Este sábado 4 de octubre se celebra el Día Internacional de los Animales, una fecha que conmemora a San Francisco de Asís, patrono de los animales, uno de los primeros impulsores de su cuidado. Este día pone en relevancia el tema de la tenencia responsable de mascotas y la importancia de que los seres humanos compartamos nuestra vida con uno de ellos.
Al respecto, Verónica Navarrete, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, destaca la importancia que tienen las mascotas en el desarrollo intelectual y afectivo de los niños, así como en la vida cotidiana de los adultos mayores.
“Los niños con sus mascotas pueden expresar afecto y cariño, a la vez que comprenden que los animales, así como todos los seres vivos, requieren de cuidados, respeto y atención. Esto repercute en el desarrollo de la sensibilidad y tolerancia de los pequeños, permitiéndoles tomar conciencia de que los seres vivos tienen diversas necesidades y que las expresan de modos diferentes. Además, en la vinculación con sus mascotas, los niños aprenden que la comunicación entre los seres vivos no solo depende de las palabras, sino que existen diversas formas de comunicarse”, señala la experta.
En relación a la edad más adecuada para regalarle una mascota a un niño, la psicóloga plantea que eso es relativo y que depende de la decisión de cada familia. “Si la idea es que el niño se haga cargo de su mascota, debe a lo menos haber superado la etapa pre escolar y poder asumir una responsabilidad, tomando en cuenta que esta debe siempre estar supervisada por sus padres, informándole los cuidados específicos que su mascota requiere”, precisa.
En ese sentido, señala que sí se les puede exigir a los niños cumplir con algunas responsabilidades frente al cuidado de sus animales. “Se les puede exigir ser responsables con las tareas y actividades a las cuales ellos se comprometieron al asumir su mascota, las cuales fueron evaluadas en familia y aparecen adecuadas de asumir de acuerdo al nivel de desarrollo del niño. Pero no se les puede exigir hacerse cargo de todo lo que significa tener una mascota en la casa, ya que no se encuentran preparados para asumir todo lo que está relacionado a su cuidado, pudiendo convertirse así en una experiencia muy dañina, tanto para la mascota como para el niño y su familia”, indica la especialista.
De igual modo, aclara que las mascotas no deben ser vistas como herramientas paliativas para un problema o como juguetes para solucionar dificultades internas de la familia. “La decisión de integrar una mascota a una familia debe ser tomada a conciencia, ya que el cuidado de ellas requiere de trabajo, organización y compromiso por parte de la familia. Si la familia se encuentra atravesando una crisis importante, es imposible que esté en condiciones de hacerse cargo de otro ser vivo, por lo que la incorporación de una mascota puede convertirse en un estresor, más que en un elemento beneficioso”, explica Verónica Navarrete.
Lo mismo ocurre en el caso de niños con problemas de rendimiento escolar. “Si bien el cuidado de una mascota puede apoyar al niño en el desarrollo de hábitos, como también con el comprometerse y responsabilizarse por su mascota, el hecho de no rendir adecuadamente en el colegio no siempre está asociado a esas variables, por lo que es importante conocer las causas que están afectando el rendimiento escolar antes de pensar en que el que se haga cargo de un ser vivo es sinónimo de que le irá bien en el colegio”, puntualiza la psicóloga.
No obstante lo anterior, destaca que las mascotas en general apoyan en las familias el desarrollo de la comunicación y la convivencia, lo que se ve favorecido por los paseos al aire libre, actividades y pasatiempos en común.
“Los niños aprenden desde pequeños a leer las necesidades de su mascota y a responder acorde a lo requerido, lo cual favorece el desarrollo de la comunicación a través de lo no verbal con otros seres vivos, y a la vez apoya el desarrollo de la empatía, ya que el niño es capaz de ponerse en el lugar de su mascota cuando tiene sed o no le gusta que lo bañen, y así va desarrollando habilidades relacionales básicas”, comenta.
Los adultos mayores
Los adultos también se ven beneficiados al tener una mascota. “Muchas veces al tener una mascota, se permiten demostrar afectos y emociones que con sus iguales no se permitirían”, dice la experta.
Adicionalmente, las mascotas son de gran apoyo en los ancianos e incluso cumplen funciones terapéuticas. “Evitan el sedentarismo al exigir que el adulto mayor desarrolle actividades como sacarlos de paseo o llevarlos al veterinario. Por otra parte, el tener que cumplir rutinas de cuidado con el animal, les permite mantenerse activos”, indica.
“Las mascotas también suplen deterioros físicos de los adultos mayores, tales como los auditivos: les avisan si suena el teléfono o si alguien llama a la puerta. Lo anterior repercute en la seguridad y confianza del adulto mayor, ya que se siente protegido por su mascota”, agrega.
Finalmente, los adultos valoran la incondicionalidad de su mascota y se sienten acompañados por ellos en espacios de soledad y desesperanza. “Una parte relevante es el apoyo a nivel anímico que brindan las mascotas a los adultos mayores. Los hace sentirse acompañados y que le importan a alguien; les brindan alegrías que los aleja del fantasma de la depresión y la soledad. Es más, se ha visto que muchas veces disminuyen las quejas somáticas de los adultos mayores al tener una mascota”, concluye la profesora de Psicología de la Universidad del Pacífico.
Últimos Comentarios