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Richard García y Maite Pizarro 

Los autos todavía no se manejan solos pero van para allá. La tecnología que los gobierna es cada vez más compleja, aproximándose más a la robótica que a la mecánica, como ya puede verse en los modelos de alta gama para este año.

Algunos BMW, por ejemplo, cuentan con sistemas de visión nocturna con un alcance de 300 metros. Si el sistema detecta un animal o una persona la resaltan con color amarillo. “No solo destaca en el tablero, sino que se activa un foco que ilumina a la persona sin encandilarla”, destaca Mauricio Muñoz, gerente de ventas La Dehesa de Williamson Balfour Motors, que trae la marca.

Es una de las más recientes innovaciones en lo que se refiere a conducción asistida. Gracias a una combinación de cámaras y radar (dependiendo de la marca y el modelo) hoy hay vehículos capaces de detectar a un transeúnte que va conversando por celular o a un ciclista que se desplaza a un costado del vehículo.

Volvo, por ejemplo cuenta con sistema de sensores que escanea el área que va por delante del vehículo. Si un ciclista repentinamente se desvía y está a punto de generar una colisión, se produce una advertencia electrónica inmediata y al mismo tiempo se aplica la máxima potencia de frenado automático.

También alertan si el vehículo se sale de la pista que le corresponde. En algunos casos hacen vibrar el volante.

El elemento clave detrás del funcionamiento de esta generación de automóviles es la llamada arquitectura electrónica del auto. “En cualquier auto, de cualquier marca, para que funcionen estas tecnologías de frontera es necesario una red que permita procesar la información en tiempo real. Los autos convencionales tienen cables por los que pasa la corriente, pero los más avanzados además requieren otra red computacional, igual que la fibra óptica de un edificio”, explica Patricio Tobar, gerente técnico de Chrysler.

Eso garantiza el funcionamiento preciso de los sistemas anticolisión o de los parabrisas inteligentes -que entregan los datos del GPS o que permiten sintonizar la radio-, para evitar distraerse con la pantalla.

En algunos modelos, como el Dodge Durango de Chrysler, el computador del vehículo hace las veces de piloto automático. Así, si el auto de adelante se desplaza a una velocidad constante de 100 kilómetros por hora, regula la velocidad del vehículo para que se mantenga. Si desacelera, él lo hace también. Volvo posee un sistema equivalente.

La conducción en zonas de riesgo también se ve facilitada. El Range Rover Sport 2014 cuenta con un sensor que detecta la profundidad del agua y advierte si es posible vadear un curso de agua con seguridad.

En el mundo de la entretención, la mayoría de las innovaciones tiene relación con dispositivos externos que se pueden conectar al auto vía bluetooth u otros sistemas.

Un ejemplo es el R-Link, de Renault, que permite enlazar la pantalla táctil del vehículo con el contenido del teléfono móvil. Para mayor seguridad algunas aplicaciones (como el sudoku, fotos o videos) solo pueden ser empleadas si el vehículo está detenido.

Volvo desarrolló la tecnología sensus , que permite la conectividad del vehículo a internet mediante una pantalla táctil, y que además permite compartir WIFI con los otros pasajeros del vehículo.

Además, monitores de los autos se adaptan al mundo de las aplicaciones. Los BMW, por ejemplo, reconocen algunas de las aplicaciones de Apple en su pantalla.