por Paulina Sepúlveda / Cristina Espinoza C.
vía Los principales cambios en Chile según el Censo 2012 | Tendencias | La Tercera Edición Impresa.
Mayores de 80 años es el grupo que más crece en el país
Un país más envejecido. Es lo que confirman las cifras del Censo 2012. En 2002, el grupo de más de 80 años era el 1,6% de la población, y en 2012 pasó a 2,4%. Aumento que representa un alza de 62,3%, convirtiéndose en el grupo etario de mayor crecimiento del país.
Contrariamente, el grupo de menores de 15 años es el que más retrocede (ver infografía), alcanzando una disminución de 9,1%, un gran cambio en los últimos 50 años. En 1960, ese mismo grupo de edad era el 40% de la población.
Eduardo Valenzuela, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. Católica, dice que la caída en la tasa de fecundidad y la disminución en el número de hijos por mujer, es uno de los elementos que influyó en el fenómeno. “Esto cambia la distribución por edad de la población, que antes tenía la forma de una pirámide, con muchos niños en la base y pocos viejos en la cúspide. Lo que está sucediendo es que disminuyen los niños (y luego los adolescentes y los jóvenes) y aumentan los adultos mayores, incluso aquellos que tienen mucha edad”, dice Valenzuela.
El proceso que Chile atraviesa se conoce como “segunda transición demográfica”, dice Valenzuela. La primera estuvo influida por la caída en la tasa de mortalidad, especialmente la infantil, en los años 50 y 60, gracias a las mejoras en urbanización y el traslado de gente hacia las ciudades.
Estamos en el medio de este segundo proceso: bajan los niños y aumentan los mayores, pero no somos aún una sociedad envejecida. “El grueso de nuestra población se encuentra en la edad económicamente activa (entre 18 y 60 años), lo que se conoce como el “bono demográfico”, lo que ofrece buenas posibilidades para el desarrollo económico”, indica.
La longevidad abre, además, la experiencia de contar con abuelos por mucho tiempo. “Convierte a la familia en una realidad de tres generaciones”.
El menor porcentaje de hombres de últimos 20 años
Menos hombres que mujeres. Es lo que muestran las cifras del Censo 2012 y es lo que se conoce como Indice de Masculinidad (IM), que se refiere al número de varones por cada 100 mujeres. La actual medición estableció la tasa en 94,9. En 2002 fue 97,1 (ver infografía).
El fenómeno puede entenderse por aspectos biológicos. Nacen más hombres que mujeres (en promedio, por cada 100 mujeres nacen 105 hombres), pero la tasa de mortalidad masculina es superior a la femenina, lo que luego invierte la tendencia y en edades avanzadas, el grupo de mujeres supera al de hombres.
Según Cristián Henríquez, del Instituto de Geografía de la UC y del Centro para el Desarrollo Urbano Sustentable, pese a que la cifra puede tener errores en la estimación -pues como indicó el director del INE, aún falta el proceso de conciliación para ajustar los números-, las migraciones y la economía pueden explicar el fenómeno. Dice que existe una migración interna desde las zonas rurales a urbanas de mano de obra femenina, que son las que más se mueven por razones laborales. Así por ejemplo, el IM, según el último censo, en la zona urbana fue de 93,3 y 106,5 en la zona rural.
Todo este movimiento laboral también se aplica a la migración desde otros países, dice Henríquez. “Existe una migración externa de mujeres que vienen a trabajar a labores femeninas, por ejemplo, como vendedoras o empleadas domésticas, que afecta el índice. Esa masa laboral hace que la población femenina sea más grande”, indica. Hace tres décadas, el ingreso de la mujer al trabajo no era tan relevante como es ahora, lo que hace que ellas ocupen nichos que antes estaban reservados a los hombres y que se movilicen más buscando trabajo.
Contexto que confirman las cifras de Extranjería, que indican que en 2011 se otorgaron 18.793 permisos de residencia definitivas, de ellas, 10.110 (54%) fueron para mujeres y para hombres 8.693. En 2012, las definitivas, 27.311; mujeres, 14.760 (54%): hombres, 12.551.
Sin embargo, para Juan Carlos Oyanedel, sociólogo de la U. de Santiago, la gran explicación está dada por la tasa de mortalidad, que es mayor en hombres que en mujeres (ver columna de opinión).
Número de divorciadas y separadas supera a los hombres
El 51% de los solteros en Chile son hombres. Del total de personas mayores de 15 años solteras (6.055.287), los varones son mayoría: 3.058.164. En el caso de los divorciados, que por primera vez un censo recoge luego de la Ley de Divorcio de 2004, ellas son mayoría: 56,9% (186.807). Los hombres alcanzan el 43,1% (141.646).
Camila Mella, socióloga del Centro de Estudios Cuantitativos y Opinión Pública de la U. de Santiago, explica que el que las mujeres divorciadas sean más que sus pares masculinos tiene un fuerte peso demográfico: las mujeres son más porque nacen y viven por más tiempo.
Pero además, existen otros factores que explican, por ejemplo, la superioridad de los solteros. “En términos valóricos, al igual que las mujeres, los hombres en Chile están postergando el matrimonio y pueden privilegiar la autorrealización personal (una carrera y la formación académica), antes que casarse”, indica la socióloga.
Lo muestra el alza en la edad a la que se casan los hombres. En 2002, ellos en promedio contraían matrimonio a los 28 años. Hoy, según los datos de las Estadísticas Vitales 2011, esa edad es 32 años, en promedio. En el caso de las mujeres, en 2002, ellas se casaban a los 25, y hoy lo hacen a los 30 años.
