vía Suplemento Revista del Campo.

La Dirección Meteorológica de Chile así resumía su pronóstico previo al lunes 16: “Debido al ingreso de una masa de aire de origen frío, y la condición de cielo despejado prevista para las madrugadas del lunes 16 al miércoles 18, se prevén heladas matinales para las regiones de Valparaíso al Biobío”. Se indicaba que serían más intensas en la madrugada del martes 17, en la V, VI y Región Metropolitana. Los rangos pronosticados iban desde -2 a -4 grados Celsius.

De ahí el llamado a los fruticultores a adoptar medidas para prevenir y mitigar daños, especialmente en el caso de frutales que se encuentran fenológicamente muy sensibles a las heladas y con un alto grado de riesgo de daños, aún con heladas cercanas a cero grados.

Los agricultores tomaron medidas, al menos aquellas que se podían.

 Pero el evento superó las predicciones.

 El lunes 16, a las 06 horas los instrumentos marcaban -1,1° C en Vicuña. Frío también hubo en La Estrella y Cauquenes, -1,2; Traiguén, -1,4; y hasta -2,8, en Frutillar. El peak de -5,6° C fue en Pirque el 17 de septiembre. Y en el resto del país los registros también fueron inquietantes: -3,8 en La Estrella, -3,2 en Codegua, -2,4 en Rancagua y San Francisco de Mostazal, -2,3 en Requínoa, -3,3 en Marchigüe, -3,1 en Graneros, -3,1 en Teno, -2,3 en Cauquenes. Y, como estaba previsto, siguió el Dieciocho, con -0,7 en Calle Larga, -2,0 en Rinconada, -1,7 en Catemu, -4,1 en Tiltil, -3,2 en Colina, -3,5 en Parral.

Si el problema hubieran sido solo las bajas temperaturas, la historia podría haber sido distinta.

Pero, contra todo lo conocido, en esta oportunidad el frío no se detuvo. Y así los cultivos y plantaciones, muchos de ellos ya cuajados o con frutos, estuvieron por varias horas asediados por los grados bajo cero.

De acuerdo con los estudios del Ministerio de Agricultura (Minagri), las temperaturas bajo cero en la zona central se mantuvieron por tres horas el 17 de septiembre, llegando incluso a siete horas en algunas zonas de Colina y Pirque. En la región de Valparaíso, en Catemu, se registraron temperaturas bajo cero durante cinco horas. En el caso de O’Higgins, la duración fue de seis horas en Chimbarongo, Codegua, Graneros Norte y Marchigüe. En el Maule, la duración fue también de seis horas en áreas como La Esperanza, Rari y Tres Esquinas.

Ante eso, las plantas no tienen defensa alguna.

“Cuando las temperaturas bajo cero no duran más de una hora, no siempre provocan un daño tan profundo. El problema aquí es que puede que las temperaturas, en algunas zonas, no hayan sido tan bajas, pero cuando están presentes por cuatro o cinco horas, entonces el daño puede ser muy profundo”, recalca Patricio Crespo, presidente de la SNA.

El dirigente gremial comentó que fue esta situación la que llevó a que incluso el uso de tecnologías no tuviera los efectos esperados.

“A los que pusieron los helicópteros, que al mover las aspas hacen circular el aire provocando una inversión térmica, no les funcionó. Lo que anduvo mejor fueron los aireadores, pero en muchas partes tampoco fueron suficiente”, comenta Crespo.

El impacto movilizó a dirigentes gremiales y a autoridades. Durante la semana pasada, Crespo recorrió prácticamente desde la IV a la VIII Región para ver en qué condiciones quedaron los agricultores. Los directores de Fedefruta se reunieron el miércoles desde las 13 hasta las 19:30 a hacer estimaciones y analizar la situación. Organismos privados, como Cerosario, de la VI Región, pusieron a todos sus profesionales a recorrer campos y a hablar con agricultores. El Minagri, a través del Indap, comenzó a tomar medidas para apoyar a los más dañados y a recabar información que permitiera dimensionar los daños.

