¿Por qué nació la necesidad de realizar este estudio?
Queremos contar con evidencia empírica y actualizada de la situación actual de la seguridad ciudadana, que respalde el trabajo a nivel municipal que realizamos los alcaldes.
¿Cuál fue la metodología?
Levantamos información referida a problemas asociados directa o indirectamente a la seguridad ciudadana, como tasas de delitos, denuncias, casos policiales, victimización; más indicadores de pobreza, educación, organizaciones sociales y otras. En base a esa información obtenida, se agruparon distintas dimensiones para crear un índice de vulnerabilidad social y delictual, que nos permitiera comparar adecuadamente a todas las comunas del país.
Pero el estudio asegura que comunas con pocos habitantes tienen menos delitos que las más populosas. ¿Bajo qué criterios se puede determinar el nivel de seguridad?
La influencia de la población es importante, pero no es el principal factor, de hecho hay comunas que tienen buenos resultados como Litueche o Vichuquén, que tienen mayor población, sobre seis mil habitantes. Lo importante es la comparación a nivel regional y nacional. Santiago, que tiene sobre 200 mil habitantes, o Quinta Normal o La Granja, tienen peores resultados que Las Condes o Lo Barnechea, o Puente Alto, con más del doble de población que las primeras.
¿Qué se debería hacer en las comunas que presentan los peores niveles de seguridad pública?
Esto es lo principal del estudio: tener una radiografía social y delictual para apoyar a las municipalidades de manera diferenciada y brindarles apoyo técnico: fortalecer las direcciones de seguridad, capacitar a sus funcionarios y crear una cultura de la seguridad en cada barrio. Por supuesto, es clave la mayor entrega de recursos a las municipalidades y un programa que considere la diversidad comunal.
¿Qué medidas aplica para disminuir la delincuencia en Colina?
Hemos logrado una visión integral de la seguridad, por ello, al trabajo social y comunitario con nuestros vecinos, con campañas de prevención, con el trabajo con jóvenes en riesgo social, con alarmas comunitarias, unimos inversión municipal propia, con nuestros recursos, como un completo sistema de vigilancia en los puntos donde tenemos más delincuencia. Sólo así podemos construir barrios más seguros y disminuir los delitos.
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