A menos de dos semanas de rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), la ansiedad va en aumento. La mayoría de los graduados de cuarto medio se impone la tarea de estudiar sin recreos, intentando que este último esfuerzo se vea reflejado en los puntajes académicos, aunque esto no siempre es lo más recomendable.
Además de la preocupación por absorber los contenidos escolares, los jóvenes se enfrentan a una pregunta fundamental: “¿Qué estudiar?”. Esa angustia puede generar un estado anímico desfavorable para rendir una buena PSU. Entre facsímiles y ensayos, es difícil concentrarse y dar la prueba en las mejores condiciones.
Para el psicólogo Felipe Vergara, coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, la mejor manera de enfrentar el periodo previo a la PSU es equilibrando el estudio con la distracción. “Es importante confiar en lo estudiado y planificar los estudios de última hora, manteniendo un espacio para el entretenimiento o distracción, sin caer en procrastinación; mantener un espacio adecuado para el estudio; no perder ninguna instancia de ensayo de PSU, porque la habilidad para mantener la concentración durante largos periodos de tiempo es entrenable, pero requiere disciplina, por lo tanto no hay que desperdiciar estas instancias”, comenta el profesional.
Sobre cuánto y cómo estudiar, el experto señala que como el aprendizaje es un proceso, es necesario plantearse el estudio con cierto grado de motivación. “Será necesario buscar estas instancias si es que no están disponibles en lo inmediato, generar grupos de estudio, utilizar nuevas metodologías, etc.”, indica el psicólogo.
Si parte de las preocupaciones son las dudas vocacionales, siempre es bueno consultar. “Sin embargo, es importante informarse o tomar orientación vocacional mucho antes de dar la prueba, de manera que el lograr los objetivos propuestos sea una guía y un aspecto alentador en el proceso de preparar la prueba. La vocación es algo que más bien se conoce y desarrolla en la medida que nos conocemos a nosotros mismos, por lo tanto, lo mejor es que si bien tomemos los consejos de los demás, podamos analizarlos a la luz de los talentos y habilidades propias”, comenta Vergara.
A la espera de los resultados
Una vez dada la esperada prueba, muchos pasarán a un momento de tranquilidad con mezcla de ansiedad frente a los posibles resultados. ¿Qué hacer? “El esfuerzo aquí ya está hecho, por lo tanto, queda más bien esperar los resultados con calma. Y en el caso de que no se pueda adelantar el proceso de matrícula, aprovechar esta instancia para descansar”, recomienda el docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
En el caso de que se piense que no se rindió una prueba satisfactoria, Felipe Vergara recuerda que ésta no es la única oportunidad. “Existen instancias para poder intentarlo nuevamente. Son las limitaciones que nos imponemos las que nos impiden luchar por aquello que realmente queremos. Si nos planteamos como limitados desde un principio, es difícil que realmente logremos recorrer todo el proceso que es necesario hacer para llegar a donde queremos”, concluye el psicólogo.
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