por Benjamín Blanco A.
Mientras cuatro focos de incendios forestales arrasaban, el martes pasado, 2.800 hectáreas en la provincia de Melipilla, en los hangares del aeropuerto de Rodelillo en Viña del Mar -a 60 km del siniestro- permanecían en tierra dos de los tres aviones que posee la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Las aeronaves, modelo PZL Dromader y con una capacidad para trasladar 2.000 litros de agua, son vitales para combatir focos cercanos a viviendas. Aunque se evaluó utilizarlos, no volaron: sólo se ocupó el helicóptero Sokol que posee Conaf. “En Valparaíso hay muchas casas cerca de bosques. Se optó por no desprotegerlas utilizando las naves”, afirma el director ejecutivo de la institución, Eduardo Vial. En los últimos cinco años -coincidiendo con la gestión de Vial-, el presupuesto del departamento de manejo del fuego aumentó un 76,6%, totalizando $ 16.879 millones para 2014. A pesar de esto, el número de siniestros se ha mantenido, y hasta junio de este año se ha reducido la cantidad de hectáreas afectadas (ver infografía). Esta disminución se debe, según Vial, al efecto de los incendios de Torres del Paine (2011) y Carahue (2012). “Existe mayor conciencia después de incendios catastróficos y lo ideal es que se mantenga”, asegura. También, el entrenamiento de los brigadistas y las inversiones en prevención son algunas de las claves que explican esta situación.
1 Rotación en brigadas
Los requisitos para ser brigadista de Conaf son: buena capacidad física y aprobar un test sicológico. El entrenamiento dura una semana, bastante menos si se compara con bomberos, donde el proceso es de dos meses. Pero para el director de Conaf, el gran problema es la alta rotación de funcionarios. “Los contratos duran la temporada de incendios (octubre a marzo) y al año siguiente sólo regresa el 50%”, dice.
Los brigadistas reciben, en promedio, $ 300 mil de sueldo, durante los seis meses en que trabajan en operaciones de extinción de fuego. Durante esos meses se forman 132 equipos, con 1.626 miembros, pero en el año el departamento se reduce a 250 y ninguna brigada operativa. “A partir de 2014 dejaremos una permanente todo el año, pues hemos detectado que, debido a la falta de lluvia, en junio se han producido incendios”, comenta Vial. Jorge Martínez, miembro del sindicato de Conaf, critica el ingreso escalonado. “Deberían entrar todos en octubre, no esperar”, dice. De hecho, en Santiago hay destinados 118 efectivos, pero actualmente trabajan sólo 86. “Si la situación de esta semana nos pillaba hace tres años, no hubiéramos tenido brigadas: antes se formaban en diciembre. El ingreso escalonado se debe a que el peak es en enero”, defiende Vial.
2 Equipos y tecnología
Durante la temporada de incendios, Conaf arrienda siete helicópteros (ver infografía). Además, cuenta con los dos aviones de Valparaíso y un tercero que no está operativo. “Se vencen las horas del motor y hay que cambiarlo”, plantea Vial. A éstos se suma el helicóptero Sokol, el cual tuvo un costo de US$ 9 millones y se evaluó devolver debido a su onerosa mantención. A pesar del aumento en el presupuesto, el ítem adquisición de máquinas y equipos disminuyó un 50,3% en 2014. Esto se debió a que terminó un extenso programa de adquisiciones, que incluyó la renovación de equipos y la instalación de antenas repetidoras para mejorar la comunicación. También, se compraron vehículos terrestres con motobombas adosadas: “Hay un desequilibrio en los gastos e inversiones que hace Conaf. Se destina muy poco a investigación y desarrollo o a las indagaciones post incendio”, dice el profesor Guillermo Julio, experto en incendios forestales de la U. de Chile.
3 Prevención de fuego
Hasta mediados de la década pasada, Conaf financiaba la bencina de aviones particulares para vuelos de monitoreo y detección de fumarolas. En la institución dicen que eso ya no es necesario, pues la mayoría de los incendios se avisa por otras vías, como teléfonos celulares. A pesar de esta mejora, los incendios en las zonas periféricas de las ciudades han aumentado. “La mayor prevención se hace en lo que se conoce como la interface urbano-rural, debido al crecimiento de parcelas de agrado cerca de bosques”, comenta Juvenal Bosnich, jefe del departamento de control de fuego de la Conaf en la X Región.
“Se debe hacer más campaña de educación, interacción con otros sectores de la comunidad. Una forma de evitar que los incendios lleguen a la ciudad es desmalezando esa interface en los meses previos al verano”, dice Julio. Según Vial, en los últimos años también han aumentado las rondas de brigadistas: “Esto permite que de los cinco mil incendios anuales que tenemos, 4.800 pasen inadvertidos y no lleguen a mayores”.
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