Me ha tocado fotografiar varios incendios, principalmente para el archivo de los mismos bomberos, y, la verdad sea dicha, nunca me ha tocado un incendio que haya sido “un éxito”. Son todos terriblemente dolorosos aunque casi siempre y si no hay pérdidas de vidas, uno se encuentre con un “podría haber sido peor”.
A mí se me cayó la casa para el terremoto de hace un año. Digo a mí porque yo era el responsable de esa, nuestra casa. Era de adobe, pérdida total y una pena enorme. Hace varios años a mi vecino, por una quema, se le quemó la casa de un maestro que trabajaba para mi y que vivía en nuestra “granja” con su señora e hijos de la edad de los nuestros. Pérdida total y la misma enorme pena.
Sin embargo de la casa derrumbada por el terremoto recuperamos casi todas nuestras cosas, pero de una casa incendiada no se recupera nada.
Ese incendio me motivó a participar activamente en la formación de la Bomba “Chicureo”, la que es fuente de tranquilidad ya sea tanto para el control de incendios como para los rescates vehiculares en los que nuestros bomberos han salvado un montón de vidas. En la casi totalidad de los casos graves, en realidad.
En el caso del incendio de la casa de Camiroaga, podríamos decir que, así como a mí se me cayo la mía, a él se le quemó la suya. El tiene una cierta responsabilidad como la han tenido los propietarios en la mayoría de los grandes incendios con pérdida total en la zona.
Casi todos los veranos Bomberos debieron concurrir a apagar pastizales en torno a la casa de Felipe, cada vez con accesos más difíciles, obligados a tomar rutas mucho más largas porque los caminos están intransitables como el de Los Algarrobos al final, pasado el condominio Chicureo III. En este incendio había una advertencia previa.
El incendio de la casa del operario que vivía conmigo tomó 8 minutos. Aunque era una buena casa, grande y amplia, era de madera con techo de fonolitas. Que los bomberos se demoren 5, 10 o 30 minutos en llegar hace toda la diferencia. Que no haya disponibilidad de agua en el lugar hace toda la diferencia. Que la piscina, si existe, sea inaccesible para el carro bomba, hace toda la diferencia. Que los carros bomba no puedan maniobrar hace toda la diferencia porque son camiones, aunque rápidos, grandes y pesados.
Por supuesto, también hay responsabilidad en los arquitectos y paisajistas, y, por supuesto también, sin prevención ocurren los desastres.
¿Podría yo haber evitado que se cayera mi casa? ¡Sin duda! ¿Podría Camiroaga haber evitado que se quemara la suya? Probablemente.
Un antiguo y querido agricultor de la zona, que lamentablemente falleció hace pocos años, solicitaba periódicamente a los Bomberos que revisaran sus instalaciones y le recomendaran prevenciones efectivas. En retribución el colaboraba económicamente con el monto que le parecía adecuado. El ahorraba. Los Bomberos también.
Y este es el punto sobre el que quiero llamar su atención. A fines del año pasado, en el túnel Lo Prado, estábamos en camino a Viña del Mar, se iluminaron unas advertencias: “Incendio en salida de túnel”, decían. Llegamos afuera y una mediana extensión de vegetación ardía entre los accesos norte y sur a los túneles correspondientes y estaba siendo controlado por 3 carros bomba, una o dos brigadas de Conaf, más un helicóptero y 3 aviones dromedario (fumigadores): las viñas del valle de Casablanca aportaban todos sus medios. ¿Exageración? ¡No! A más rápido apagues un incendio menos riesgo de gasto hay. No le de tiempo a las llamas. Es la forma, por supuesto dentro de lo posible, de controlar los incendios forestales y las pérdidas totales.
Maestroweb www.chicureo.com
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