Fuente: A 100 años del cruce en globo – Los Andes Diario
Viajar de Chile a Mendoza vía aérea es, actualmente, un mero trámite. De hecho, es más el tiempo que el pasajero debe pasar en el aeropuerto que los 45 minutos que le toma a la nave despegar, sobrevolar la cordillera de los Andes y aterrizar.
Pero hace 100 años, para el mendocino Angel María Zuloaga y para el platense Eduardo Bradley no fue algo tan simple. Incluso, las voces más experimentadas de la aeronavegación les habían augurado una muerte segura si cometían la locura de tratar de sobrevolar los Andes en un globo aerostático, tal como estaba en sus planes.
Pero contra todos los pronósticos, los aventureros lo consiguieron y fueron los precursores para que hoy el cruce aéreo de la cordillera sea ese mero trámite. Además, echaron por tierra (o por aire, en este caso) la teoría que sostenía que la corriente aérea circulaba de este a oeste, aunque recién se comprobó con rigor científico en los ’70.
“Fue un poco loco lo que hicieron Angel María y Bradley. Santos Dumont (brasileño, referente de la aeronavegación por aquellos años) les había dicho que estaban locos, que no lo hicieran porque la corriente los iba a tirar al Pacífico. Pero mi tío abuelo era muy inquieto”, destacó Juan Francisco García Zuloaga (70), sobrino nieto del aventurero mendocino y quien todavía recuerda cómo su madre Lucía Zuloaga -sobrina de Angel María- le contaba los pormenores de “La travesía de los Andes”.
“Pienso en la fortaleza de carácter y persistencia de Bradley, superando inconvenientes y los enormes riesgos que implicaba la travesía. Con recursos técnicos elementales; de pie en un canasto mínimo; resguardados ambos con sobretodo, bufanda, sombrero y guantes a más de 5.000 metros de altura. Además en pleno invierno, a merced de los vientos y llevando adelante un plan que era poco menos que una corazonada. Recién en el 2002 David Fossett consiguió reproducir la hazaña, aunque lo hizo por el sur, a 4.500 metros, en una cabina presurizada, con cuchetas, tubos de gas y equipo electrónico de manejo y control satelital”, reflexionó por su parte Nelson Montes-Bradley (81), sobrino nieto de Eduardo y quien “vivió” el día a día de la expedición a través de narraciones y de una importante colección de recortes periodísticos y fotos acopiados por su tía Cora.
“El récord que tenían ellos de altura en globo era de 6.900 metros, pero con la travesía llegaron a 8.100 metros, soportando 32 grados bajo cero. Mi tío abuelo le contaba a mi mamá que varias veces pensaron que la canastilla se estrellaba contra la montaña, y hasta tuvieron que tirar toda la carga para que el globo se eleve más”, agregó García Zuloaga.
Histórico
A las 8.30 del sábado 24 de junio de 1916, Angel María Zuloaga y Eduardo Bradley comenzaban a elevarse y a alejarse de tierra firme a bordo del globo Eduardo Newbery. La partida fue desde Putaendo (Santiago de Chile).
“Llevaban 2 globos, uno menor para ensayos y el que usaron, de 2.200 m3. Como llegaron en tren desde Buenos Aires, habían perdido casi todo el ácido sulfúrico que llevaban para generar el hidrógeno. Pero eso fue positivo, ya que usaron el gas de alumbrado chileno para obtener un corte rico en hidrógeno y que dio un muy buen resultado”, destacó el sobrino nieto del prócer mendocino.
Sin embargo, los días previos no transcurrieron en el mejor de los ánimos. “Bradley proyectó y llevó adelante un vuelo histórico y nada tuvo que ver la Fuerza Aérea. Más aún, la institución sancionó a Zuloaga con 30 días de arresto. El Aeroclub Argentino, al que pertenecían, los dejó sin apoyo. Y ante la demora para cumplir con su propósito por problemas de abastecimiento del gas, estuvieron a punto de ‘demandar’ la devolución de los globos. Estas incidencias llevaron a Bradley a iniciar el viaje en pleno invierno”, agregó a su turno Montes-Bradley, quien además es el autor de la biografía del héroe platense “Más liviano que el aire. Eduardo Bradley: historias con globos”.
