El otro reino de Vidal – Revista Capital.
Por Natalia Saavedra
“Compré las dos hectáreas donde está emplazado el club. Y compramos a la mitad del precio de tasación oficial del banco. Son dos hectáreas a orilla de carretera, a 20 minutos de Santiago, 20 minutos de Vitacura y 20 minutos del aeropuerto. Compramos, además, en el sector con mayor proyección de Santiago (…) Estoy haciendo negocios mientras estoy vigente”.
Es otro Arturo Vidal el que habla. No el mismo joven que salió de la casa en la que vivía en San Joaquín para partir su carrera como futbolista en el club Rodelindo Román. No se parece hoy al mismo jugador al que le pagaban 27 mil pesos por sus primeras participaciones en el fútbol, ni tampoco el que llegó a Colo Colo luego de que su pase se vendiera en sólo 250 mil pesos.
Es otro ahora. Y no gracias a la cancha en la que juega en Europa, ni tampoco por el hecho de ganar casi 400 mil dólares al mes. No se trata de eso. Ni del auto que maneja o de la casa que le regaló a su mamá en Peñalolén para dejar la de San Joaquín. No es algo material. Quienes lo rodean dicen que es otra cosa. Que piensa diferente, que piensa como rey. Y que, para vivir como uno de ellos mucho después que se retire, está construyendo su castillo. Pero no como los de las monarquías tradicionales, rodeado de plebeyos y lujos, sino con un esquema más parecido al que opera en el deporte. En este reino, Arturo sería el director técnico y Carlos Albornoz, su primo –profesor de la UDD y MBA– el ayudante técnico, quien lo corrige cuando su ojo está mirando para el lado equivocado.
Con la alineación clara, a sus 27 años, Vidal está haciendo de Chile su base de operaciones, pensando en un retiro que aún parece lejano, pero que quiere pavimentar con seguridad. Ya posee en el país más de 10 millones de dólares en activos: departamentos, terrenos, un club deportivo, inversiones financieras y negocios en los que participa con su familia para expandir la buena racha.
¿Quiere ser una marca registrada como David Beckham o Cristiano Ronaldo? En realidad, ni tanto. Sus aspiraciones son más terrenales. “Lo que quiero es desarrollar una marca que sea sinónimo de deporte, vida sana, alimentación saludable. No sé aún cómo lo vamos a hacer, pero quiero usar mi influencia en los más jóvenes para que dejen la tele y las papas fritas y se pongan a hacer deporte”, asegura el futbolista desde Turín.
Eso, pese a que gana peso dentro y fuera del juego. No sólo se codeó con la presidenta de la República, Michelle Bachelet, y parte de sus ministros de confianza durante su matrimonio en diciembre pasado, sino que es el primer rostro confirmado para representar al país en la Expo Milán. El comisionado chileno Lorenzo Constans fue en persona a cerrar al acuerdo a Turín hace poco más de un mes. Con ello, Vidal comprometió su asistencia a la inauguración del pabellón chileno, donde estará nuevamente mano a mano con la presidenta.
-¿Tienes conciencia del valor que tiene “Arturo Vidal” fuera de la cancha?
-No entiendo bien eso del valor de marca. Pero sé que puedo influir en las personas.
-Y mientras te desarrollas en lo deportivo y en tus negocios, ¿cómo lo haces para mantener los pies en la tierra?
-No sé si logro mantener los pies en la tierra (se ríe). Igual soy una persona a la que le gusta vivir la vida como cualquiera, aunque me doy mis gustitos a veces (se ríe de nuevo). Pero más que nada mi mujer me ayuda a ajustar mi percepción de lo que me rodea, pero también mis amigos de la infancia, mi mamá, mis hermanos, todos ellos me dicen siempre lo que piensan.
Los de siempre
A Arturo le gusta rodearse de la misma gente que lo ha acompañado siempre. Los que lo apoyaron antes de que manejara un deportivo del año, mucho antes de que fuera rostro de una marca de celulares y de que grabara un comercial vestido de rey en el balcón de un inmenso castillo.
