Desde hace poco más de tres décadas, que en diciembre se ilumina una pequeña placita, ubicada en la intersección de la calle José Manuel Aguilar con la avenida Barros Arana en la comuna de Til Til. Un árbol de Navidad de unos 10 metros, se alza para el deleite de los vecinos que residen al centro de dicha comuna. Obra que se replica cada año gracias a las manos de Don Alexis, un hombre que bordea los sesenta años y quien reside justo al frente de la plazuela.
Alexis Ruz nació en una familia sencilla, conformada por cinco hermanos y ambos progenitores. El pequeño Alexis tenía apenas cinco años cuando le tocó sufrir la muerte de su padre. Desde allí, la situación económica familiar se complicó. Debido a su difícil vivir, su madre nunca celebró con ellos la más famosa de las fiestas, la Navidad. “Yo como era tan chico no podía salir a trabajar y nos teníamos que mantener con lo que teníamos no más poh”, comenta Don Alexis.
Tenía 19 años, cuando contrajo matrimonio con Roxana González. Con esa unión, él comenzó a celebrar este día festivo, ella lo introdujo en la magia de la Navidad… además de recibir los regalos que de niño nunca llegaron. Junto con eso, dada a su limitada educación, aprendió sobre el nacimiento del Niño Jesús.
Con ella formó una familia, tuvo un hijo llamado Cristián y actualmente tienen tres nietos. La mayor, de catorce años, vive actualmente con ellos y, al igual que los vecinos del sector, creció viendo cómo su abuelo propagaba todo el espíritu navideño por Til Til con su creación.
El primer arbolito
Todo comenzó cuando se casó, hace aproximadamente cuarenta años. En una oportunidad, vio en una televisión en blanco y negro un árbol navideño de Estados Unidos. De eso, lo que más le llamó la atención, es ver cómo aquel arbolito reunía tanta gente. Ahí pensó en Til Til, un pueblo fantasma como solía llamarlo él. Si pudiera replicar algo similar, “tal vez voy a despertar al pueblo”, pensó en aquel instante.
Don Ale, como le dicen sus vecinos, agarró unos pedazos de cartón que sobraban de un matadero. Dibujó un árbol y renos sobre eso, luego con un clavo perforó delicadamente para colocar las luces sin que se vieran los cables. Con el tiempo pasó del cartón al metal, además de generar una tradición en la que los vecinos participan año a año, siendo ellos mismos quienes financian el árbol con sus aportes voluntarios.
“Cuando hago estas cosas es como un juguete para mí. Yo mismo me hago mi juguete y hago feliz a los demás”, dijo Alexis Ruz, agregando que si él pudiera volver atrás lo haría. Todo para volver a ser un niño, pues aún se siente como uno.
A los cinco años de haber comenzado con esta tradición, Don Alexis comenzó a reunir a los vecinos cada noche del 24 de diciembre alrededor del árbol. Ahí, él realizaba una procesión para incorporar la figura del niño Jesús al pesebre, a modo de inaugurar la Navidad. Sólo después de esto, los niños vuelven a sus casas para abrir los regalos en familia.
Esta tradición nació con la idea de que, mientras él entretiene a los niños, los padres pudieran colocar sus regalos bajo el árbol de sus casas. “Junto a hartos niñitos y esperamos las doce. Salimos caminando por aquí, como a cinco cuadras hay una tenencia y hay una iglesia antigua. Salgo con los niños de allá pa’ llegar justo acá a las doce en el pesebre”, relató el artista. Son los mismos niños los encargados de llevar la figura de Jesús recién nacido al pesebre, mientras otros acompañan con luces y velas.
Un año diferente
Con más de 30 años en esta desinteresada labor, llegó un punto en que Don Alexis se cansó y decidió cortar con la tradición. Este 2017 no armaría el famoso árbol navideño que ilumina Til Til centro.
“No lo quería hacer porque había cosas que me hacían daño a mí y a mi familia”, declaró el artesano. Y es que un par de vecinos del sector comenzaron a propagar rumores de que él se quedaba con parte del dinero recaudado para vacacionar cada año pasada Navidad.
Sin embargo, comenzando la época de recolectar aceitunas, Don Ale parte a trabajar en eso pues vende aceitunas y tortillas. Además, sin que nadie lo haya solicictado, cuenta con un libro en el que tiene detallado el aporte y firma de cada vecino, junto con las boletas de los posteriores gastos. “El libro no miente”, afirma Alexis Ruz.
