vía Hub Sustentabilidad.

Escrito por: G.B.M.

El punto limpio de Santa Elena Ecourbe, en Chicureo Norte, fue el segundo de Chile y el primero de los tres en Colina. Foto del archivo de Kiko Benítez.

Separar la basura y saber diferenciar los números para los distintos tipos de plástico y cuáles sí se reciclan y cuáles no, es algo que se termina por aprender cada vez que hay que ir a un punto limpio. En particular los de Triciclos, que tienen separaciones para 12 tipos de materiales y que se han ido convirtiendo en paseo obligado de fin de semana para muchos santiaguinos. Y a partir de este año también para personas de regiones, pues esta empresa B pasó de gestionar 25 puntos en 2012, a más de 40 en 2013, la mayoría de los nuevos, fuera de Santiago.

“Estamos de Arica a Castro, pero eso implica una complicación logística muy importante, porque tienes que asegurar la trazabilidad del material. Son 12 materiales que van a distintas industrias. En regiones no existen plantas de reciclaje donde termina el material. Hay centros de acopio, intermediarios, pero las plantas recicladoras en general están todas en la región metropolitana. Hay algunas que se podrían desviar hacia regiones, que son plantas de menor inversión, por ejemplo, procesadoras de plástico. Pero si estamos hablando de refinerías de vidrio, metal o celulosa, las inversiones son tan grandes que es difícil que se replique a lo largo de Chile, por eso de alguna manera siempre vamos a tener que volver a Santiago.”, explica Anita , de Triciclos.

“La logística es diferente para cada caso. En las islas Juan Fernández, ahí nos apoya la Armada, que trae en barco los materiales que se van a reciclar cada cierto tiempo. Entonces, está en cierta forma subvencionado. En otras partes de Chile se trabaja con fletes de retorno de otros camiones que te abaratan más el costo. O bien, los propios clientes que te compran los puntos limpios, lo traen en sus camiones. Otras veces simplemente, hay que pagar el transporte, que se paga bien caro”.

El objetivo siempre hacer el máximo por separar los materiales. “Si mezclas las cosas, o haces una recolección con menos acuciosidad, en algún momento tienes que asumir costos de resegregación. La idea es que cada uno de esos materiales fluya hacia donde corresponde. Y que eso nos permita asegurar la trazabilidad a las personas que nos visitan, que el esfuerzo que están haciendo es por algo”.

Y hasta ahora, aunque Triciclos progresa y crece, el volumen de basura que generamos los chilenos es todavía muy grande respecto de lo que reciclamos. “No reciclamos ni siquiera el 1% de la basura que se genera en Chile. Los vertederos siguen funcionando, siguen colapsados y siguen abriendo rellenos sanitarios. La diferencia la hemos notado a nivel de plantas recicladoras. Ha sido un aporte para ese mercado”.

Y la pregunta legítima, ¿tiene sentido reciclar? ¿Se reutiliza efectivamente el material? “Nosotros somos un eslabón más en la cadena. Acopiamos y les vendemos a plantas recicladoras y ellos transforman el material en nueva materia prima, que después se vende. En ese sentido estás aportando a crear mayor flujo y a sustentar la operación económica de esas plantas. Hemos ido de a poco ayudando a crear mercado”.

Para saber qué significa el esfuerzo de cada persona al separar sus materiales desechados, es que publican las ecoequivalencias todos los meses en el Punto Limpio. “Ese informe te muestra la cantidad de kilos recuperados y el ahorro en recursos para procesos productivos. Manejamos un índice de agua, de CO2, árboles talados, petróleo usado y energía eléctrica. Hay una fórmula internacional que ocupamos”.

Ahora sólo falta que los precios de los productos hechos a partir de material reciclado sean más competitivos, para efectivamente reutilizar y no seguir extrayendo materias primas.