Y de ahí viene Carlos Albornoz, uno de sus colabores clave en el otro mundo del jugador: el de los negocios. Profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo y primo de Vidal, lo vio crecer porque su hermano Víctor era como el padrino de Arturo. No se llevan por muchos años –poco más de diez– y de chicos los separaba un par de cuadras. Tomaron rumbos muy distintos. Vidal persiguió la pelota y Albornoz partió a la Católica de Valparaíso a estudiar Psicología. Y mientras Arturo se hacía figura en Colo Colo, Carlos estudiaba un MBA en Estados Unidos. Y cuando Vidal fue vendido en 7,7 millones de dólares al Bayer Leverkusen, Albornoz, radicado en Miami, recibía su doctorado de la Florida International University.
Cada uno en su mundo, pero siempre conectados.
En 2007, cuando el Celia Punk –como se apoda al jugador– partió a Alemania por primera vez, Albornoz viajó desde Estados Unidos a ayudarlo. Arturo no hablaba inglés y menos alemán. Amoblar la casa, comprarse algo de ropa y conocer juntos la ciudad fueron parte de la adaptación. Y así, de a poco, fueron construyendo una relación. “Siempre tengo yo la última palabra, pero mi tío me explica qué estamos haciendo, cuánto cuesta y cuánto vamos a ganar”, asegura Vidal.
Uno en Alemania y el otro en Miami hablaban seguido por teléfono. La primera idea de “hacer algo” fue traer al país una tienda de kitesurf. Sin embargo, los números nunca dieron. Construir unas canchas de futbolito también estuvo en la lista de posibles, pero de eso había mucha oferta. El mundo de las propiedades, entonces, fue el campo elegido. Algunos departamentos en el centro de Santiago fueron el punto de partida en el año 2010.
-¿Cómo decidiste que Carlos fuera tu hombre de confianza?
-Tengo diferentes equipos de asesores, las inversiones financieras, la hípica y mis negocios en Chile los ven distintos equipos. La relación profesional con mi tío Carlos surgió gradualmente.
Me gusta trabajar con gente que estuvo conmigo antes del éxito en el fútbol. Los equipos de personas que me apoyan los dirige gente que me conoció y apoyó antes de jugar en Europa.
Hace cuatro años hice la primera inversión, pero desde 2009 que hablaba con mi tío para explorar en qué podíamos invertir en Chile. Primero fue una casa, luego dos, más tarde el club Chicureo y así.
-¿Esas primeras inversiones cómo las definiste?
-Lo primero fueron inversiones financieras que dejé en manos de expertos, ahí me asesoré por futbolistas mayores que me dieron un par de nombres y bancos de inversión serios en Europa y Estados Unidos. Luego decidí invertir en propiedades, aprendí que hay que diversificar en distintos tipos de inversiones, financieras, propiedades, y también en la economía real. Mi tío, que es profesor en una escuela de negocios santiaguina, compró las primeras propiedades en Chile. Pero como las casas y departamentos nuevos estaban en un precio alto en ese momento, optamos por adquirir algunos terrenos y casas abandonadas en zonas urbanas de Santiago.
-¿Con qué fin lo hiciste? Seguro era más fácil entregar tu plata y no arriesgarte en diferentes emprendimientos.
-Tengo de todo un poco, eso me permite aprender de los pro y contra de los distintos formatos. Tengo asesores financieros en bancos importantes de Estados Unidos y mi propio family office que lo administran profesionales seleccionados por mi tío.
-¿Y por qué decidiste armar un family office?
-Lo del family office es algo que no había escuchado sino hasta hace poco, pero efectivamente mi preocupación es tener orden y profesionales que me ayuden a implementar los proyectos que se me ocurren. Desde que me fui a Europa, me comenzaron a llegar muchas propuestas y me demoré un tiempo en implementar alguna idea. El lado empresarial ha sido desarrollado de manera muy gradual. Y así seguirá. No tengo ningún apuro. Mi meta es construir las bases que me permitan volver a Chile a trabajar en los proyectos que me apasionan, como son el fomento al deporte y la vida sana.
