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Antonia Eyzaguirre A.
En la cumbre del cerro Manquehue ha cerrado negocios Juan Pablo Swett, creador de Trabajando.com. “Puede estar todo hablado y necesitas generar una dinámica más de confianza para cerrar. En estas instancias puedes hablar de cualquier cosa y en cinco minutos cierras el negocio”, asegura. También lo ha hecho en asados de cordero al palo y paseando en bote por Algarrobo.
Generar reuniones en ambientes distendidos y que generen confianza es una tendencia, sobre todo entre los empresarios más jóvenes. La mayoría concuerda en que al salir de la rutina las personas se enfocan en el tema y se cierran los negocios más rápido. En EE.UU. esto ya está bastante extendido, y las reuniones en la madrugada mientras se hace deporte son cada vez más común. Además, se aprovecha de combatir el sobrepeso y el escaso tiempo con que cuentan los ejecutivos.
José Antonio Berríos, fundador de la plataforma de crowdfounding Broota, asegura que le ha tocado de todo, desde reuniones en la playa “de guata al sol” hasta en el cerro. “Depende del perfil de la empresa con quien hagas negocios. Si es una firma joven, puede ser en un cerro o un asado y después envías los papeles para aterrizar lo conversado”, explica.
Benjamín Wolleter trabaja en la empresa tecnológica Moovmedia y asegura que se reúnen a hablar de negocios en Melipilla durante todo el día para distender el ambiente y generar instancias que permitan no solo profundizar el aspecto relacionado con el negocio, sino también para conocer a las personas y “ver si están alineadas con la visión que tenemos como grupo de emprendedores”.
Ejecutivos mayores
Las generaciones mayores siguen reuniéndose en oficinas, restoranes y cada vez más en cafés. José Juan Llugany, gerente general de Carozzi, asegura que no ha visto variaciones. “Quizás se trata de hacer reuniones más cortas y más concentradas”, dice. Y así lo confirma Magdalena Fernández, socia de Seminarium: “Los almuerzos son más livianos, rápidos y sin alcohol, para aprovechar el tiempo”.
Aun así, Alejandra Aranda, socia de Humanitas, dice que las reuniones en salas o dentro de las oficinas están en retirada y que ahora se privilegian espacios neutros, abiertos, que propicien la creatividad y saquen de la rutina. “El deporte ha entrado fuerte, en especial el running y el trekking”, dice.
Swett cuenta que cuando no hace reuniones en lugares distintos, las hace como todo el mundo. Eso sí, ha visto que en algunos lugares la temperatura se pone a 15 grados para que la gente esté más atenta y, como consecuencia, la reunión sea lo más breve posible. “Jugar 18 hoyos de golf es cada día menos común, quizás eso se hace cuando quieres conocer a un socio nuevo, pero no cuando estás cerrando un negocio”.
Los centros de recreación
El interés por espacios al aire libre para hablar de negocios crece en el país.
El parque Outlife, ubicado en un amplio terreno en Chicureo y que tiene hasta canopy, recibe constantemente a hombres de negocios que buscan recrearse y hacer reuniones en un ambiente distinto. “Permite conseguir con mayor facilidad los objetivos de la reunión sin tener que pasar por tantos ‘filtros’ de formalidades que a veces son innecesarios”, dice Juan Pablo Zegers, socio de Outlife.
La misma función tiene el parque Antawaya, ubicado camino a Farellones. “Es gente que quiere salir de lo común y aprovechar los beneficios de ‘descolocar’ a la gente con reuniones y actividades en un lugar único”, asegura Ignacio Valdés, del parque.
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