por Oriana Fernández y Javiera Herrera
A siete años de que se iniciaran los primeros estudios y luego de tres revisiones de la Contraloría General de la República, este organismo aprobó de manera definitiva el nuevo Plan Regulador de la Región Metropolitana. De esta forma, se suman más de 10 mil hectáreas al límite urbano, por lo que la región contará con cerca de 121 mil hectáreas de superficie.
Las comunas que más se verán impactadas por este ajuste son Quilicura, Pudahuel, Maipú, San Bernardo y La Pintana, las que por ubicación siguen el crecimiento natural de la ciudad, según explica el subsecretario de Vivienda, Francisco Irarrázaval.
Uno de los motivos que llevaron a trabajar en la actualización de la regulación es que para 2030 se estima que el Gran Santiago tendrá 1,6 millones de habitantes más, pero que no habrá suelo disponible para cubrir la demanda que eso implica.
Además, un diagnóstico realizado por la Seremi Metropolitana de Vivienda y el ministerio correspondiente determinó que, junto al crecimiento de la región, habría carencia de áreas verdes y las viviendas sociales terminarían instalándose en zonas rurales sin acceso a servicios básicos.
Debido a esto es que en el plan también se establecieron condiciones para estos últimos dos puntos. Así, las áreas verdes deberán ocupar al menos el 25% de la superficie total de crecimiento, es decir, más de dos mil hectáreas. En tanto, se destinarán como mínimo 800 hectáreas para la construcción de viviendas sociales. “Nos aseguramos de que estas viviendas se vayan construyendo junto a las que son de mayor valor, para que el tejido urbano sea más mixto”, sostiene Irarrázaval.
La autoridad agrega que las restricciones que se le ponen al crecimiento de la ciudad “dan suficientes garantías de que el desarrollo esta vez se va a hacer de manera más planificada y controlada y, sobre todo, mitigando los impactos negativos que trae el crecimiento”.
Javier Hurtado, gerente de estudios de la Cámara Chilena de la Construcción, dice que la aprobación del plan es una buena noticia y agrega que viene a responder a un problema “bastante complejo respecto de la necesidad de terrenos donde construir en extensión, como edificaciones en altura”.
Una opinión distinta tiene Luis Eduardo Bresciani, arquitecto y urbanista de la Universidad Católica, respecto del instrumento. “Aunque se trata de una revisión parcial de los límites urbanos de Santiago dictados hace 20 años, desde que se inició esta modificación, las tendencias metropolitanas que le dieron origen hace siete años han cambiado radicalmente”.
Según el académico, en este tiempo “se han reemplazado las antiguas tendencias de expansión por fuertes demandas urbanas por renovación interior, recuperación de barrios e integración social”.
Próximos pasos
Tras la aprobación del texto, el siguiente paso será su publicación en el Diario Oficial, lo cual debiera ocurrir en las próximas dos semanas.
Después de eso, Irarrázaval sostiene que las municipalidades podrían empezar a entregar normas incorporando este nuevo límite y también podrían empezar a modificar sus planos reguladores. Esto, pues el documento también contempla el cambio en el uso de suelo para permitir más instalación de viviendas en las comunas de Renca, Cerro Navia y La Pintana.
El subsecretario añade que “en uno o dos años se podrían estar presentando los primeros proyectos y ya en 10 años se debieran estar materializando varios”.
Otro ámbito que se vería impactado son los precios de las viviendas, los cuales se “deberían contener”, según la autoridad.
Este punto es secundado por el gerente de la Cámara Chilena de la Construcción, quien asegura que “una de las razones de los precios crecientes es por la escasez que existe en la actualidad de terrenos para construir (…) y con esto uno debiera ver que esa tendencia baje”.
Largo trámite
Entre fines de 2006 y 2009 se realizó el primer estudio, y en marzo de 2010 se ingresó a consulta por parte del Gobierno Regional, pero tuvo su primer rechazo. Tras la reposición, se vio nuevamente y el reingreso final en Contraloría fue el 25 de octubre.
Según Irarrázaval, el Plan Regulador “es probablemente el instrumento legal de planificación urbana más complejo de Chile”, y añade que las revisiones son largas, pero sostiene que “habría esperado que hubiera sido más rápido”.
Una postura más crítica asume Bresciani. “Es evidente que estamos en deuda y el próximo gobierno deberá iniciar una profunda reforma a la institucionalidad de la planificación urbana, además de hacer una revisión integral del Plan Regulador en un amplio consenso regional”. Sostiene, además, que con la elaboración del nuevo reglamento se terminó “por desnudar las debilidades de nuestra planificación urbana, basada en una institucionalidad poco participativa, centralista y descoordinada”.
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