Pedro Pablo Errázuriz: “La actual administración se ha embarcado en revitalizar nuestros ferrocarriles, no ya con miras a devolverles ese añorado pasado como se pretendió hace algunos años, sino que intentando resolver las claves del transporte del futuro…”
vía El Mercurio.com – Blogs – El periódico líder de noticias en Chile.
Días atrás me subí a un bus del Transantiago en Bajos de Mena (Puente Alto) para verificar la correcta implementación de un nuevo recorrido. Lo hice temprano para observar el desarrollo de la hora punta. Como inicié mi viaje desde el terminal, tuve la oportunidad de sentarme al lado de un señor de cierta edad que se dirigía a su lugar de trabajo. Conversando en el trayecto, me contó que su tierra natal era San Carlos, lugar próximo a Chillán. Me preguntó si, además de ser ministro del Transantiago, me ocupaba también de los trenes, cosa que, por cierto, le confirmé. “Mire, usted -me dijo-, creo que difícilmente tenga otra vez en la vida la oportunidad de hablar con el ministro de los trenes y quiero pedirle un gran favor. Desde pequeño siempre viví al lado de la estación de los trenes, admirando estas maravillosas máquinas que mueven a miles de pasajeros y toneladas de carga para todas partes. Y hoy, cuando vuelvo a mi tierra natal, veo con mucha pena cómo están de abandonados. Por lo que más quiera, ¡devuélvales la dignidad a los trenes!”.
Esto que parece una anécdota simpática está profundamente enraizado en toda la población, sobre todo en aquellos que tenemos un poco más de edad y que alcanzamos a ver algo de la gloriosa vida del mundo ferroviario.
Gente de distintas ciudades, parlamentarios de todos los signos, empresarios, viajeros y hasta mis colegas ministros siempre me deslizan algún comentario referido a los trenes y a cómo restituirles su inapreciable utilidad.
Los tiempos han cambiado, qué duda cabe. Las carreteras han sufrido una fuerte expansión; hoy están en todas partes, los buses se han multiplicado y los camiones cada día soportan más carga. ¿Queda espacio para los trenes?
La respuesta se encuentra justamente en este explosivo desarrollo. Junto con él, llegaron la contaminación, la congestión, los atochamientos, y, como consecuencia de todo ello, el valor del tiempo se ha disparado.
El tren puede y debe aportar en esta nueva problemática. Posee una red bien extendida que une las principales ciudades con los puertos y los centros productivos, siendo un transporte más seguro, ambientalmente mucho más amistoso y, de paso, descongestiona nuestras convulsionadas carreteras.
Es por este motivo que la actual administración se ha embarcado en revitalizar nuestros ferrocarriles, no ya con miras a devolverles ese añorado pasado como se pretendió hace algunos años, sino que intentando resolver las claves del transporte del futuro. La competencia a la vía férrea es desleal. Tanto los camiones como los buses pagan una mínima parte del costo de la infraestructura que utilizan. El tren, en cambio, debe absorber todo el costo de la infraestructura que la soporta.
El tren, en igualdad de condiciones, es muy competitivo en carga y es un bien altamente apreciado por la población, por su regularidad y breves tiempos de viaje, sobre todo en distancias cortas, o lo que llamamos trenes urbanos y suburbanos. Esto lo puede hacer incluso pagando sus costos operacionales utilizando el actual esquema tarifario.
Para allá nos estamos dirigiendo.
Un nuevo servicio de pasajeros empezará a operar a inicios de 2014 entre Santiago y Rancagua. Este se hará con trenes nuevos de última generación, pasos desnivelados en sus cruces, un debido confinamiento, y frecuencias de cuatro minutos para el tramo hasta Nos, y 15 minutos a Rancagua en hora punta. Asimismo, estamos dando comienzo al proceso de licitaciones para extender el servicio del tren urbano de Concepción hasta Coronel, como también nos encontramos en los estudios finales para implementar un servicio al poniente de Santiago, pasando por Padre Hurtado y Malloco hasta Melipilla y un tren al norte para unir Quilicura, Colina y Batuco con la estación Mapocho.
En la V Región vamos a adquirir ocho nuevos trenes para atender la creciente demanda del Metro Valparaíso, Merval.
En larga distancia, estamos racionalizando el servicio a Chillán con sus estaciones intermedias.
Igualmente, estamos reformulando los servicios de carga para darles más herramientas de competitividad en toda la red de la línea férrea.
Queda mucho por hacer. El terremoto dejó en tierra la mayor parte de las estaciones de la zona central.
Sin embargo, con un esfuerzo silencioso, estamos encontrando un camino que nos llevará a devolverles la tan anhelada dignidad a nuestros trenes.
Pedro Pablo Errázuriz Domínguez
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