-¿Y qué tanto te involucras en los negocios en los que participas?
-Las esperas en los aeropuertos, los viajes en bus, que no son pocos, dejan tiempo para preguntar por los negocios y discutir ideas. Hoy la tecnología permite tener a todos los colaboradores en línea, cada día respondo mensajes y hago preguntas usando mensajería instantánea desde el celular.
De Chicureo a Maipú
El “23”de la Juventus reconoce que meterse al mundo de los negocios no es cosa fácil. Cuesta cambiar la cabeza. Guardar para el futuro es una consigna que no estaba incorporada en su ADN. Albornoz lo ha ayudado. Vidal se maneja con un estricto presupuesto para todos sus gastos: una parte de su sueldo para vivir y el resto para ahorrar; el desembolso para el auto está establecido y también su gasto en Chile, que implica ayudar a su familia. Nada de derroche.
“Es difícil, sobre todo para los que venimos de abajo. Porque entre la gente humilde lo que sobra se reparte, se les da a los que no tienen. En cambio, entre la gente con recursos, lo que sobra se guarda y se invierte. Es un cambio de mentalidad que cuesta mucho asimilar, pero a medida que van creciendo los hijos y pasa el vértigo del comienzo de la carrera, se madura y se busca el orden y la proyección al futuro. Todos estamos obligados a invertir en el futuro, pero pocos se imaginan lo complejo que pueden llegar a ser las decisiones de inversión”, reflexiona.
Pasarían unos años hasta que el jugador decidiera hacer un negocio de largo plazo. Fue en 2014, cuando la oportunidad de comprar un complejo deportivo en pleno Chicureo lo sedujo. No era ni barato ni fácil, pero sí un proyecto ambicioso. Pagó 3 millones de dólares por un recinto inmobiliario de dos hectáreas, 2.500 metros cuadrados construidos y 700 socios activos. ¿La meta? Tener su campus deportivo en Chile y una propuesta deportiva de última generación: asesoramiento de alto estándar, rehabilitación de lesiones y programas de asesoramiento kinesiológico son parte del plan estratégico del club.
Chicureo es el puntapié inicial. Vidal y su equipo ya firmaron un acuerdo para operar una nueva escuela de fútbol en La Florida (cerca del mall Florida Center) que esperan poner en marcha dentro del próximo mes y están en conversaciones con otras comunas para expandir la red de escuelas de fútbol de Vidal.
Team Vidal, que es marca registrada, ha desarrollado una metodología para certificar a sus propios profesores. Ariel Leporati, que antes de trabajar con Vidal era profesor de educación física del colegio Cumbres, ha sido el creador de la metodología que se replica en sus escuelas.
A La Florida y Chicureo se sumará Maipú. Pese a que por confidencialidad debe reservarse el nombre del espacio que está ad portas de concesionar, los asesores de Vidal adelantan que se trata de un recinto deportivo con canchas de fútbol y otras dependencias del rubro, que administrarán y en el cual invertirán para remodelarlo. El objetivo es que tenga un estándar similar al de Chicureo, incorporando también el área de atención médica centrada en el deporte.
Su staff espera abrir varios recintos deportivos en diferentes lugares del país. “Para una marca es mucho más interesante que tengamos escala y no un solo punto. Ahora con Chicureo, Maipú y La Florida vamos a poder ofrecerlo”, explica Carlos Albornoz.
Hi tech y solidario
“La vida del futbolista de los clubes grandes de Europa implica largas jornadas de concentración y descanso fuera de casa, muchos viajes y horas arriba de aviones y aeropuertos. Cuando se es una persona curiosa e inquieta como yo, las ideas surgen. Como estoy siempre conectado con mis seres queridos y asesores, estamos constantemente hablando de proyectos, servicios y productos. Así van surgiendo ideas de negocios que con el paso de los años se han ido concretando”, dice Vidal.
