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Publicado en Noticias el Domingo 16 de Febrero, 2014

Con temperaturas sobre 37 grados, este verano se igualó el récord de máximas registrado en 1915

El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile.

Renata Fernández y Paulina Domínguez 

temperaturas

El primer fin de semana de enero la Dirección Meteorológica había dado la alerta: los capitalinos debían prepararse para una ola de calor que haría que las temperaturas superaran los 38 grados Celsius. ¿La máxima histórica? Los 37.2° registrados en 1915 y que fueron igualados en Tiltil este 4 de enero. Pero ese día sucedió algo inesperado: los incendios forestales en Melipilla hicieron que una capa de humo cubriera Santiago, capa que finalmente absorbió la radiación y controló el aumento del calor.

Apenas unos días después la gente volvió a salir con botellas de agua, sombrillas y bloqueador a las calles, ya que el 7 de enero la estación meteorológica de La Florida marcó 36° y la de Santiago Centro 35.1°. Y en febrero la situación se reafirmó, ya que en lo que va del mes, los termómetros ya alcanzaron los 33.6° el día 12 de febrero.

Así, con temperaturas que con regularidad superan los 30 grados y que incluso llevó a que Metro adelantara su programa de verano para paliar con megaventiladores las altas temperaturas, tanto el verano anterior como el presente confirman una tendencia que se viene desarrollando desde hace tres décadas: las temperaturas máximas medias han aumentado de forma sostenida y ya lo hicieron en más de un grado. La principal razón que explicaría esta alza sería el calentamiento global. Y se prevé que los termómetros seguirían subiendo durante las próximas décadas.

El inicio “definitivo” de las alteraciones

Pero frente a las alarmas por los grados registrados durante este verano, los meteorólogos consultados se apuran en bajar la temperatura de la situación ya que todos confirman que este proceso sería producto del calentamiento global, pero que es un fenómeno gradual y que por el momento “no hay nada de anormal en el verano” y que “estamos dentro del esquema de una condición habitual”.

Sin embargo, sugieren que es el inicio “definitivo” de las alteraciones producidas fruto del fenómeno.

René Garreaud, subdirector del Centro de Ciencia del Clima patrocinado por la Universidad de Chile, plantea que “hay una tendencia a los cambios. Debiéramos comenzar a acostumbrarnos a los fenómenos poco comunes”.

Fenómenos como los 40 grados de sensación térmica que a fines de enero se registraron en la región del Biobío o la ola de calor en La Araucanía. Episodios como las heladas que se vivieron en septiembre del año pasado también forman parte de los eventos inusuales y que serían una consecuencia directa del cambio climático.

Pero los efectos del calentamiento global significan más que solo un aumento de la temperatura. Todos los meteorólogos coinciden en que la más preocupante de estas consecuencias es la sequía, ya que hay maneras efectivas de “capear” los días extremadamente cálidos. “El cambio climático también provoca un efecto en las precipitaciones y eso genera un efecto en la sequía. Eso significa que los fenómenos de la niña van a ser más secos y los del niño no tendrán un efecto tan marcado. No todos los años van a ser iguales, pero hay que ir acostumbrándose a los cambios”, dice Garreaud.

Sergio Erazo, meteorólogo del Laboratorio de Meteorología de la PUCV, advierte de una doble consecuencia del déficit hídrico: “Si continúa el proceso de sequía las heladas van a ser mucho más importantes. Porque a falta de lluvia lo que viene es el frío, y eso pasaría tanto en el campo como en las ciudades”.

Temperaturas extremas más intensas y prolongadas

Según los expertos, Chile aún no está preparado para tomar medidas frente a las consecuencias del calentamiento global. Esto porque “el país está en una etapa de alfabetización” en dicha materia y porque todavía es una discusión que está enmarcada en el ámbito del activismo medioambiental y la academia.

Pero a medida que la gente empiece a “vivir en carne propia” y a “constatar” los efectos del calor, las sequías o los fenómenos climáticos imprevistos, la situación podría revertirse. Y como ejemplo ponen la contaminación, ya que dicen que la gente no se preocupa del tema hasta que ve y respira humo en su propia ciudad.

Esta sería una etapa que Garreaud denomina como “wait and watch”, es decir, que hoy estamos “a la espera” de que se desencadene algún episodio fuera de lo común para reaccionar, pero que se proyecta que en un futuro cercano tanto las personas como el gobierno comiencen a modificar sus comportamientos para hacer frente al calentamiento global.

“En Chile los extremos van a ser cada vez más intensos y más prolongados”, dicen los expertos, sin embargo, plantean que “siempre” han existido episodios que rompen la tendencia histórica y que no es posible asociar el 100% de ellos al calentamiento global.

Un ejemplo de lo anterior sería lo que pasó en Filipinas con el último tifón que azotó al país o las heladas que tuvieron a Estados Unidos con más de 50 grados bajo cero. Lo que podría aumentar fruto del calentamiento global es la frecuencia con la que ocurren estos eventos. Además comentan que tanto en Europa como en Estados Unidos estarían en una etapa “más avanzada” donde tanto el mundo público como los privados buscan amortiguar los efectos del fenómeno ya sea a través de políticas gubernamentales o con acciones de carácter individual como el reciclaje.

Cómo se viene el 2014: vuelven las precipitaciones pero continúa el déficit

Todos los expertos indican que hoy el tiempo en Chile se encuentra en una etapa de “neutralidad”, lo que significa que la temperatura de la superficie del mar se mantiene en rangos normales de entre 13 y 16 grados. Significa además que no estamos en presencia ni del fenómeno del Niño ni de la Niña. Sin embargo, se prevé que la temperatura del mar aumente y que se desarrolle un “fenómeno del Niño moderado”.

Lo bueno, según los expertos, es que dicho fenómeno debería significar un aumento de precipitaciones, situación que todos los meteorólogos estiman como “muy probable”. Lo negativo, es que dado que el fenómeno del Niño será moderado, las lluvias no serán suficientes para revertir los efectos de cuatro años consecutivos de sequía. Según Gianfranco Marcone de ChileWeather, la neutralidad “es una pésima noticia” ya que sería necesario tener un 2014 “extremadamente lluvioso” para juntar agua en embalses y para poder recuperar los terrenos dañados.

Según los meteorólogos, eventos como la lluvia registrada en enero son un fenómeno común en un verano promedio, ya que es “normal” que se acumulen al menos 0,44 milímetros de precipitaciones, lo que correspondería a un día de lluvia ligera en período de verano.

En relación con las temperaturas, todos los registros debieran seguir la tendencia de las últimas décadas y acercarse a “extremos”.

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