Manuel Valencia
La carretera Panamericana, que une Alaska y la Patagonia, tiene muchas huellas en Chile. En 1923, un congreso celebrado en Santiago decidió crear una ruta que uniera eslabones viales para conectar todo el continente. Y dependiendo de dónde se le mire, la vía de casi 48 mil kilómetros nace o termina en Chiloé.
Por las características geográficas de Chile, los 3.363 km que recorren el territorio nacional también son una columna vertebral que explica buena parte del desarrollo urbano: gracias a la Panamericana, las ciudades del valle central exhiben los mayores niveles de expansión demográfica y el país pudo desarrollar su industria agrícola, turística y comercial.
Este año, la Ruta 5 cumple medio siglo desde que terminaron sus 22 años de construcción, con la pavimentación desde Arica a Puerto Montt. Luego, con la habilitación de la barcaza “Alonso de Ercilla”, se anexaría el tramo entre Pargua y Quellón. En 1968, en su discurso presidencial, el ex Mandatario Eduardo Frei Montalva daba cuenta del hito que marcaba la “finalización de la carretera longitudinal”.
Deterioro y expansión
Nacida en los tramos que dejó el Camino Real y en las huellas que trazó la construcción del ferrocarril longitudinal a fines del siglo XIX, desde el inicio de sus faenas, en 1945, la ruta atestiguó el crecimiento gradual de las ciudades chilenas y del parque automotor. Luego, cada gobierno incluía en sus compromisos la extensión de la carretera, hasta que el uso intensivo llevó a un franco deterioro entre los años 70 y 80. En esa época, los conductores debían sortear baches y largas filas de vehículos en apenas una vía por sentido.
“Cuando el país empezó a crecer, en los 90, quedó de manifiesto la escasez vial y se entró en el círculo virtuoso de las concesiones, que le cambiaron la cara al país”, señala Leonardo Daneri, director de la empresa Arrigoni y miembro de la Cámara de la Construcción, hoy a cargo de un registro documental de la historia de la Ruta 5.
Con el sistema de concesiones, la conservación de la vía fue traspasada a 12 empresas. La misma figura permitió construir la doble vía, que hoy suma casi dos mil km entre Caldera (Atacama) y Pargua (Los Lagos).
Capacidad mermada
“Antes, el 80% del presupuesto de Vialidad se gastaba en la mantención de la ruta. Hoy, esa misma proporción de los recursos se usa en rutas transversales y caminos secundarios”, explica el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga.
La expansión de la carretera ha generado una intensa urbanización en sus bordes, sobre todo en el tramo central (Santiago-Chillán). La capacidad de diseño, sin embargo, se ha visto mermada por el incremento del número de vehículos.
“Tenemos una carretera diseñada para un tráfico normal de 2.400 vehículos por sentido cada hora, a 90 km/h. Pero en contingencias soportamos 3.600 vehículos por hora a menos 40 km/h”, explica Miguel Carrasco, gerente general de Ruta del Maipo, concesionaria del tramo Santiago-Talca. El flujo de vehículos -añade- se duplica cada 10 años. “Pasamos de 23 mil a 50 mil (…) El desafío es enfrentar el aumento continuo y constante de flujos”, agrega.
Para ello, el Ministerio de Obras Públicas prepara un plan para ampliar la carretera en diversos tramos. Uno es el de las llamadas “terceras pistas”, que se inició con siete km en Angostura, pero que seguirá con otros 80 km entre el puente Maipo y el Acceso Sur a Santiago; luego, entre Angostura y el bypass de Rancagua, y entre Los Lirios (km 95) y San Fernando (km 140). Se estima que estos ensanches implicarán una inversión de US$ 350 millones, monto que se financiará en distintas etapas. La próxima es la fase tres (Angostura-bypass de Rancagua), que implicará un alza de $100 en el peaje de Angostura.
Estos nuevos tramos se construirán con un diseño que las dejaría listas para instalar peajes tipo tag (free-flow), tal como en las autopistas urbanas de la capital. Ese cambio ya se está implementando en la Ruta 5 Norte (tramo Lampa-Quilicura), que será entregado con su nuevo estándar durante este año.
Además, el MOP prepara la nueva licitación de la concesión Talca-Chillán. En ese proceso, la sociedad que gane el concurso también se hará cargo de la ruta San Javier-Constitución y de soterrar el tramo que cruza por Talca y que hoy divide a la capital del Maule y a San Clemente, explica el gerente de la ruta, Mario Ballerini.
Más doble vía
El MOP prepara la licitación del tramo Caldera-Antofagasta y concesiones entre Antofagasta y Arica, para llevar la doble vía hasta el extremo norte.
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