Y así, entre espera y espera, surgió su nueva inquietud: meterse de lleno al mundo de la tecnología.
-¿Y por qué?
-Me llama la atención el tema tecnológico y me gustaría hacer algunas apuestas allí. Lo he hablado con mis asesores para buscar algunos proyectos que junten las tecnologías móviles, el deporte y la vida sana.
Su equipo está manos a la obra hace varios meses, con la idea de lanzar una aplicación que entrega información del desempeño de Arturo en la cancha y durante los entrenamientos. El proyecto considera convertirlo en un canal oficial de comunicación con quienes siguen su carrera. Pero lo más original es que será un sistema virtual de subastas de artículos deportivos utilizados por el crack en los partidos oficiales y en los entrenamientos. Aún el equipo se quiebra la cabeza para descifrar cómo hacer una subasta global, en varios idiomas, sin que se caiga el servidor.
La apuesta tech está en manos de JumpittLabs, un equipo de ingenieros de la universidad Federico Santa María y la Universidad Católica de Valparaíso. Este laboratorio nació hace dos años como un emprendimiento de los alumnos de Ingeniería Civil Industrial de la UC de Valparaíso, Marcos Amador y Felipe Ojeda, junto a Alejandro Martínez de la Universidad Adolfo Ibáñez. Ellos, junto a un grupo de informáticos y diseñadores, contaban con la experiencia de haber desarrollado anteriormente aplicaciones para grandes empresas como Enjoy.
“Muchos deportistas tienen negocios relacionados con el deporte o con su figura de súper estrella, por ejemplo escuelas de fútbol, líneas de ropa deportiva o perfumes, pero pocos han incursionado en el mundo de los emprendimientos tecnológicos. Dentro de ellos están principalmente Cristiano Ronaldo y Gerard Piqué; el primero líder indiscutido en redes sociales, el cual cuenta con su propia aplicación para smartphones y es accionista de una red social portuguesa, mientras que Piqué es el dueño de Kerad Games, una empresa de videojuegos”, explica Carlos Albornoz.
Bautizada como Vidal App, el lanzamiento oficial se realizaría durante la Copa América y su marcha blanca será a fines de abril. El nuevo emprendimiento tiene el fin de darle mayor valor a la marca “Vidal”, pero también el de generar fondos para otro de sus proyectos: la creación de una fundación. En la comuna de San Joaquín, el jugador apoya una escuela de fútbol gratuita. Se trata de un centro en La Legua que funciona con los mismos profesores de Chicureo y que recibe el mismo nombre, Team Vidal.
Pero la lluvia de peticiones que le llegaban para patrocinar diferentes causas, hizo que se definiera por crear una organización que ordene todos sus aportes benéficos.
“Ya encargué crear la fundación para que nos ayude a llegar también a los que no pueden pagar. Estamos en conversaciones con empresas grandes para promover esta visión. Sé que los niños me siguen y quiero aprovechar eso para influir en ellos positivamente”, explica el volante de la Juventus.
Por ahora, el trabajo está enfocado en darle forma a la “Fundación Arturo Vidal” y están en plena búsqueda de un director ejecutivo. A la par, acordaron con el municipio de La Florida la apertura de su escuela de fútbol para niños vulnerables que coexistirá con el negocio que desarrollan en la zona. El objetivo es que en cada comuna donde se instalen sus negocios, puedan, paralelamente, realizar apoyo social.
“Todo se canalizará a través de mi fundación. Más que apoyar causas benéficas, hoy estoy pidiendo ayuda para apoyar el deporte y la vida saludable de los que no pueden pagar, de ésos que no tienen áreas verdes o deportivas cerca de sus casas. Creo mucho en el deporte como herramienta para sacar a los jóvenes de los vicios. Al menos funcionó conmigo y muchos de mi generación. Como sé harto de diabetes por mi hijo Alonsito, sé también de la necesidad de prevenir la obesidad infantil. El deporte puede ayudar mucho a prevenir enfermedades en Chile. Más aún cuando los hospitales públicos en Chile no son como en Alemania o Italia”, agrega el seleccionado nacional.
