La avispa chaqueta amarilla (Vespula germanica) es un insecto de origen europeo que se ha dispersado por casi todo el mundo. En Chile es una de las especies invasivas que más territorio abarcan, pudiendo ser posible verla en la Región de Tarapacá y desde la Región de Valparaíso al sur. No sólo afecta a las personas, sino que compite con las abejas -que están desapareciendo rápidamente- y amenaza el hábitat de especies endémicas, como el picaflor de Juan Fernández (Sephanoides fernandensis), que está en peligro crítico.
La avispa es una de las 27 especies consideradas invasoras prioritarias en Chile, según una lista de animales y plantas exóticas que han ingresado a hábitats donde no tienen un competidor capaz de lograr un equilibrio biológico, y pueden llegar a destruirlo. Entre ellas: el aromo, el castor, el ciervo rojo, el jabalí, el didymo (alga) y la rosa mosqueta. Otro centenar son también especies introducidas con un alto potencial de volverse invasoras, según un estudio elaborado por el Centro de Análisis de Políticas Públicas (CAPP) de la U. de Chile y presentado ayer por el Ministerio del Medio Ambiente.
Introducidas e invasoras
“Una de cada 100 especies introducidas puede volverse invasora”, dice Petra Wallem, ecóloga y líder del estudio. Que eso ocurra depende de múltiples factores. “Estas especies van pasando un montón de filtros en el hábitat de reubicación (invasión), que define si va a subsistir, reproducirse en el lugar y si podrá expandirse. En general, las especies carnívoras o en el tope de la cadena trófica son las más poderosas, porque no hay quien se los coma a ellos”, explica. Como el visón, que está depredando al carpintero negro (Campephilus magellanicus), ave endémica de la Patagonia; o el castor (Castor canadensis) que ha destruido bosques de lenga (Nothofagus pumilio), árbol endémico y de lento crecimiento.
Se estima que unas 3.700 especies exóticas han ingresado al país, que se transforman en invasoras cuando comienzan a dañar lo que hay en el lugar de origen. Algunas, como el gorrión (Passer domesticus), no logran tener un impacto visible, pero otras, como la tortuga de orejas rojas (trachemys scripta), lo hacen rápidamente. “Es una tortuga de acuario cuya tasa de ingreso hasta hace poco era muy baja, pero se ha vuelto muy popular y muchas personas están liberándolas y se está transformando en problema”. Según Wallem, de una especie exótica introducida, ahora es un potencial invasor que en cinco años “nos va a reventar en la cara”.
Plan nacional
“Lo que corresponde, ahora que tenemos identificado cuáles son las especies invasoras, es hacer un plan para poder controlarlas, porque se están propagando”, dice Marcelo Mena, subsecretario de Medio Ambiente. De acuerdo a la autoridad, en dos o tres años podría estar lista la institucionalidad que lo logre, pero antes es necesario que comience a operar el Servicio de Biodiversidad y Areas Protegidas, promesa de campaña del actual gobierno que debe ingresar al Congreso dentro de los primeros 100 días.
Para entonces podrá implementarse un plan nacional contra las especies exóticas invasoras, del que ya existe un proyecto piloto en Juan Fernández, el ecosistema más rico del país y el más amenazado. Allí, un proyecto del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), junto al Ministerio de Medio Ambiente y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) está controlando a la avispa chaqueta amarilla -que ha disminuido en el poblado- y otras especies exóticas, sobre todo vegetales, como el maqui, la zarzamora y la murtilla. Estas plantas silvestres nativas del continente no producen daño en su hábitat, “sin embargo, en la isla han crecido de forma exuberante y es gravísimo, porque va avanzando, ahogando las plantas del suelo y no permiten reproducirse a los árboles”, dice Fernando Baeriswyl, coordinador nacional del proyecto GEF, que esperan repetir en otras islas.
Lo próximo es crear una barrera de bioseguridad similar a la que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) practica en las fronteras, pero dentro del territorio. Como no existe normativa para interceptar y confiscar especies exóticas entre regiones, el piloto se realizará con las personas que viajan hacia el archipiélago, plan que comenzará a funcionar este año.
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