El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile y El plan de negocios de Vidal para Club Chicureo, su nuevo complejo deportivo en Chile.

Arturo Vidal Pardo está de cumpleaños el próximo 22 de mayo. Una fecha que, cuenta su primo Carlos Albornoz Pardo, le gustaría pasar en Chile, pero que dada la operación a la rodilla a la que fue sometido esta semana en Barcelona, no está claro aún cuándo podrá concretar este viaje.

“Todo depende de los médicos (…) Él cree que puede llegar al Mundial”, cuenta Carlos, profesor asociado de la Escuela de Negocios de la Universidad del Desarrollo (UDD), y con quien Vidal está dando impulso a un plan de negocios en Chile.

Fue en compañía de Carlos y el hermano de este, Víctor -los tres como socios en partes iguales-, que el afamado futbolista concretó la compra de un club deportivo en Chicureo, Paihuén, que está ubicado cerca del condominio El Algarrobal.

El complejo inmobiliario tiene una superficie de dos hectáreas, 2.500 metros cuadrados construidos y ya tiene 700 socios.

El objetivo de Vidal es doble: tener un lugar en Chile propio para el entrenamiento, pero también hay una motivación empresarial de emprender e invertir en la actividad en la que él se ha desarrollado y conoce perfectamente: el deporte. En otras palabras, comenzar un proyecto de negocios deportivo de alto estándar, orientado a incentivar la actividad física en el país.

Inversiones variadas

Este es el primer negocio que el futbolista de la Juventus concreta en Chile. Hasta ahora, el patrimonio que ha generado por sus millonarios contratos deportivos lo ha destinado mayoritariamente a inversiones líquidas (instrumentos financieros resguardados en bancos de Europa y Estados Unidos) y a unos veinte inmuebles diversificados entre terrenos aún baldíos, a la espera de definir su uso en Macul, Reñaca, Ñuñoa y Peñalolén, y departamentos para la renta, explica Carlos Albornoz, quien preside y lidera el family office que está gestionando los negocios del futbolista (ver recuadro).

Para el proyecto en Chicureo, los socios están invirtiendo del orden de US$ 5 millones entre la compra del inmueble -a un costo de US$ 4 millones-, más el reacondicionamiento que emprenderán entre 2014 y 2015.

El club está hoy totalmente habilitado y cuenta con cuatro canchas de tenis, cinco de futbolito de pasto sintético, piscina semiolímpica temperada, gimnasio con múltiples máquinas y varias salas de fitness, yoga y pilates, entre otros.

El proyecto de los socios es traer las máquinas que Vidal usa en Europa para su entrenamiento y tienen planes de construir una mayor superficie en febrero, cuando lo puedan cerrar durante un mes completo.

Además, cambiaron el nombre del complejo a Club Chicureo, manteniéndolo en el formato de club no masivo, sino de nicho.

¿Cómo el grupo de socios llegó a este activo?

“Hace un año, un año y medio, conversamos con Arturo que él quería tener un lugar donde entrenar cuando viniera a Chile, con los estándares a los que él está acostumbrado. En Alemania y norte de Italia son lugares que trabajan con la última generación en máquinas y en temas de deporte y entrenamiento deportivo. Él tenía esta inquietud, de tener un espacio para que él entrenara. Y surgió esto del club”, cuenta Carlos.

Luego de haber mirado varias alternativas, fue a través de la firma consultora Alta Dirección que les llegó el ofrecimiento de este activo en venta, que calzaba con la búsqueda que estaba haciendo de posibles lugares para emplazarse.

Los socios del proyecto consideraron que cumplía con los requisitos necesarios para la iniciativa. Se trata de un lugar en las afueras de Santiago, libre de contaminación -un aspecto central para el entrenamiento de un deportista de alto rendimiento-, y por otro lado evaluaron que se trata de un activo en marcha.

Está funcionando con una base de socios -en 2014 generará ventas por US$ 1,5 millones-, con números azules y es rentable, y al que harán crecer. De hecho, esperan un crecimiento del 10% anual.

Porque junto con cumplir esta aspiración personal de Vidal, el proyecto tiene una vocación de negocios y de contribuir al desarrollo del deporte.

“Para él es importante usar su popularidad en el desarrollo del deporte. Nos ha pedido desarrollar líneas de trabajo con niños, escuela de fútbol, promover el deporte y ramas deportivas. Este es un negocio de producción, porque la gente se inscribe en ligas y campeonatos”, cuenta su primo.

Añade que el lanzamiento del club lo van a hacer “con Arturo en Chile y antes del Mundial”, dice.

A diferencia de otros complejos deportivos e iniciativas que han surgido de manos de otros deportivas, el proyecto de Vidal y sus socios está basado en la compra de un activo inmobiliario -no es un comodato-, en una de las zonas de mayor desarrollo y expansión de Santiago, con la consecuente expectativa de aumento de población y también de la plusvalía de los terrenos.