Con todos los proyectos en carpeta, la estructura de administración de inversiones del jugador se ha profesionalizado. A Albornoz se sumaron diferentes profesionales que analizan sus futuros proyectos. Entre ellos está Mauricio Acuña, ingeniero civil que opera como gerente de Nuevos Negocios, quien se encarga de evaluar los proyectos y presentarlos al directorio. Acuña trabajó antes en Santiago Innova (incubadora de negocios) y en el centro de emprendimiento de la Universidad Mayor. También está María Ignacia Aldunate, ingeniero en alimentos, quien fue por 15 años gerente de Eventos de TVN. Se sumó al staff luego de organizar el matrimonio de Arturo y está a cargo de los proyectos de inversión involucrados a centros de eventos, restaurantes y comida saludable para niños, que es un área que Vidal también quiere indagar.
El equipo se completa con el abogado Claudio Cortés, experto en derecho comercial y tributación; Cristián Trujillo, ingeniero civil y MBA de Notre Dame EE.UU., asesor en inversiones financieras (quien es además actual gerente general de FXCM Chile); Laurel Monette, MBA de Notre Dame experta en marketing y business planning y con foco en los negocios que pueda desarrollar el deportista en Estados Unidos; Cristián Mundaca, sociólogo y magíster en Investigación, quien hoy divide su tiempo entre la implementación de la Fundación Arturo Vidal y la dirección de estudios sociodemográficos para proyectos inmobiliarios, y Tomás Serey, que como ingeniero comercial y magíster en Educación, se divide entre los temas personales de Arturo y la implementación de la fundación.
En caballo o limusina
El portafolio de negocios de Arturo Vidal es bastante grande. A sus inversiones inmobiliarias, la veta tecnológica y la fundación, suma sociedades que tiene con su familia. Una de ellas es la reciente apertura junto a su suegro, Carlos Matus, de un negocio de arriendo de limusinas. Con el gancho de que el futbolista la usó para su vistoso matrimonio (el 27 de diciembre de 2014), partieron arrendándola y el negocio se bautizó como Limusina Vip. La meta es que a la Chrysler 300 C (avaluada en cerca de 80 millones de pesos) que poseen se sumen otra igual y vehículos de lujo. ¿Si es bueno invertir con la familia? Vidal se lo toma con calma. “Eso está por verse, hasta hora se han hecho las inversiones y habrá que ver los resultados. Hablemos en 3 años más y te cuento”, asegura.
Pero si se trata de hablar de uno de los negocios preferidos de Arturo, la hípica es lo que más llama su atención. Se gasta plata en el cuento, aseguran sus asesores, pero también el tiempo le ha dado la razón. Ganó el Derby 2014 con Il Campione, un caballo que compró a sólo 55 millones de pesos y que se traspasó a sus nuevos dueños en Estados Unidos por cerca de 2 millones de dólares. El caballo, además, se despidió de Chile con 250 millones de pesos en premios y, de paso, la reputación de Vidal y su equipo en este deporte –integrado por el preparador Sergio Inda y Carlos Aliaga, entre otros colaboradores– se fue las nubes.
De Il Campione, Vidal era dueño en sociedad con Pedro Hurtado Vicuña (empresario ligado a Entel), mientras que el caballo con el que ahora apostará por nuevos campeonatos –Sono Bianco Nero– también lo liga a nexos empresariales de peso. Su jinete, Héctor Berrios, asumirá ahora la conducción del fina sangre que pertenece a la asociación entre el crack de la Juventus y el presidente de la Universidad de Chile y controlador de Bethia, Carlos Heller.
-¿Inviertes en cosas que te gustan?
-Mucha gente opina en qué debo invertir y en qué no. Mucha más gente de la que crees. La hípica nunca la consideré una inversión, pero con el tiempo se convirtió en un negocio que se autofinancia, todo gracias a Il Campione, un caballo de otro planeta. Tuve mucha suerte de encontrarme con ese caballo, me ha dado alegrías y además está avaluado en una suma importante.
