El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile.

Cuando una industria está próxima a cumplir 20 años de existencia, se abren espacios para analizar lo que hemos hecho y lo que aún está pendiente; los errores que no hay que repetir y las áreas que se deben perfeccionar para mejorar la calidad de vida de muchos chilenos, aportando conectividad y reduciendo los tiempos de traslado. Se ha hecho mucho, pero también es cierto que se puede hacer más y mejor.

Desde que iniciamos nuestro trabajo en el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, hemos logrado reimpulsar gran parte de la cartera de concesiones. Logramos concretar licitaciones de obras muy relevantes para nuestras regiones como la Ruta D43 La Serena-Ovalle, el Hospital de Antofagasta, el aeropuerto Diego Aracena en Iquique, el Aeropuerto La Florida, las Rutas del Loa y la Ruta G21 Camino a Farellones.

Este año comenzamos además a implementar de manera decidida una reforma inédita para Santiago: el Plan Santiago Centro Oriente, que comprende ocho grandes obras que permitirán aliviar la congestión de la ciudad, de las cuales esperamos iniciar pronto las primeras tres. Vamos a convertir a estándar urbano el acceso a Santiago por la Ruta 5 Norte entre Américo Vespucio-Lampa, iniciamos los trabajos para mejorar la seguridad en la cuesta las Chilcas y comenzamos con el plan de mejoras y ampliación para el aeropuerto internacional de Santiago.

Lo anterior son ejemplos de obras que hemos destrabado con esfuerzo y trabajo en equipo, aunque lamentablemente muchas han llegado con años de retraso en relación con el momento en que se tornaron necesarias. Las obras de infraestructura son de largo aliento y en 2010 debimos comenzar los estudios de ingeniería, pasando por las licitaciones y luego la construcción.

No sólo hemos avanzado en obras, sino también hemos impulsado cambios en materias tan importantes como la servicialidad, incorporando estándares de servicio en los nuevos contratos y trabajando con las empresas con contratos antiguos para asimilar los servicios entregados. En pos de una mayor transparencia, comenzamos a exigir a las concesionarias que licitaran las obras adicionales, y fortalecimos los equipos judiciales para defender los intereses del fisco, lo que se ha traducido en fallos favorables.

Estamos convencidos de que los chilenos se benefician de obras hechas bien, rápido y a tiempo, y para ello el Ministerio de Obras Públicas y, como parte del mismo, la Coordinación de Concesiones deben estar en constante modernización. Es un hecho que pese a contar con excelentes profesionales, la Coordinación tiene una debilidad institucional que le dificulta cumplir a cabalidad su rol de actualizar y fiscalizar la infraestructura del país a las nuevas demandas de los ciudadanos.

Abordar los desafíos de la Coordinación de Concesiones requiere una mirada de largo plazo, perfeccionando el sistema desde el origen, para realizar una planificación estratégica, anticipar los estudios de nuevos proyectos o ampliaciones de los existentes y mejorar la forma en que se fiscaliza a las empresas.

Por ello, el Gobierno ha tomado la decisión de abordar con profundidad la institucionalidad que se requiere para proyectar el sistema de concesiones hacia el futuro, de manera más moderna, empoderada y orientada a los usuarios. Así, fortaleceremos el rol de la Coordinación dentro del MOP, mejorando su posición frente a las empresas concesionarias en beneficio de los usuarios, permitiendo exigir mayor servicio y protegiendo mejor los intereses del fisco.

Lo anterior se traducirá en una dirección capaz de detectar antes de tiempo cuándo una carretera, autopista o aeropuerto superará su capacidad y contar con las herramientas para iniciar las soluciones con menores trabas y más agilidad. Así, no demoraríamos 10 años para construir una pista más en una carretera que ya está colapsada.

Esta modernización nos permitirá avanzar en una nueva era de las concesiones. Ya estamos realizado cambios importantes, pero queda mucho por hacer. Los nuevos tiempos exigen mejoras profundas para adaptar la infraestructura a las necesidades ciudadanas, y a dos décadas de funcionamiento del sistema de concesiones, es hora de hacerlas.