Fuente: Una educadora de párvulos que moviliza no sólo aprendizajes, sino a comunidades completas – Global Teacher Prize Chile
Escrito por: Mauricio Arias, 22 de Septiembre de 2017
Cuando Beatriz era pequeña un día hizo consciente algo que, aunque muy cotidiano en aquella época, la sorprendió y marcó para siempre: su abuelo, junto al que vivía en el campo en Llayllay, creció sin saber leer ni escribir. Ella quiso enseñarle, pero él estaba convencido de que no podría aprender y que, además, no lo necesitaba para trabajar en el campo. Esa experiencia despertó en ella unas ganas profundas de enseñar y de revertir esa realidad, venciendo no sólo el analfabetismo, sino la creencia de que no todos tienen la capacidad de aprender.
Así, en un contexto rural y fuertemente machista, Beatriz superó varias barreras para encaminarse en su sueño de ser educadora, especialmente en una época donde la vida en el campo aun no veía con muy buenos ojos que las mujeres completaran la escuela. A pesar de las múltiples barreras sociales y económicas que enfrentó Beatriz pudo estudiar con apoyo de una beca para cumplir sus sueños: ser educadora de párvulos, titulándose en la Universidad de Chile en 1981.
Desde ese año y hasta hoy, Beatriz comenzó a aportar con su formación y potente liderazgo en la transformación de muchos de los espacios donde se ha desempeñado. ¿Su principal motivación? Tener en sus manos la oportunidad de lograr que la vida de sus estudiantes, sus familias y toda su comunidad mejore, cambie y potencie sus capacidades, entregándoles herramientas para que esos niños y niñas se atrevan a levantar la mirada, ver más allá del horizonte y soñar sin límites. Beatriz está convencida de que a través de su rol de educadora, donde enseña a los más pequeños en los niveles prekinder y kínder, tiene un sitio privilegiado para lograr esta tarea.
Así, desde que inició su trabajo en aula, Beatriz ha desarrollado y perfeccionado sencillas pero innovadoras metodologías que han rendido frutos. La más importante en sus prácticas es el “Juego de Rincones”, que divide el aula en rincones estables con distinto material, para favorecer aprendizajes específicos, perimitiendo a los niños explorar, descubrir en forma personal el uso de los materiales, o trabajar con otros para construir aprendizajes. A través de esta metodología, todos los niños y niñas logran avanzar en su aprendizaje a partir de sus características e intereses personales, respetando la diversidad e integración de todos los alumnos.
En base a esta modalidad y de acuerdo a los diagnósticos que realiza, esta educadora va incorporando e inventando nuevos rincones. Por ejemplo, para estimular la expresión oral, instaló un “Rincón de la Televisión”, una caja con forma de televisión que permite a los niños y niñas entrar en ella y, de acuerdo a los canales que ellos mismos han decidido, van recreando y expresando oralmente un contenido relacionado al canal que eligieron (cocina, historias, noticias, entre otros).
Los buenos resultados de esta idea –reconocidos incluso a nivel Provincial- impulsaron a que “El Rincón de la Televisión” trascendiera el nivel parvulario, transformándose en una estrategia de articulación con los primeros y segundos básicos del establecimiento. Nacieron también los “Rincones interaula”, donde los cursos del mismo nivel se transformaron en un espacio en sí mismo (rincón de ciencias, de la expresión, del supermercado –para trabajar lenguaje y matemáticas-) permitiendo que niños y niñas de diferentes cursos trabajen en otros espacios rotando día a día por diferentes rincones, a cargo de diferentes educadoras.
Pero el impacto del liderazgo y motivación de esta educadora de párvulos no sólo se queda en su establecimiento, sino que a través de diversas iniciativas fuera de su establecimiento ha logrado que la importancia de la educación inicial permee fuertemente en los apoderados y toda la comunidad. Por ejemplo, cuando Lampa todavía tenía carácter rural, no había jardines infantiles en el sector. Beatriz fue invitada entonces por las juntas de vecinos de algunas comunidades rurales para promover y trabajar en un proyecto de educación no formal que permitió entregar herramientas a muchas madres campesinas, para estimular y apoyar a sus hijos en su ingreso a la escuela.
Años más tarde, cuando la comuna creció y se instalaron en ella diversas empresas, muchas madres vieron la oportunidad de incorporarse a la vida laboral, teniendo la dificultad de no contar con un lugar seguro donde dejar a sus hijos más pequeños. Beatriz organizó entonces a un grupo de madres y golpeando distintas puertas lograron instalar un jardín infantil comunitario apoyados por la iglesia del sector. En él algunas madres se turnaban para cuidar a los niños, y las que trabajaban aportaban recursos para entregarles un pequeño sueldo. Beatriz apoyaba en su tiempo libre permitiendo que ese espacio no sólo fuera un espacio de cuidados, sino también de estimulación temprana y aprendizaje. Hoy este jardín lleva 24 años funcionando, y Beatriz ha continua colaborando para mejorar las condiciones que ofrece a estudiantes y sus familias.
La trayectoria de esta educadora de párvulos –reconocida no sólo por sus pares, sino también por sus propios estudiantes y sus apoderados- da cuenta del impacto que la educación inicial es capaz de lograr, mostrando que el liderzgo –muchas veces silecioso- de estos profesionales está hoy transformando nuestro país desde su cimientos. Por todo esto, Beatriz es hoy la primera educadora de párvulos finalista en el Global Teacher Prize Chile.
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