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Javier Fuenzalida A., Profesor, Universidad Finis Terrae

Todos somos iguales ante la ley…excepto cuando este gobierno nos convoque a votar, contradictoriamente con su bandera principal la lucha por minimizar la desigualdad social para armonizar mejor la vida y convivencia de los ciudadanos, de modo que todos puedan beneficiarse de las oportunidades en pro de su mayor bienestar.
La reforma tributaria y la reforma de la educación están dirigidos a ese objetivo. Sin embargo la reforma electoral va en el sentido contrario, pues establece como elemento esencial la desigualdad entre los votantes que son los mismos que debieran beneficiarse de la menor desigualdad en su bienestar. Contradicción.

Alguno críticos han visto en el proyecto desigualitario un intento por agrupar los distritos de modo que favoreciera a la Concertación+PC. Por ejemplo, el nuevo distrito 10 que agruparía a Providencia, Ñuñoa, Santiago, Macul, San Joaquín y La Granja, permitiría a los habitantes C2, C3 y D imponerse sobre los ABC1 de Providencia. Otro, el 11 donde los ABC1 de Vitacura, las Condes y Lo Barnechea, se le agrega la Reina y Peñalolén para mejorar las opciones de la izquierda. En otros se agrupan ciudadanos que poco tienen en común como el 7, Valparaíso y comunas costera se le suma Juan Fernández e Isla de Pascua. No habrá posibilidades que un pascuense llegue al parlamento.

Pero la mayor desigualdad se produce en la clasificación de los ciudadanos en cuanto a su capacidad e intelecto para votar. Un aysenino (distrito 27) sólo necesita 36.657 votos para ser elegido diputado, pero uno del distrito 8 (Cerrillos, Pudahuel, Maipú, Colina, Lampa, Tiltil, Quilicura) necesita 221.451 votos para ser elegido, 6 veces más esfuerzo que el de un aysenino para llegar al Congreso. El aysenino sería un ser superior en comparación con uno de Maipú. ¿Tienen en Aysén 6 veces más materia gris que los ciudadanos de Colina, Pudahuel?

Así, un iquiqueño vale la mitad de un ariqueño, un copiapino vale más del doble de un antofagastino, un puentealtino vale casi tres veces más que uno de La Granja, etc. No hay dos distritos donde los votantes tengan el mismo valor y eso no es diversidad.

Los cientistas políticos han ideado numerosos sistemas electorales discriminatorios en que no hay dos individuos que tengan que hacer el mismo esfuerzo para llegar al parlamento. Sin embargo, los ingleses, padres del liberalismo moderno, han optado por la simplicidad. El país está dividido en tantos distritos como parlamentarios tiene la Cámara de los Comunes. De este modo, en cada distrito se elige uno solo, el que saca más votos. Es el sistema unimodal, por supuestos muy superior a los demás.

Es de esperar que la discusión en el parlamento opte por el sistema unimodal en vez de violar el precepto de igualdad ante la ley mediante las discriminaciones de los candidatos en cuanto a su valoración.