Desde los años 80 en adelante, explica Mella, con el aumento de la escolaridad femenina se produce un fenómeno denominado “homogamia educativa”, que también influye. Esto quiere decir que las mujeres se casan con hombres que tienen su mismo nivel educacional. “Y entre los 30 y los 45 años, las mujeres tienen más educación que los hombres”, indica. Lo que influye en el mayor número de solteros.
Que ellos sean un menor porcentaje de los divorciados es porque se casan más luego de un quiebre. En 2012, según datos del Registro Civil, de los 4.248 matrimonios en que el estado civil previo era divorciado, 69% fueron hombres.
Otras transformaciones
Bajan católicos y aumentan evangélicos
Cada vez más chilenos declaran no pertenecer a ninguna religión. En 20 años, pasaron de 5,8% al 11,48% en 2012. En total, 1.471.173 personas. A pesar de la baja, los católicos siguen siendo el grupo más importante. Más de ocho millones y medio de personas declaran pertenecer a esa religión; sin embargo, pasaron del 76,7% en 1992, al 66,6% 20 años más tarde. Los evangélicos, en tanto, aumentaron del 12,4% en 1992 al 16,47% en 2012. Octavio Avendaño, sociólogo de la U. de Chile, explica que la baja en la cantidad de católicos se da porque algunas personas se desafilian, pero siguen siendo creyentes. “No es un fenómeno de secularización, no se declaran agnósticas. Se puede intuir una pérdida de influencia de la Iglesia Católica, y que ocurre en Chile y a nivel internacional”.
Jefas de hogar
Los hogares con jefatura femenina vienen aumentando sistemáticamente en Chile en los últimos 20 años. Hoy, el Censo 2012 indica que 36,4% de los hogares son encabezados por una mujer. En 2002 esa cifra era 31,5%. Eduardo Valenzuela, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. Católica, indica que en parte se trata del aumento de hogares con madres solas que se han multiplicado por obra de la inestabilidad conyugal y la irresponsabilidad paterna. “El aumento en la tasa de divorcios o separaciones de hecho, por ejemplo, genera más hogares con jefatura femenina. También, la maternidad fuera del matrimonio que se ha hecho más frecuente. Pero además, la jefatura femenina puede darse en hogares de parejas casadas donde el principal ingreso es el de la mujer, algo que ocurre más que antes”, sostiene el experto.
Dudas sobre compromiso medioambiental
El Censo 2012 fue la primera vez en que se incluyeron preguntas relacionadas con el medioambiente. De allí se desprende que en el 21,94% de los hogares encuestados -1.085.277- separan su basura para el reciclaje, mientras en 9,65% hacen compostaje, abono o tierra de hojas. En el 4,96% de ellos realizan ambas acciones.
La pregunta verde, aunque valorable, estuvo mal planteada, indica Alex Godoy, investigador y director del Magíster en Gestión Ambiental de la U. del Desarrollo. “No sirve, porque no sabemos qué se entiende por ‘habitualmente’. Sólo es posible saber si alguien alguna vez en su vida ha segregado su basura. Decir que recicla sería malinterpretar la información”, dice.
“Ojalá la cifra fuera verdadera y se traduzca en reciclaje efectivo, es decir, que efectivamente llegue a un punto limpio o centro de reciclaje industrial. Aunque nuestras cifras muestran que entre un 3% y 5% de la basura se recicla realmente”, dice Mónica Reyne, gerenta de proyectos de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla).
De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente, cada chileno produce, en promedio, 384 kilos de residuos domiciliarios al año. Del total (6,5 millones de toneladas), sólo un 10,9% se recicla. Lejos del 63% de Austria y 62% de Alemania.
Godoy sostiene que separar la basura ya ni siquiera debería ser considerado un “hábito verde”. “Es como lavarse los dientes, ya debería ser un hábito común”. Pero saber dónde dicen estar reciclando -pues al menos denota interés- podría ser útil para determinar estratégicamente dónde instalar los centros de acopio.
Según Reyne, faltan incentivos adecuados para lograr un cambio, en lo que el proyecto de ley sobre Responsabilidad Extendida del Productor (REP) -creada por exigencia de la Ocde- podría ayudar.
Se triplican chilenos que viven en departamentos
Hoy la ciudad no sólo se expande hacia la periferia, sino hacia arriba, multiplicando la población en los centros urbanos. De acuerdo con el censo, entre 2002 y 2012 la población que vive en departamentos pasó del 12,62% al 15,35%. Hoy casi 900 mil chilenos viven en edificios, más del triple de los que lo hacían en 1992.
“Hay una complejización del crecimiento urbano. Entre 1992 y 2002, lo que teníamos en la Región Metropolitana, por ejemplo, era crecimiento en expansión urbana, pero ahora se han incorporado nuevas tendencias como los procesos de densificación. En Santiago, los departamentos como vivienda pasaron del 14% en 1992 a casi un tercio en 2012”, dice Luis Fuentes, académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la U. Católica.
Ese cambio en la distribución genera problemas en temas como el tránsito, al haber mayor demanda.
La situación se repite en otras regiones, sobre todo en los centros urbanos de las más populosas, como la del Biobío y de Valparaíso, que concentran las actividades centrales. Pero también en los llamados corredores viales, que concentran mayor edificación.
El experto agrega que además se expande a otras comunas donde se mezcla lo rural con lo urbano. “Lugares como Tiltil, por ejemplo, que eran eminentemente rurales, mutan a esa forma de vida”, dice.
Otro cambio notorio es la disminución de las viviendas más precarias, como mediaguas, piezas o carpas, que pasaron del 4,45% en 2002 al 1,9% en 2012.
“Hemos tenido un proceso fuerte de formalización de la vivienda, con erradicación de campamentos, disminución de la población rural y política social. En el caso de la RM las formas más precarias pasaron de 11% en 1992 a sólo 2%, en 2012”.
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