Kiko Benítez

En el comunicado a la prensa que circuló el martes 14 respecto a la lectura de sentencia por un parricidio ocurrido en Chicureo a principios de año, se indica que el “caso resulta emblemático para SERNAM, ya que fue parte querellante del proceso, y por el ensañamiento mostrado por el agresor, quien comete este crimen en contexto de violencia intrafamiliar, toda vez que el acusado “” basa su actuar en la cultura patriarcal“, suponiendo o presuponiendo el SERNAM que el asesino asesina a su amada con alguna superficial intención como la de llamarla a la obediencia, o la de aplicarle un castigo ejemplar para otras posibles amadas.

Shakespeare ataca el tema en 1603 en su famosa tragedia “Otelo: el moro de Venecia”, en la que una serie de actos malintencionados y malentendidos llevan a Otelo, básicamente influenciado por Yago, a estrangular por celos a  Desdémona, su adorada esposa, y a suicidarse en seguida (en la lámina Otelo aparece con un puñal, pero mata a Desdémona con sus manos).

Otelo estaba enfermo de celos. Como posiblemente en muchos casos de femicidio los autores probablemente lo están también, casos completamente diferente de otros en que el victimario agrede hasta la muerte porque la mujer no le sirvió vino, o algo por el estilo como sucedió también hace poco.

El amor, en muchos casos se transforma en una enfermedad mortal, ya sea por asesinato o suicidio, por lo mismo resulta tan importante una cultura al respecto.

La tragedia de Otelo busca, precisamente, prevenir en el tema, esto porque la Tragedia, como género, busca en la audiencia este efecto a través de la “catarsis”. Cito Wikipedia:

“En otras palabras, el espectáculo (tragedia) debe producir en los espectadores, sensaciones de compasión y terror, que los purifique de estas emociones, a fin de que salgan del teatro sintiéndose limpios y elevados, con una alta comprensión de los caminos de los hombres y de los dioses…”

La familia de la víctima en Chicureo consideró que la pena de 15 años aplicada al parricida era insuficiente. Imagino que para Otelo no había peor castigo que la perdida de Desdémona por su propia mano y yo no puedo imaginar, tampoco, un castigo peor para nadie.

De la misma manera como Romeo y Julieta, también de Shakespeare, tiene un rotundo efecto preventivo, es posible que, a nivel escolar, la lectura de esta obra o la exhibición de alguna de sus versiones cinematográficas,  o, más aún, el montaje de ella por grupos de teatro y su posterior discusión, redundaría no sólo en una mayor prevención de estos sucesos trágicos sino que también en una mayor comprensión y compasión de todo lo que implican.

Maestroweb de Chicureo.com