La composición de colores y el amor al oficio, motivaron a Laura Sánchez a transmitir las técnicas textiles que lleva años desarrollando y aprendiendo a través de distintos cursos y libros.
Texto, Ignacio Valdivieso Elissetche / Fotografías, José Luis Rissetti
Como todos los talleres, el de Laura Sánchez funciona como una sesión terapéutica para los alumnos que asisten, sagradamente una vez por semana, a la pequeña y acogedora sala que construyó al lado de su casa en Chicureo. Allí aprenden a tejer con seis tipos de telar, además de patchwork y bordado. Lleva quince años enseñando estas técnicas que domina con maestría y que aprendió en sus años de estudiante de Diseño en la Universidad Católica, y que perfeccionó en los talleres de Carolina Gana y Pilar Donoso.
Trabajó por años como diseñadora de cerámicas en una importante empresa, sin embargo, cuando ésta dejó de producir y sólo comenzó a importar, quedó cesante. En lugar de buscar un trabajo nuevo, decidió retomar las clases de telar y macramé que antes impartía en los Cobres de Vitacura, después del trabajo.
-El objetivo de mi taller es que los alumnos experimenten en las distintas técnicas textiles y logren un producto creativo y original. Como cada uno elige la técnica que quiere desarrollar, es muy probable que se entusiasme con las otras al ver trabajar a sus compañeros. La mayoría termina incursionando en todas, por lo que es muy dinámico -afirma.
Con hilos, lanas y sedas traídas de la India, Turquía, Hong-Kong y Estados Unidos, Laura teje y borda flores, plantas y animales. “Es lo que más hago, aunque todo es bien libre. De hecho con los alumnos, los temas van surgiendo a medida que avanzamos. Al menos yo nunca sé como va a terminar mi trabajo, pues es el material el que me va sugiriendo como seguir”, explica.
Una de las novedades que surgió en el taller es el bordado en telar, técnica que Laura descubrió experimentando con el telar de varilla, y que es similar al bordado de alfombras, pero más sofisticado. “Este tipo de bordado no se hace, al menos yo no lo he visto en ningún lugar”, asegura.
El taller funciona en módulos de tres horas. Se paga una mensualidad de 70 mil pesos que incluye los materiales. La duración es indefinida y va a depender de cada alumno. Los trabajos de Laura pueden ser vistos en su sitio web: www.lsz.cl.
Texto, Ignacio Valdivieso Elissetche / Fotografías, José Luis Rissetti. |
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