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Francisco J. Fuentes 

Una fuerte baja en sus operaciones aéreas anuales está experimentando el aeródromo de Tobalaba, la única pista que hoy está disponible para las actividades del Club Aéreo de Santiago, que mañana cumple 85 años de existencia.

Según datos de la entidad -fundada el 5 de mayo de 1928-, en la década pasada el aeródromo superaba las 97 mil operaciones al año, cifra que en 2012 disminuyó a 45 mil.

Según el presidente del Club Aéreo de Santiago, Hans Gesche, esto se debe a una política autoimpuesta luego de la tragedia aérea de febrero de 2008, cuando un avión del Club Aéreo de Carabineros cayó a tierra en Peñalolén, poco después de despegar, causando la muerte de 13 personas, entre ellas varias mujeres que hacían gimnasia en un centro deportivo.

Desde entonces, la escuela de aviadores del Club Aéreo de Santiago -creada para entregar al país nuevos aviadores que compusieran la reserva de la Defensa Nacional- trasladó sus actividades a los sectores de La Victoria y Santa Teresa, en Chacabuco y Melipilla, debido a una solicitud del gobierno regional de la época para rebajar al máximo posible las operaciones sobre La Reina y Peñalolén.

No obstante, Gesche asegura que hasta hoy el club sigue aportando anualmente unos 40 pilotos para la aviación comercial, corporativa y utilitaria. Más de 3 mil aviadores, añade, han egresado de la academia en 85 años.

A su juicio, hoy existen elementos que “ponen en peligro a la aviación general, y que se manifiestan, por ejemplo, en la pérdida de 15 aeródromos y pistas en el país por causa de la presión inmobiliaria”.

Como ejemplo pone el caso del ex aeródromo de Los Cerrillos: “Nos afectó fuertemente, porque tuvimos que acoger parte del tráfico pesado que Pudahuel no puede recibir y que contribuye enormemente al país”. Agrega que el cierre afectó a Santiago, porque “se perdió un punto estratégico en medio de una ciudad muy sísmica”.

Por ello, el club está apoyando la consolidación de una nueva entidad, el Consejo Nacional de Aviación General, que aglutina al resto de los clubes del país, la Federación Aérea y diversas entidades particulares, en pos de dos objetivos: modernizar la normativa vigente y defender la infraestructura asociada a la aviación general.

Consultado si ante las dificultades de operación se analizó la opción de dejar el actual emplazamiento de Tobalaba, Gesche sostiene que “estamos desde 1954 aquí, y creemos que esta pista aún satisface nuestras necesidades, por lo que no creo que sea lógico un traslado”.

Según el dirigente, “entendemos que el hecho de mantener un aeródromo inserto en la ciudad causa preocupación, pero como en todas las ciudades del mundo, a la larga la comunidad debe aprender a convivir con los aeródromos”.