Aquel 24 de junio habían pasado ya más de 3 meses de la Conferencia de aeronáutica panamericana -donde se conocieron entre sí-, y las advertencias de Santos Dumont estaban aún presentes en sus memorias.
“Mi tío contaba que iban asustados, hasta que a mitad de camino se dieron cuenta de que la corriente de viento los acompañaba. Y cuando vieron de nuevo la tierra, se tranquilizaron y comenzaron a descender al grito de ‘¡Viva la patria!’. Pero cuando bajaban las ráfagas casi hacen que se estrellen contra un cerro”, rememoró el bioquímico.
El globo se posó en suelo mendocino a las 12:10 de ese sábado, en las laderas del cerro Las Cepas (Uspallata) y allí los expedicionarios fueron recibidos como héroes. Un tren especial los trasladó hasta Buenos Aires. “La travesía marcó el inicio de los vuelos a Chile. Después todos se dieron cuenta que si se pudo hacer en globo, iba a poder hacerse en avión”, destacó el descendiente de Zuloaga.
“Bradley continuó volando y participando de torneos internacionales, y posteriormente se orientó hacia la radiofonía en Mendoza. Más tarde se desempeñaría como ejecutivo en la aviación comercial. Y fue pasajero del primer vuelo entre Buenos Aires y Miami en 1929”, recordó Montes-Bradley.
No profetas en sus tierras
García Zuloaga y Montes-Bradley están convencidos de que sus tíos abuelos no tienen el reconocimiento que merecen.
“A 100 años del cruce, tengo una mezcla de orgullo y cierta frustración. Ningún aeropuerto del país lleva el nombre de Eduardo Bradley, ni siquiera en Mendoza siendo el primer argentino que llegó a la provincia por aire. No hay organismos ni instituciones vinculadas que se identifiquen del mismo modo, a no ser por una escuela en el Sur mendocino”, contó el sobrino nieto de Bradley, quien vive en Florida (Estados Unidos).
“En el momento les hicieron muchos reconocimientos, notas y hasta distinciones en el Congreso. El vuelo fue comparado con el cruce de los Andes de San Martín. Pero actualmente Angel María está olvidado”, contó a su turno García Zuloaga, quien es secretario de la delegación mendocina del Instituto Newberiano.
No obstante manifestó que se bautizó con el nombre de su tío abuelo la calle de ingreso al aeropuerto mendocino, mientras que la Legislatura provincial declaró a Mendoza como cuna de la aviación experimental.
Zuloaga nació en Mendoza el 21 de mayo de 1885 y recorrió el mundo entero de la mano de la aeronavegación. Además fue el fundador de la IV Brigada Aérea en Mendoza. Falleció a los 89 años en Buenos Aires, el 29 de agosto de 1974.
“Tuve la oportunidad de verlo dos veces, de adolescente, pero sin intercambiar palabras con él. Fue mi madre quien me supo transmitir el interés que despertaba su personalidad y el hecho de haber sido -junto a Bradley- los primeros en lograr el cruce por aire de la cordillera”, sentenció García Zuloaga.
Actos y reconocimientos
El primer centenario de la Travesía de los Andes será recordado hoy y mañana con actos y homenajes.
Durante la mañana de hoy se celebrará el Congreso Aeroespacial en el Casino de Guarnición y Juan Carlos García Zuloaga -sobrino nieto de Angel María- se referirá al aventurero en sus “Apuntes biográficos de mi tío abuelo”.
Mañana, en tanto, a las 10.30 y en el kilómetro 1.140 de la Ruta 7 se descubrirá un Busto conmemorativo del cruce efectuado por los aventureros.
Además, la productora mendocina El Generador ha rodado la serie documental “La gran travesía”, donde no solo se revive aquel 24 de junio, sino que también se establece un paralelismo entre la realidad de la globonáutica hace un siglo y la actualidad.
Una sola observación, la ciudad de Putaendo esta ubicada al norte de la provincia de San Felipe, a 90 kilómetros de Santiago. Por lo tanto, la información estaría errada.