Es un proyecto cuyo anuncio atraviesa varias gestiones ministeriales, pero aún no se decide el diseño que se licitará: aproximadamente cada seis meses aparece una nueva opción o revive alguna ya considerada y dejada de lado, por lo que el público recibe con escepticismo cada nuevo anuncio. En esta ocasión, la ministra anticipó que el proyecto será subterráneo, con consulta a los vecinos y en una sola concesión. Es de esperar que tal decisión se concrete así pronto, y que no involucre un subsidio no focalizado a sectores de altos ingresos.
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