Fuente: El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile
Richard García
La primera vez que el astrónomo aficionado Dámaso García de la Maza vio Saturno por un telescopio a la luz del día no lo podía creer. “Pensé que estaba equivocado, que era un día especial, pero lo estaba viendo en Santiago en pleno mes de abril”. Repitió la observación varias veces hasta que se convenció.
No conforme con la certeza, buscó en la web y se encontró que también había otros astrónomos aficionados, muy pocos, que estaban haciendo lo mismo y que compartían sus fotos en la red. Ello pese a que previamente había consultado sobre la posibilidad a varios observatorios astronómicos turísticos chilenos y la respuesta fue o que era imposible o que solo se podía bajo condiciones muy raras.
La clave, dice, está en la tecnología que hoy está disponible para ver las estrellas. “Los telescopios vienen hoy en un día con un computador y si uno le da las coordenadas absolutamente exactas de la posición de un objeto en el cielo, llega a lo que se pide a cualquier hora del día. En cambio hacerlo en forma manual era como buscar una aguja en un pajar “.
García de la Maza, quien es corredor de bolsa, se ha entusiasmado con la astronomía de tal forma que construyó una cúpula en su patio de Chicureo, dentro de la que instaló un telescopio fijo. Tiene, además, un telescopio solar y otro óptico de menor tamaño con los que se dedica a la divulgación astronómica en los colegios. Pero justo este año que quería mostrar los astros de día a más personas le ha sido casi imposible porque predominaron los días con mucha nubosidad. Solo a mediados de noviembre pudo, finalmente, apuntar a cielos diáfanos.
La semana pasada, por ejemplo, no solo pudo ver los planetas, sino que también algunas estrellas como Sirio, Canopus y Gacrux, que presentan magnitudes entre 1 y 1,5, es decir, están entre las más brillantes.
Al observar por el ocular, las estrellas aparecen como si fueran pequeños puntos luminosos que resaltan sobre el azul del cielo diurno.
En cuanto a los planetas, los que se ven mejor son Venus, Júpiter y Saturno. Los dos primeros presentan una coloración gris azulada y en el caso del primero se distingue incluso cierto volumen. Saturno es tan llamativo de día como de noche, ya que se aprecian con nitidez, no solo el planeta, sino que también sus anillos.
García de la Maza cree que hacer astronomía de día abre una posibilidad que podría ser aprovechada por escolares y turistas. “Es una forma didáctica de demostrar la rotación de la Tierra”, dice, porque los objetos que parece que desaparecieran durante la noche en determinadas épocas del año, en realidad siguen ahí, pero de día.
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