Los de la hípica son mis amigos de siempre, los de toda la vida, además de los preparadores y jinetes que admiré antes de convertirme en propietario y que luego quisieron trabajar conmigo. En general mi fórmula para elegir colaboradores es simple. Primero pienso, averiguo y busco quienes son los mejores en una actividad, luego trato de contactarme con ellos. Por ejemplo, cuando empezamos a trabajar el tema de la App Vidal, le pedí a mi tío que fuera hablar con el gerente de Microsoft, no sé, se me ocurrió que podía servir. Así empezamos a visitar frecuentemente la compañía para ver qué proyectos vinculados al deporte y la tecnología puede haber en los que se pueda invertir.
-¿Y has perdido plata?
-Nunca pensé que no iba a perder plata. Pero como muchas cosas en mi vida, en la hípica por ejemplo, jugué a ganador. Invertí fuerte para ganar fuerte. Y resultó. No digo que siempre vaya a resultar, pero esta vez, resultó. Estoy demasiado feliz con el éxito de Il Campeone. Espero que se repita.
-¿Se justificó lo invertido al ganar el Derby?
-Sí, y todavía no puedo dejar de reírme cuando me acuerdo.
-¿Y has hecho alguna inversión o gasto en que hayas dicho “en lo que me metí”?
-Un par de cosas chicas, de seis o siete millones. Un local comercial, por ejemplo, pero prefiero no ahondar en ello. Ahí empecé a darme cuenta de que hacer negocios toma tiempo y surgen muchos imprevistos. Que hay que tomar las cosas con calma, asesorarse y formar equipo.
-¿Te sentirías conforme siendo reconocido como un ex futbolista bueno para los negocios?
-No busco eso, no busco reconocimiento. Lo que más me mueve es el temor a no invertir bien, a equivocarme, a que los que más quiero no tengan las posibilidades económicas que deseo darles. Lo otro, es tener una transición entretenida cuando me retire. Muchas de las cosas que hago las hago pensando en el día en que ya no juegue fútbol. Poder volver a mis negocios y seguir inventando cosas entretenidas desde mi nuevo rol de empresario.
-¿Estudias para eso?
-Nunca he sido bueno para leer (se ríe). Aunque trato de leer algunas cosas, un poco de historia sobre todo. Me gusta saber de los jóvenes que han hecho fortuna. Hace poco terminé un libro sobre el fundador de Facebook. No sé, me llama la atención. Ahora estoy leyendo sobre el fundador de FIAT, que está ligado a Juventus. Pero me aburro rápido si el texto no es dinámico. Más me gusta escuchar. Preguntar sobre las cosas que me generan curiosidad. A mis tíos y amigos con más experiencia siempre les hago preguntas de negocios, historias o personajes.
-Y tus objetivos deportivos para 2015 ¿cuáles son?
-Quiero ganar algo grande, la Champion sería el sueño. Y la Copa América, eso es algo por lo que voy a luchar con todo. El Derby también… pero ése ya lo cumplí.
-¿Y qué expectativas le ves a Chile para la Copa América 2015?
-Creo que si llegamos en buen nivel, los chilenos nos podemos quedar con la Copa América. Pero los partidos hay que jugarlos. Lo que corresponde ahora es seguir entrenando y estudiando a los rivales. Los resultados tienen que llegar por el trabajo, hacer pronóstico sirve de poco si no hacemos la tarea. Que no quede duda que dejo todo en cada entrenamiento para volver a sentirme a un 110%. Al final, para mí de eso se trata, de dejarlo todo en la cancha, ya sea cuando hablamos de fútbol o de negocios. La única manera de que los resultados desfavorables no te peguen tan duro, es haberlo dejado todo. Cuando crees que anduviste a media máquina, ahí es cuando la derrota duele más. Por eso siempre, como decimos los bianconeros: fino a la fine (hasta el final). •••
Me gustaría trabajar junto a ustedes.
Soy titulada de fotografía de la universidad del Pacífico