El impacto repercutió más fuerte aún después de terminar las festejos del “18”, cuando muchos al volver de las fiestas comenzaron a descubrir el impacto.

“Hay una desolación y desazón muy grande entre los productores. Muchos comentan que nunca antes habían visto algo así”, dice Crespo después de una semana recorriendo campos.

Hasta el jueves pasado en el Comité del Seguro Agrícola habían recibido 500 denuncias, de un total de 14.200 agricultores con subsidio estatal. “Se estima, y de acuerdo a lo informado por las propias compañías de seguros, que las indemnizaciones para este evento de heladas podrían bordear los $1.200 millones”, indicó Ricardo Prado, de Comsa. En tanto, el Ministro de Agricultura, Luis Mayol, explicó que dada la situación, las compañías de seguros ya autorizaron la resiembra o replante sin necesidad de que los inspectores visiten los predios. “Respecto de los no Indap, estamos levantando la información y la próxima semana nos reunimos con los gremios para estudiar medidas posibles de implementar”, comentó.

No solo frutas

De todas formas es importante, dicen los expertos, que todavía hay mucho que no se manifiesta. El impacto real no se conocerá antes de un par de semanas.

“Hay que considerar que la helada no afectó a todos por igual y que la mayor parte de las estimaciones se hacen en lugares donde sí golpeó. Es decir, puede haber muchos campos que no estén afectados”, indica José Miguel Figueroa, director ejecutivo del Centro de Evaluación Cerosario, de la VI Región.

El daño depende de la especie y zona (ver infografías).

René Garcés, quien en Doñihue tiene cerca de 40 hectáreas de cerezas, además de duraznos, nectarines y uvas, en otros campos propios o que administra con familiares, cuenta que “a las parras, a las viñas, a los parronales y a los kiwis, los pilló en brote y los heló en forma importante. También heló muchísimo a los nectarines que estaban en flor, en fruto chico definido y en caída de pétalo. Lo mismo en las ciruelas y duraznos”.

Efectivamente, los carozos -especialmente la cereza- y la uva vinífera están entre las frutas más golpeadas. En el Valle de Casablanca se vieron especialmente afectadas las de pinot noir y las de chardonnay, explica Francisco Godoy, gerente general de la Asociación de Empresarios Vitivinícolas del Valle de Casablanca, entidad que mañana realizará un seminario, con especialistas de la UC, sobre cómo manejar las parras post heladas.

Ramón Achurra, productor y exportador frutícola, posee en Codegua más de 100 hectáreas. Cuenta que para la uva de mesa, el daño depende de la variedad. “La superior seedless resultó completamente quemada. Otras como la sultanina y red globe, que al momento de la helada estaban brotando, tendrán que ser evaluadas en unas semanas”, dice.

Las hortalizas, especialmente los primores, también están golpeadas. “Hay un efecto importante entre los productores de algunas zonas que, por sus características climáticas más temperadas, son más favorecidas para las siembras y plantaciones tempranas”, señala Alejandro Cifuentes, presidente de Hortach.

“Si cae esta misma helada el 15 de octubre o después estaríamos hablando de una catástrofe”, señala. El efecto será en los primores que iban a salir en diciembre, es decir, los primeros melones y sandías, zapallos italianos y pepinos de ensalada de la temporada.

Pero es muy temprano para dimensionar el impacto económico. “En cerezas, por ejemplo, se estaban estimando unos 19 millones de cajas exportadas. La pérdida que se proyecta es de por lo menos unos cinco millones. Si fuera así, a US$30 FOB, significa unos US$ 150 millones, solo en cerezas”, plantea Cristián Allendes, presidente de Fedefruta.

Más allá de las pérdidas millonarias que ocasionarán las heladas, lo que ya se escucha es preocupación por lo que pueda ocurrir con la mano de obra, ya que podría implicar que mucha gente no tendrá el trabajo que usualmente comienza en esta época.

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