Diana Rojas, una vecina del sector, fue una de las personas que este año decidió reunirse a otros vecinos para pedirle al artesano que siguiera con la tradición. “Estaba aquí en la casa cuando en la noche me decían ¡Aló! Yo me imaginé que venían a comprar aceitunas. Salí pa’ fuera y resulta que se habían juntado hartas mamás y me pedían que por favor lo hiciera nuevamente”, relató Ruz.
“De chica que en mi mente está el tema del arbolito”, contó Diana. “Tengo 31 años, uno tiene la imagen de él pasando casa por casa pidiendo cooperación”, agregó.
“Usted le da felicidad a los niños. Ese es un momento muy especial para todos”, le dijeron a Don Alexis. Incluso su nieta alegó: “Tata, pero ¿por qué tu haces caso a los comentarios?”. Terminaron por convencerlo y, con los tiempos apretados, partió a Santiago a comprar todo lo que necesitaba.
“Esos niños que yo alegraba ya son papás, algunos van a ser abuelos”, comentó, el hombre que ha tocado el corazón de adultos y niños por más de treinta años.
Como ha sido tanto el tiempo realizando esta labor navideña, en las mismas tiendas le vendieron a crédito las cosas que requería el árbol. Monto que hasta ahora aún no han logrado cubrir por completo.
Hombro a hombro entre algunos vecinos le ayudaron por primera vez en construir la tradición. De la semana que se demoraba solo Alexis Ruz en armarlo, este año lograron hacerlo en tan sólo tres días. “Yo nunca había tenido tanto apoyo. Llegó cualquier gente, mamás con los niños en los brazos a ayudar, a pintar.”, relató el hombre.
“El arbolito nunca es igual”
Así lo comentó Nicolás Jofré, otro vecino del sector quien conoce a Alexis Ruz desde que era pequeño y pasaba junto a su madre a ver el árbol. “Hay que conocerlo para saber qué él no lo hace esperando algo a cambio”, comentó Jofré.
“Para mi primera hija, su primera Navidad fue cuando del arbolito salió el viejito pascuero con los regalos. Entonces qué más maravilloso que esto siguiera haciéndose y poder continuar con la tradición”, expuso Carol Salfate, otra vecina que se involucró este año con la labor de Don Ale.
Por otro lado, el artista de Til Til tiene muchas ideas para seguir por varios años más. La motivación está ahí, pues según sus mismas palabras, el mejor pago es ver cuando se junta toda la gente frente al árbol.
“El sueño mío es que se juntaran dos a tres millones. Yo gasto un millón y medio en el árbol y con el resto traer a niñitos de Graneros, de esas partes, pa’ que vengan a tocar con música”, contó. Además tiene la idea de a futuro crear un pesebre en vivo, con animales reales y música a la chilena.
La inauguración
El pasado 21 de diciembre, los vecinos se reunieron para encender por primera vez el arbolito. “Se juntó cualquier gente, no se podía ni caminar. Estuvo súper lindo”, opinó Alexis al día siguiente.
Además, aquel día un grupo de trabajadoras y apoderados de un jardín lo felicitaron y premiaron por su labor, por lo que le hicieron entrega de un trofeo a modo de reconocimiento. “Ese es el camino que deberían tomar las personas, hacer cosas por los demás. Ayudar a la comunidad, ser empático”, expuso Nicolás Jofré.
Tras la bendición de un sacerdote al árbol y a los niños, Alexis Ruz encendió lo que con esfuerzo y cariño armaron entre los vecinos de Til Til. La gente vitoreó y celebró que lo hayan logrado, y es que apenas las luces iluminaron el árbol comenzó a salir “nieve” desde el centro de este. “Hasta los adultos se ponían ahí pa’ que les cayera nieve. Toda la gente contenta”, relató Diana.
Por otro lado, Don Alexis da una enseñanza: “Yo creo que todas las personas cuando tienen un deseo, tienen que luchar”, comentó. Y es que se siente completamente optimista en realizar su sueño y hacer del árbol un evento cada vez más grande para alegrar a todos los niños.
“Él dice que si Jesús se sacrificó por nosotros, por qué él no se va a sacrificar por hacerle algo lindo a los niños”, contó Diana Rojas, agradecida del hombre que año tras año lleva la magia de la navidad a la intersección de la calle José Manuel Aguilar con la avenida Barros Arana de la comuna de Til Til.
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