Las temperaturas más cálidas, con máximas sobre los 20°, han marcado el otoño 2014 en Santiago. Según los expertos, esto da cuenta de un “alargamiento del verano” o “retraso del invierno” con fuerte oscilación térmica. Si bien en abril las mínimas fueron más bajas que lo habitual para la fecha, mayo cambió el escenario con mínimas de 2,6 grados por sobre el promedio y máximas 0,8 grados por sobre la media, transformándolo en uno de los más cálidos de la historia (ver infografía).
De hecho, la Región Metropolitana es la única zona del país que mostró un alza de temperaturas en ese período. “Esta tendencia al alza se mantendrá en las próximas semanas desde Santiago al sur, con temperaturas máximas que superarán al promedio en un rango de medio a un grado”, explicó Juan Quintana, climatólogo de la Dirección Meteorológica de Chile.
La condición que presenta este mes radica en una mayor nubosidad que impide que la radiación o energía acumulada en el día se disipe durante la noche, sumando el cambio climático que ha aumentado las mínimas y máximas en todo el orbe.
Los principales efectos de un otoño más cálido radican en el retraso de las siembras de cereales en la zona central y la latencia de los frutales. “Estos necesitan bajas temperaturas en otoño para el receso de sus semillas y no disminuir su rendimiento, tal como la falta de lluvias atrasa la siembra. Además como la isoterma (punto de congelación) está a más altura, las precipitaciones no caen como nieve, que es lo que necesitamos para alimentar el ciclo hídrico. Como lluvia, escurre y se pierde en el mar”, señaló Fernando Santibáñez, director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la U. de Chile. A estos factores habrían que agregar que el Fenómeno del Niño, previsto para este año, mostrará sus efectos en forma tardía. “Tendremos un otoño y la mitad de un invierno seco, con precipitaciones recién entrando la primavera”, puntualizó.
Cristóbal Juliá, meteorólogo del Centro de Estudios Avanzados de Zonas Aridas (Ceaza), recalcó que lo que más preocupa en esa zona sigue siendo la falta de lluvias que mantiene los embalses a un 5% de su capacidad.
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