El Mercurio.com – El periódico líder de noticias en Chile.
Manuel Valencia
La expresión “de Plaza Italia para arriba” ha marcado siempre una especie de barrera social para diferenciar las dos caras socioeconómicas del Gran Santiago: las familias vulnerables, emergentes y de clase media que se agrupan preferentemente en el poniente y las de clase media y alta que se ubican en el cono de seis comunas donde se concentra el segmento ABC1: Providencia, Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y sectores de Ñuñoa.
Pero en la última década la frontera parece haberse quebrado: un estudio realizado por los geógrafos Jorge Ortiz, de la Universidad de Chile, y Severino Escolano, de la Universidad de Zaragoza, muestra que los grupos de altos ingresos han comenzado a desplazarse de su tradicional ubicación.
La tendencia ya la arroja el Censo 2002 y sus proyecciones a 2012. Hasta ese año se cambiaron de casa 47.777 familias provenientes de ese sector. Si bien la mayoría (26.174, el 54,7%) optó por permanecer en el mismo sector oriente, 3.514 (7,3%) se fueron a Santiago centro y 11.057 (23%) a la denominada “periferia compacta”, es decir, comunas como Huechuraba, Peñalolén, La Florida, Puente Alto y Santiago.
¿A qué se debe el cambio? El geógrafo Jorge Ortiz explica que quienes emigran del sector oriente lo hacen porque buscan otros atributos en zonas que no se identificaban con familias de estratos altos. “Salen en búsqueda de condiciones ambientales distintas y se radican en espacios protegidos, como condominios cerrados. Esto se ha dado en sectores como Pedro Fontova en Huechuraba. Es un proceso en el que participan tipos de profesionales como ingenieros, médicos, abogados y arquitectos, adultos jóvenes”.
Ortiz precisa que este fenómeno no implica una reducción de la segregación social, sino que conforma una nueva tipología de la misma. “No hay mezcla y es una segregación aún más dura o violenta porque hoy una persona del sector poniente no está impedida de caminar por comunas como Vitacura, pero sí lo está un vecino de una misma comuna en un condominio cerrado con áreas verdes y otros equipamientos que está cerca de su casa, que no tiene lo mismo”.
No es el único aliciente para el cambio. El director de estudios de la consultora inmobiliaria AGS, Esteban González, señala que el mercado ha generado una oferta de viviendas de más de 4.000 y 5.000 UF para familias que buscan propiedades con más superficie, que se pueden construir en estas zonas, porque el costo del terreno es menor.
“El fenómeno se da especialmente en el segmento medio alto, que ha vivido un rebalse que no tiene cabida en el centro oriente y se ha extendido a zonas como Chicureo y Peñalolén, pero también en muchas comunas se están conformando núcleos de clase alta provenientes de la comuna, con profesionales que han surgido y no quieren irse de su comuna. Para ellos se están ofertando proyectos como Sol de Aconcagua en Maipú, con casas de más de 5.000 UF”.
La tendencia también incluye a Santiago centro, que ha atraído a personas del sector oriente por los servicios y cercanías a espacios laborales. En ese caso, según González, el proceso se nota en la compra de viviendas patrimoniales localizadas en barrios como Lastarria, Parque Forestal o Bellas Artes.
47.777
personas del sector oriente se mudaron hasta 2002. La tendencia se acentuó en la última década. El 45,3% optó por otros sectores.
Seis
comunas conforman el cono donde se radican familias de altos ingresos: Vitacura, Las Condes, Providencia, La Reina, Lo Barnechea y Ñuñoa.
¿Cómo puede haber integración social con los condominios?
Los condominios con viviendas para familias de altos ingresos en comunas emergentes han conformado verdaderas “islas”, según el geógrafo Javier Ortiz, uno de los autores del estudio. “Tiene que haber inversión que permita generar equipamiento y un mayor vínculo entre quienes viven dentro y fuera de los condominios”, dice y agrega que, de lo contrario, se conforma una segregación en el mismo barrio con vecinos que ven de lejos un lugar con mejor equipamiento, iluminación, áreas verdes e, incluso, comercios y colegios.
La presidenta de la Comisión Asesora Urbana del Gobierno, Antonia Lehmann, advierte que “los condominios debieran siempre estar rodeados de casas que tienen un frente hacia la calle pública, y no presentar un muro ciego continuo hacia esta”. Añade que se podría producir un efecto distinto si se diferencia la oferta. “No veo por qué los condominios tienen que tener casas de un mismo valor; podrían perfectamente estar integrados por casas de valores y tamaños variados”.
Últimos Comentarios