Carlos Albornoz explica que si hoy el precio promedio del terreno en la zona está en torno a seis a ocho UF el m2, se proyecta que el auge del sector como un nuevo polo de desarrollo inmobiliario lo elevará a futuro. Ahí está el negocio inmobiliario de largo plazo y la razón de hacer el proyecto en un terreno propio. Sus cálculos también apuntan a que Colina duplicará su población y albergará a cerca de 200 mil habitantes hacia 2018.

¿Por qué ahora concretar esta inversión?

Hay un sentido de oportunidad de hacerlo, mientras Vidal está en el apogeo de su carrera, cuando la popularidad, la marca y su imagen están en total auge.

“En cinco años el activo va a estar pagado, y él (Arturo) absolutamente vigente”, dice Carlos Albornoz.

En el mediano plazo, los socios proyectan crecer a otras ubicaciones, y ya estudian dos puntos más: uno de ellos está bastante avanzado, pero no cerca de cerrar, dice Carlos, en Santiago, en la zona sur, y otro en la zona oriente.

”Para él es importante usar su popularidad en el desarrollo del deporte. Nos ha pedido desarrollar líneas de trabajo con niños, escuela de fútbol, promover el deporte y ramas deportivas. Este es un negocio de producción, porque la gente se inscribe en ligas y campeonatos”.

”Hoy día estamos trabajando con él en una faceta de empresario, donde él opina y dice lo que quiere, hace tremendas contribuciones de redes (…). Es una marca que abre puertas en todas partes”.

”Hace un año, un año y medio, conversamos con Arturo que él quería tener un lugar donde entrenar cuando viniera a Chile”.

Carlos Albornoz, profesor de la UDD, asesora al “rey” Arturo en sus inversiones en Chile, pues preside el family office.

CARLOS ALBORNOZ, ASESOR DE ARTURO VIDAL

 Cómo opera el ” family office” de la estrella de la selección

Arturo Vidal (cumple 27 años) es primo de Carlos Albornoz (38 años) -sus madres son primas hermanas-, pero le dice tío. En parte por la diferencia de edad y también porque “es bien jerárquica nuestra familia”, cuenta Carlos.

Ambas familias fueron vecinas en la población municipal El Huasco -en el paradero 14 de Santa Rosa-, vivieron al lado en el mismo barrio, donde la población rodea la cancha del club Rodelindo Román.

“Nuestra infancia transcurre una casa al lado de la otra, están pegadas. Abrías la puerta y estábamos a cinco metros del arco”, cuenta Carlos sobre una vida en torno al fútbol, a los entrenamientos del club de Colo Colo y en la que Víctor Albornoz siempre ha estado cercano al futbolista, en el sentido de asumir un rol de padre, de ayudarlo y acompañarlo en su carrera.

Mientras Arturo se abría paso en el mundo futbolístico, los hermanos Albornoz hicieron lo propio en el mundo de los negocios.

Con esfuerzo ambos sacaron carreras universitarias: Víctor (42) ingeniería en ejecución y Carlos es sicólogo de la Universidad Católica de Valparaíso. Ya en el mundo laboral, Víctor trabajó por años en la firma del grupo Luksic, Alusa, y luego de algunos emprendimientos que no fructificaron, hizo surgir su propia firma de envases Kitchenpack.

A su turno, Carlos se fue a Estados Unidos a perfeccionarse con un MBA y PhD a la Universidad de Florida, y fue allí que se involucró en el área de emprendimiento y empresas, razón por la que a su regreso fue reclutado por la UDD como investigador en el tema específico de gestión de empresas familiares y desarrollo de negocios.

Por eso, cuando Arturo Vidal se fue a Alemania en 2008 y empezó a generar ingresos, comenzaron las primeras conversaciones con Carlos para que lo ayudara en qué invertir.

Carlos recuerda que fue en 2009 cuando Arturo le pidió, ya más en concreto, tres ideas de negocios en las que se pudiera desarrollar. Hace tres años que Carlos Albornoz lo asesora en las inversiones y hace dos años y medio que comenzaron a armar el equipo full time para ello. Hoy trabajan con dos ingenieros.

La empresa matriz de Arturo Vidal es Inversiones Vidal (99% de propiedad del futbolista), holding del que dependen las sociedades Area 23 Producciones, que es la productora de eventos y campeonatos, e Inmobiliaria Vimat (Vidal y Matus), la que gestiona los negocios inmobiliarios. Será la primera de estas sociedades la que explotará Club Chicureo. Y en términos de propiedad, el club depende 33% de Vimat y 66% de Sociedad de Inversiones El Albo, relacionada con los hermanos Carlos y Víctor Albornoz. Para la adquisición tuvieron financiamiento del banco Santander (80% de la operación).

Vidal también posee unos 26 caballos manejados por su hermano Sandrino en el Club Hípico, el hobby del futbolista.

Además ha invertido también en una fuente de soda restaurante, Area 23, en alusión a su número de camiseta. También tuvo una pequeña confitería en Santa Rosa.

¿Cuánto es el patrimonio que acumula Vidal?

Carlos Albornoz dice que suma un patrimonio acumulado en Chile de unos US$ 8 millones, cifra que no considera sus inversiones en el exterior.

Albúm fotográfico: Inauguración del Club Paihuén en junio del 2006

Todas las fotos por Kiko Benítez- chicureo.com

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