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LUCÍA ADRIASOLA C.
Eligieron construir sus casas en condominios para vivir sin rejas. Querían que sus hijos compartieran con los de sus vecinos y decidieron renunciar a los servicios que ofrece la ciudad.
Habían encontrado la tranquilidad que buscaban, pero hoy la perdieron. Con un cerco eléctrico sobre sus cabezas y tras una reja que antes no había en sus casas, vecinos del sector de Los Trapenses, en Lo Barnechea, y de Los Ingleses, en Chicureo, comuna de Colina, quieren volver a su antigua vida de barrio.
Todos los días Daniella Balin (24) abre la puerta de su casa y se sube a su auto. Apenas lo enciende busca en su cartera el control del portón. Cuando lo encuentra, se abre una reja que no da a la calle. Tras un kilómetro llega a la portería. El guardia la saluda y levanta la barrera para que recién acceda a la avenida Los Trapenses.
Esta acción no es una realidad aislada. Desde hace un año que se volvió una rutina entre los vecinos del condominio El Golf de Manquehue, en Los Trapenses. Alegan vivir inseguros, inmersos en “una ola de asaltos”.
El último informe del Sistema Táctico de Análisis Delictual (STAD) de Carabineros corrobora esa sensación. Hasta el jueves 4 de agosto hubo un alza del 19% en los robos con intimidación en ese cuadrante, en comparación al año pasado. Hubo 88 robos con intimidación en Las Tranqueras, 14 más que en 2012.
“El aumento de robos no es un misterio. Con los vecinos nos hemos organizado para incrementar las medidas de seguridad, porque hemos sabido que hay una banda especializada en el robo a condominios y por eso hemos solicitado más presencia policial”, dice María Elena Alvear, encargada de seguridad de la junta vecinal Las Tranqueras.
“Estamos inseguros, encerrados. Todas las casas han puesto más protección”, dice Marcela Arévalo, quien vive en el condominio Santuario del Valle, en Lo Barnechea, donde un vecino tomó una decisión extrema e instaló una caseta de guardia en el antejardín de su casa.
Una realidad similar se vive en Chicureo, donde, según el último STAD, se ha registrado un 28% más de robos con intimidación en relación a 2012.
En Colina el informe da cuenta de 313 robos con intimidación, 69 más que el año pasado.
“Decidimos venirnos para acá porque era como vivir en el campo, pero ahora estamos todos con cercos eléctricos, igual que en Santiago”, dice Gabriela Domínguez, quien vive hace más de 18 años en el barrio.
“Antes uno tenía que ir para la ciudad, pero ahora es ella la que viene hacia nosotros”, agrega, mientras pasea por el local comercial Los Ingleses, al lado de donde hoy se construye un mall.
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